"No todo el mundo con un móvil puede considerarse periodista"

Manuel Ovalle está presentando en 40 ciudades ‘Ovalle, reportero gráfico’, un libro que recoge sus vivencias durante 47 en TVE en los que ha podido viajar a 135 países y estar presente en 15 conflictos internacionales

23/05/2024
 Actualizado a 23/05/2024
Manuel Ovalle este miércoles en el programa ‘Entre Nosotras’ de Cope León. | L.N.C.
Manuel Ovalle este miércoles en el programa ‘Entre Nosotras’ de Cope León. | L.N.C.

Con solo 16 años, en el barrio de Santas Martas de Ponferrada, Manuel Ovalle veía la televisión en blanco y negro en un bar mientras otros jugaban a las cartas o al dominó. En ella empezaron a «fascinarle» los reportajes que se emitían de un hombre que recuerda haber visto «luchando con una anaconda» mientras él pensaba cuánto le gustaría estar allí, con él, aunque como «tomavistas», como se llamaba entonces a quien capturaba las imágenes tras la cámara. Este sueño se cumplió. «A los 18 años conocí a este hombre, a Miguel de la Quadra-Salcedo, y a los 20 años estaba viajando con él por el mundo», explicó Ovalle este miércoles en el programa Entre Nosotras, que emite Cope León en colaboración con La Nueva Crónica, en el que aseguró sentirse «un privilegiado, un afortunado» por haber podido dedicarse «a lo que siempre me ha gustado». 

Así comenzó la carrera profesional de este berciano que ha trabajado durante 47 años para Televisión Española –a la que dice que ha sido siempre «fiel»–, en los que ha podido viajar a 135 países, estar presente en 15 conflictos internacionales, golpes de estado o bombardeos. Han sido innumerables los acontecimientos que ha presenciado y contado a través de la lente de una cámara y que ahora resume en un libro: ‘Ovalle, reportero gráfico’, escrito junto a la periodista onubense Ana Martín y que se está presentando en hasta 40 ciudades de toda la geografía nacional.

La idea de publicar ‘Ovalle, reportero gráfico’ surgió en los últimos cinco años de su vida profesional, en Huelva, como corresponsal de TVE de Andalucía occidental. Allí conoció a Ana Martín, a la que aseguró que «le encanta la literatura» y que le dijo que sabía que su historia era «muy bonita» y que le gustaría poder ayudarle a contarla si algún día pensaba hacerlo. «Fue como un flechazo literario entre los dos», explicó Ovalle, que dijo que antes de la pandemia estuvieron dos años viéndose dos veces a la semana «en las que ella transcribía todo lo que yo le contaba desde mis inicios» y después de la pandemia trabajaron de forma online. En total, el libro es el resultado de «cuatro años y medio» de trabajo que concluyeron en octubre de 2023. Cuenta con 28 capítulos y considera que «se lee muy bien» y que «está teniendo un éxito tremendo». «Es el primer libro que escribe un reportero gráfico de televisión en este país. Siempre cuentan las historias los que están delante de la cámara y en este caso he sido yo, que he estado detrás, el primero que lo ha hecho. Es un homenaje al reportero gráfico, porque también tenemos muchas cosas que decir», subrayó.

Son muchas las anécdotas reflejadas entre estas páginas, en las que relata, por ejemplo, varias ocasiones en las que ha estado a punto de perder la vida. «Han sido cuatro», dijo antes de recordar una de ellas. Fue en 2003 en la guerra de Irak, junto a la que ahora mismo es la corresponsal de TVE en Oriente Medio, en Jerusalén, Almudena Ariza. Los salvó «una intuición» suya. Un general había pedido a la prensa que dejaran el hotel en el que estaban a las cuatro de la madrugada, ya que iba a haber «un hostigamiento contra las fuerzas de Sadam Husein». Su compañera insistió, pero él se negó a ir con los demás y citó al conductor que tenían unas horas más tarde. «Cuando llegamos a ese punto, que sería sobre las nueve de la mañana, a esos periodistas los había matado el fuego amigo. Los americanos se equivocaron y en vez de bombardear a los iraquíes bombardearon a los periodistas. Murieron los 39 periodistas que acompañaban en ese momento al general. Nos pusimos a trabajar, porque aquello era una masacre, y cuando llegamos al hotel lo primero que hicimos fue encender el teléfono y llamar a Madrid. Pensaban que estábamos muertos y les dimos una alegría tremenda y después nos fuimos a celebrarlo con una Pepsi caducada, un poco de arroz y empezamos a llorar como niños», aseguró aún emocionado. 

Manuel Ovalle remarcó también que desde entonces a ahora ha cambiado mucho la profesión y la forma de trabajar. «Nada tiene que ver con lo que nosotros hacíamos a finales del siglo XX y comienzos del XXI, con ese periodismo de acción, de reporterismo, en el que hasta que nosotros no llegábamos y se emitían las imágenes no se sabía lo que ocurría». Ahora, apuntó que «en Gaza los gazatíes ya te envían las imágenes que ellos creen convenientes y son las mismas que emiten todas las televisiones. Los judíos lo mismo, los rusos lo mismo, los ucranianos lo mismo... No te dejan entrar. Antes estábamos con unos y con los otros. Éramos objetivos, pero ahora mismo son ellos los que te mandan la información que quieren y esas imágenes son las mismas en todos los telediarios del mundo». Ovalle pidió también que «no todo el mundo con un teléfono móvil se considere, por favor, un reportero gráfico ni un periodista, porque toda la información que nos llega, y con todo el respeto lo digo, hay que contrastarla». «Todo vale, todo sirve y eso no es así en el mundo del periodismo. Hay que hacer algo muy importante, que es contrastar y ser objetivos con la información», reclamó.

En sus 47 años de carrera profesional Manuel Ovalle ha podido trabajar, además de con Miguel de la Quadra-Salcedo, con Arturo Pérez-Reverte, con Rosa María Calaf, con Manu Leguineche, con Almudena Ariza, con Carlos del Amor... y algunos de ellos han querido participar escribiendo algunas líneas para este libro, que no cuenta con un prólogo, sino con cinco. En concreto, con los de Arturo Pérez-Reverte, Carlos del Amor, Almudena Ariza, Fernando González ‘Gonzo’ y Rosa María Calaf. «Es curioso, porque yo les escribí a todos para ver si me podían escribir un prólogo y todos dijeron que sí». Arturo Pérez Reverte, al que calificó como «gran compañero y amigo», aseguró que le dijo ‘mira, no me lo permite la editorial, Manolo’, pero a los dos o tres meses me contestó y me dijo que sí, que me iba a escribir unas líneas y escribió 50».

 

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