Las condiciones metereológicas han favorecido que aún cuando no ha finalizado el mes de marzo y recién aterrizada la primavera, uno de los invitados menos esperados de la misma haya hecho ya acto de presencia en diferentes puntos de la provincia. La oruga procesionaria ya se deja ver en León y no solo en pinares (donde son habituales) o zonas rurales, sino también en el casco urbano de algunos municipios de la provincia.
Vecinos de Villaobispo ya han denunciado su presencia en las aceras de la localidad solicitando que se proceda a fumigar lo antes posible sus nidos para evitar su reproducción. Las larvas de esta oruga se apilan en sus nidos, que cuelgan de los árboles y no es hasta los meses de abril y mayo cuando descienden y comienzan su 'procesión', formando largas hileras en busca de un lugar donde enterrarse para arrancar su metamorfosis. Ya en el mes de enero y debido a lo cálido del invierno, en Las Lomas se pudo observar a alguna oruga bajar del árbol, si bien han sido casos puntuales.
Estos gusanos supone un peligro potencial especialmente para los perros, que en caso de olerlas, entrar en contacto con ellas o ingerirlas pueden resultar gravemente afectados, pudiendo incluso fallecer por este motivo. El Ayuntamiento de León y prácticamente todos los de la provincia realizan habitualmente tratamientos en contra de este insecto. Por ejemplo, el año pasado solo en la capital se retiraron más de 3.000 bolsones de oruga procesionaria, una campaña que debe adelantarse si así lo estiman los técnicos dadas las circunstancias.