El vaper está de moda. Los sanitarios, los profesionales de la Asociación Española Contra el Cáncer y los gerentes de los estancos coinciden en que el consumo de cigarrillos electrónicos es cada vez más habitual, sobre todo entre los más jóvenes que encuentran en estas nuevas formas de fumar una alternativa llamativa, práctica para consumir tabaco.
Aunque el uso de tabaco por calentamiento aún es minoritario en España, según el Comisionado para el Mercado de Tabacos su consumo se ha multiplicado desde que estas nuevas formas de fumar salieron al mercado. Pese a que no se tienen muchos patrones específicos, al tratarse de un producto relativamente novedoso, instituciones como el Ministerio de Sanidad en España, o la Organización Mundial de la Salud (OMS) a través de su estudio ‘Health Behaviour in School-aged Children’ (HBSC) a nivel internacional, destacan el incremento del uso de cigarrillos electrónicos entre los más jóvenes.
Según los datos de la última Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Estudes), más de la mitad de los estudiantes entre 14 y 18 años reconoce haber consumido alguna vez en su vida estos vapeadores. Un incremento de 10,3 puntos porcentuales respecto al dato de 2021. Indicaban, por tanto, que el uso de cigarrillos electrónicos está en el punto más alto de la serie histórica. En el caso de Castilla y León, un 53,05 % de los jóvenes reconoce haber consumido estos dipositivos alguna vez en su vida, como así se desprende del mismo informe Estudes. Sin embargo, el dato se reduce al 40,8 % en los hombres y 43,8 % en las mujeres en cuanto consumo de vapeadores en los últimos 12 meses.
Y, ¿por qué han triunfado este tipo de dispositivos electrónicos nocivos entre los jóvenes? El Observatorio del Cáncer, en su informe sobre el humo digital en 2023, indicaba que el 52,7 % de la juventud española ‘vapea’ "porque lo hacen muchas personas famosas como actores, streamers o influencers". "Es una moda", señalan también los expendedores de tabaco en León. Los estancos en la capital confirman la tendencia al alza en los últimos años de los vapeadores, aunque indican que su consumo es cada vez más estable. Sus indicadores, vinculados con el tipo de público que acude a sus establecimientos a comprar cigarillos elecrónicos, confirman la tendencia indicada por el Observatorio. "Aquí ha venido gente a comprar vapeadores que no ha fumado un cigarro en su vida", señalan desde un estanco ubicado en el barrio de Santa Ana. Una tendencia que, aunque no tiene tanta evidencia como el tabaco tradicional, es igual de nociva.
Riesgo para la salud
Pese a lo llamativo del envoltorio o a los sabores distintos que pueden resultar familiares y atractivos, los cigarrillos electrónicos son también perjudiciales para la salud. La Asociación Española Contra el Cáncer advierte de los efectos adversos que tienen estos dispositivos en las vías respiratorias, que son similares a los asociados al humo del tabaco. También se han encontrado sustancias cancerígenas en los líquidos y aerosoles que se consumen con estos dispositivos y se han descrito numerosas intoxicaciones en las vías respiratorias.
Dada la novedad de los cigarrillos electrónicos, y teniendo en cuenta el poco tiempo que llevan en el mercado respecto al tabaco, la investigación sobre los perjuicios que causa esta nueva forma de fumar no es tan completa –la evidencia científica es aún escasa– pero los primeros estudios sí que advierten que es imposible recomendar estos dispositivos como una herramienta útil para dejar de fumar el tabaco tradicional, ya que aún no hay informes toxicológicos al respecto.
Menores de treinta años y consumo en bares y festivales
El consumo de los cigarros electrónicos también se ha visto incrementado en León, como así lo certifican en los estancos de la capital. Aunque la tendencia viene dada por la edad, los jóvenes se mantienen como los compradores habituales de estos productos en los dos últimos años. "El 90 % de los compradores de vapeadores tienen menos de 30 años", aseguran desde un estanco ubicado en el barrio de Santa Ana, "los más mayores suelen utilizarlo como método para dejar de fumar", apostillan.
Aunque la venta en el estanco sigue siendo minoritaria respecto al tabaco tradicional, lo llamativo de sus colores, los sabores y lo novedoso del producto, hacen que estos dispositivos que rondan los siete euros de media en los estancos, estén a la orden del día entre la población más joven. "Muchos de los compradores vienen a última hora, justo antes de salir de fiesta", comentan en el establecimiento de venta de tabaco. Estos tienen prohibida la venta de los productos a los menores de 18 años, "cuando quieren engañarnos, se nota", confirman, pero eso no implica que los que tienen menos edad puedan comprar cigarrillos electrónicos. "Existe un vacío legal sobre las máquinas de vending o expendedoras que hay en los bares y discotecas", explican, y estos son sitios donde, en muchas ocasiones, no se puede impedir la venta de los vapeadores a menores. Tampoco en lugares como fiestas o festivales. Y es que, la presencia de los cigarros electrónicos en estos entornos ha sido sustancial para afianzar las ventas: "Hace dos años el consumo era brutal, pero ahora ya está más estabilizado".