El nuevo teleclub, tabla de salvación de la vida comunal

Se han convertido para muchos pueblos ‘despoblados’ en la única posibilidad de mantener un punto de reunión y su vida comunal; de ahí el éxito de las convocatorias de ayudas para restaurarlas, a las que se presentaron casi 100 pueblos

16/03/2025
 Actualizado a 16/03/2025
Imagen de archivo del teleclub en San Pedro de Valderaduey. | F.F.
Imagen de archivo del teleclub en San Pedro de Valderaduey. | F.F.

"Bajaron Lucinio y Antonio desde La Mata de Curueño hasta el hostal de San Marcos para que el recordado ministro Manuel Fraga les hiciera allí entrega de un televisor para el teleclub. Había más gente a recoger televisores pero, al menos nuestros vecinos, los recibió solos, estuvieron allí hablando con él, les dio la tele y para La Mata. Era el 10 de mayo de 1969".     

Es una historia que se repitió en decenas de pueblos de la provincia, la creación de teleclub, con su televisión en blanco y negro que se convirtió en el centro de atención del pueblo. En el citado de La Mata, por ejemplo, recordaba que "el gran día de aquella televisión llegó en julio, para ver la llegada del hombre a la luna. Estábamos allí todo el pueblo".  Aunque la broma recurrente en el pueblo es la de un vecino que no entró, se quedó en el exterior con unos prismáticos y comprobó que "a la luna no llegó nadie", convirtiéndose en el primer negacionista conocido. 

Pero, al margen del rico anecdotario propiciado por la creación de los teleclubs, supuso un verdadero fenómeno social y se popularizo el cartel típico que los identifica. Se completó así una red de edificios públicos, a los que habría que sumar las escuelas, entonces aún abiertas y con maestros.

El cartel de teleclub sigue presente en muchos edificios, aunque el local restaurado fuera realmente la vieja escuela e, incluso, el toril, como en Salamón.
El cartel de teleclub sigue presente en muchos edificios, aunque el local restaurado fuera realmente la vieja escuela e, incluso, el toril, como en Salamón.



Pero los televisores, y el color, fueron llegando a las casas. La mayoría de los pueblos tenían bar y fueron perdiendo vida los teleclubs a la vez que comenzaban a cerrarse las escuelas. Así la proliferación de estos edificios ya vacíos se convirtió en el más claro signo de la despoblación que se comenzaba a asomar, bastantes años de inventarse la España Vaciada. Y cuando la despoblación atacó fuerte, la historia comenzó a revertirse y aquellos edificios abandonados se convirtieron en el último tren para recuperar una convivencia que se resquebrajaba por falta de lugares en los que reunir a los vecinos. Muchos pusieron la mirada en el teleclub, en la escuela... e incluso fueron muchos los recuperados, en una tendencia que se ha multiplicado, como lo demuestra el hecho de que una de las iniciativas institucionales más aplaudidas de los últimos años ha sido la de "las ayudas para la recuperación de escuelas y teleclubs" en aquellos pueblos en los que ya no había bares abiertos, que primero realizó el Instituto Leonés de Cultura y también se ha sumado la Junta de Castilla y León.


91 solicitudes en 2021

Los datos, por una vez, son contundentes: 91 pueblos solicitaron la ayuda a través de sus Juntas Vecinales, manifestaron su interés. Algunos, siete solamente, acabaron renunciando y a otros no les fue concedido, pero el número deja clara la necesidad y muchos pueblos recibieron esta subvención: Santa Catalina de Somoza, Barjas, Barniedo, Peñalba de los Cilleros, Pinilla de la Valdería, Valbuena del Roblo, Carbajal de Fuentes, Riosequino, San Martín de la Tercia... son algunos nombres, con la finalidad de ilustrar "la variedad de solicitudes". En algún caso, como San Martín, fue un claro impulso a su actividad cultural, como se puso de manifiesto el verano pasado con una gran exposición de artistas leoneses cuyo ‘punto de partida’ era la remozada escuela, que acogió un homenaje a Salvador Armesto, fallecido meses más tarde. Solo es un ejemplo, los hay de todos los colores.

Recibo de la cuota de los vecinos del teleclub de La Mata.
Recibo de la cuota de los vecinos del teleclub de La Mata.



Y sigue abierta la necesidad, más bien creciendo, como demuestra que en una nueva convocatoria del ILC, bautizada como ‘Objetivo Casa de Cultura Rural’, de este mismo año (aún sin resolver pues aún está abierta) se han presentado más de sesenta nuevas solicitudes. A ello habría que sumar muchos pueblos que ya habían decidido restaurar sus escuelas o teleclubs (curiosamente aunque la restaurada fuera la escuela la llamaban teleclub, un nombre que cuajó) y comprobar como se convertían en el centro de la vida social. Un ejemplo podría ser Salamón, que restauró no la vieja escuela sino "la primera escuela", explican en el pueblo. "Es que había sido la primera escuela del pueblo, después fue abandonada para trasladarla a otro edificio más nuevo... así que es fácil imaginar cómo estaría entonces. Mucho trabajo comunal y la colaboración de la diputada provincial de la comarca, Adoración García, lo hicieron posible". Tiene una anécdota añadida. "Como no era muy grande, tiramos un tabique y le añadimos el toril, otro edificio comunal de muchos pueblos".

Este local recuperó la vida comunal. Funciona como bar "por turnos", cuando es necesario y también las comidas del pueblo, como puede ser celebrar todos los vecinos juntos la Nochevieja, cada uno cocina en su casa algo y lo celebran juntos.



Parecido puede ser el caso de Oville, que también ha recuperado su vieja escuela y celebra frecuentes comidas de pueblo que, en este caso, cada mes organiza una de las familias que allí vive.

También Tejerina vive alrededor del recuperado edificio. O Veneros. En muchos casos el problema es encontrar quien lo pueda atender. Ejemplos como los de Carbajal de Rueda, Sopeña de Curueño, Villanueva del Condado, Pedrún de Torío, Santa Colomba de Curueño o Urdiales del Páramo que se dirigieron a los medios de comunicación lanzando su particular SOS se repiten en otros muchos rincones de la provincia. Unas veces lologran y otras muchas sigue siendo su gran lastre.

Los teleclubs se han ganado un lugar en la memoria más entrañable de nuestros pueblos; así se entiende, por ejemplo, la polémica en la que está inmerso el pueblo de Prioro, que quiere destinar el edificio del teleclub a la construcción de viviendas sociales y hay una fuerte contestación en la localidad del Alto Cea, que incluso han recurrido a la recogida de firmas entre los vecinos disconformes en una conocida plataforma; aunque el proyecto sigue adelante. 

 

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