Las celebraciones más inmediatas y, por tanto, las que antes han tenido que aplazarse son las comuniones. Con «los establecimientos cerrados sin saber hasta cuando», el presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería y Turismo de León, Martín Méndez, asegura que la anulación de estos eventos son otro varapalo «horrible» para los negocios. Durante el pasado 2018, solo en la Diócesis de León se celebraron 1.698 comuniones, la mayoría de ellas en el mes de mayo. Para este año, el representante de los hosteleros no se atreve a afirmar que las cancelaciones son del 100%, pero «la mayoría» se están anulando.
Pero los eventos más afectados tanto por el volumen de negocio que generan como por el número de invitados son las bodas. En la provincia, entre marzo y junio del año pasado se celebraron un total de 385 matrimonios, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. A pesar de que la mayoría se programan entre junio y septiembre, en mayo el número de enlaces comienza a repuntar significativamente.
Para el día 16 de ese mes tenían previsto casarse César Cabezas y Tamara Novoa, que no descartan tener que buscar una «solución» que pasa por fijarla para una nueva fecha. Los que ya tienen en marcha la anulación son Adrián Jorge y Verónica Molina, a los que en un primer momento les cancelaron el viaje de novios que tenían previsto tras su enlace, programado para el 20 de junio, por lo que decidieron posponerlo todo a la misma fecha del año que viene y no arriesgar.
La situación actual hace que todas las partes implicadas mantengan cierta flexibilidad en la política de cancelación, sobre todo si se aplaza para una nueva fecha. «Nosotros por ahora lo que estamos haciendo es jugar con la fecha y manteniendo por el momento todo aquello que todavía está dentro de un plazo razonable», explica Manuel García, director del Hotel Conde Luna, con la incertidumbre de hasta cuándo se prolongará la situación. «Muchas veces las fechas posteriores están cogidas por otras personas y no tienes alternativa», asegura. En lo que se refiere a los gastos, «se devolvería» el desembolso económico realizado en concepto de fianza o prepago, aunque «ya no es el trastorno económico, que también, es que tienes una fecha muy señalada para un evento de estas características y no tienes claro si se va a poder llevar a cabo o no», lamenta.
«A la espera de ver cómo se desarrollan los acontecimientos», García asegura que los efectos que tendrá la paralización de todo el sector mientras exista riesgo de contagios por Covid-19 serán «nefastos» y supondrán «la ruina total y la quiebra de muchas empresas», dependiendo «del tiempo que dure, la capacidad de aguante y las medidas que el Gobierno tome para ayudarnos».
En la misma línea se manifiesta la leonesa Lorena Sarmiento, la ‘wedding planner’ responsable de El Sueño de Olivia. «Estamos buscando un equilibrio para que, si no se puede hacer ahora, los novios no cancelen y lo intenten aplazar para que el impacto sea menor entre los proveedores, porque esto es un círculo de economía que tiene que seguir funcionando», explica. Además, «en este momento en el caso de aplazarlo todo el mundo pone de su parte», asegura.
«Los proveedores tampoco quieren perder señales ni contratos que ya tienen porque para ellos también es un palo importante», confirma señalando que «en este sector que al final es todo en un día el desembolso por parte de los novios es muy importante y hay mucha implicación y mucho coste». Sarmiento hace referencia, por ejemplo, a fotógrafos, videógrafos o floristas para explicar que «la pérdida de contratos afecta a tu economía sobre todo para el personal que es autónomo, por lo que por nuestra parte intentamos que se mantenga todo y se intente aplazar la fecha».
Con esta situación de inseguridad, «los novios también se ven abrumados por el hecho de no poder celebrar ese día y tener un desembolso igualmente», confiesa. En su caso, la boda más cercana que estaba organizando era el 16 de mayo. Ya ha hablado con los novios y «hemos pensado que lo mejor es aplazarla para más adelante». Era una boda «pequeña» con alrededor de una treintena de invitados por lo que los trámites están siendo «más o menos factibles», pero los problemas son «mucho mayores» mientras más grande sea el evento. De media, unas 150 personas participan en cada una de estas celebraciones en la provincia, que se centran en los meses «en los que el buen tiempo está más garantizado». En estos casos, aplazar un evento de estas características también supone «gestionar a los invitados, no solo a los proveedores», ya que «han cerrado fechas, tendrán vuelos, billetes cogidos o reservas de hotel», apunta.
Por lo que ha podido hablar estos días de cuarentena con compañeros del sector, «para mayo y junio prácticamente todo el mundo está aplazando o cancelando, en julio y agosto todavía hay más dudas y septiembre se ve con más esperanza», detalla insistiendo en la incertidumbre sobre cómo será la vuelta a la normalidad. «Los restaurantes tampoco saben muy bien cuándo va a finalizar todo esto, está todo un poco en el aire», confiesa, por lo que las nuevas fechas de las bodas que se aplazan son de cara al otoño e, incluso, al invierno.
Además, confirma, buscar un nuevo día para darse el ‘sí, quiero’ no es fácil. «Hay muchos clientes que se guían por las fechas y lo demás les da un poquito igual, pero también tenemos novios para los que lo más importante es el lugar de celebración y realmente la fecha les da un poco igual... por lo que hay que tratarlos de manera diferente», asegura. Así, «a algunos no les afecta dejarlo para el año que viene», dice comentando en lo que se refiere a los aplazamientos los proveedores están dando un año de plazo para la nueva fecha.
Por otra parte, esta situación «nueva» para todos «puede generar mucha angustia y mucha desazón en los novios», por lo que «hay que apoyarles» y «tratarlo con naturalidad y buscar soluciones», incide.
A pesar de que los enlaces se pospongan y no se anulen, el descalabro económico será importante para el sector con el parón de estos meses y sin vislumbrar en el horizonte la fecha en la que puedan volver a trabajar con normalidad y recuperar las celebraciones perdidas.
"Te llevas un disgusto, nosotros lo teníamos ya todo preparado"
Adrián Jorge y Verónica MolinaLos leoneses Adrián Jorge y Verónica Molina iban a darse el ‘sí, quiero’ el 20 de junio en Asturias, pero su enlace tendrá que esperar. A pesar de que todavía no está clara cuál será la situación para esa fecha, hace ya más de un mes que el viaje de novios que tenían previsto hacer se canceló a consecuencia de la pandemia de Covid-19, por lo que decidieron aplazar su boda para el año que viene. «Teníamos que ponernos la vacuna de la fiebre amarilla porque íbamos a Zanzíbar y nos dijeron que podía ser perjudicial para nosotros porque baja la inmunidad del cuerpo», explica Adrián Jorge.
A escasos meses de la cita, «ya estaba todo preparado», confiesa él, por lo que se llevaron un «disgusto», tanto ellos como los familiares e invitados a una boda «íntima» de alrededor de medio centenar de personas. Ellos lo organizaron todo y, también ellos, se han encargado de anularlo. Por el momento la cancelación no ha supuesto ninguna pérdida económica yaque «nos lo guardan todo durante un año» y ellos confían en poder celebrar su boda el 20 de junio del próximo 2021. Por eso «no hemos tenido problemas con el dinero» y, además, «los sitios están poniendo flexibilidad» para mantener los eventos aunque haya que cambiar la fecha para que estas anulaciones supongan el menor perjuicio económico posible para las partes.
"Si se cancela habrá que buscar solución, que será otra fecha"
César Cabezas y Tamara NovoaCésar Cabezas y Tamara Novoa tenían ya todo preparado para su boda, prevista para el 16 de mayo de este año, cuando se declaró el estado de alarma para frenar la pandemia de Covid-19 en España. Desde entonces, están en permanente contacto con el lugar en el que iban a celebrar la ceremonia y el banquete, la finca ‘Los cuentos del agua’ de Azadinos. Los dos enlaces previos al suyo ya se han cancelado y no descartan que el suyo sea el siguiente. «Está todo en el aire», asegura César Cabezas, pendiente de la evolución del coronavirus y de las medidas para evitar su propagación que influyen directamente en la celebración de su día. En el caso de cancelarse, asegura, «se buscará una solución» que será «moverlo de fecha», explica. Para su enlace estaba prevista la presencia de alrededor de 180 invitados, «familia y amigos» a los que tendrán que informar cuando la decisión del aplazamiento sea firme.
Para la organización de todos los detalles de su boda, César y Tamara optaron por contratar a una ‘wedding planner’ que les ha permitido «un desahogo importante», junto con el equipo de la finca. Además, por el momento no han hecho el desembolso económico que tendrían que hacer estos días a la espera de ver el avance de la situación y qué sucede con la celebración de su matrimonio.