Óscar Campillo: "Lolo era un hombre con el que difícilmente podías discutir"
El periodista, director durante más de una década de La Crónica de León, guardaba una estrecha amistad con el dibujante leonés
24/10/2022
Actualizado a
24/10/2022

«Lolo y yo nos conocimos en el Diario de León, en el 84 más o menos, e inmediatamente surgió una relación de simpatía mutua. De hecho, me pidió que fuera el padrino de su hijo pequeño», recuerda Óscar Campillo, que durante más de una década fue director de La Crónica de León. «Yo estaba de corresponsal en Astorga y tuvimos muchos encuentros con él y con Martín. También estuvimos juntos en Ponferrada, cuando él estaba de corresponsal con Jesús Egido. Desde el primer día surgió una relación que se materializó en largas conversaciones, comidas, cenas, fiestas, etc. Como te decía en el verano de 1984 fui de becario a Ponferrada y en agosto me ficharon para la corresponsalía de Astorga y allí fue donde conocí a Lolo y donde comenzamos una amistad que se mantiene hasta hoy. Todavía el otro día cuando fui a conducir la gala del centenario de la Cultural y Deportiva Leonesa estuve después tomando un vino con Lolo, Tomasín y Manolo Quijano. Me invitó a la Feria de Esoterismo que estaba preparando porque él también se hizo muy amigo de Ana. Nos reíamos mucho y teníamos muchas historias en común, una relación que después se fortaleció con la que tuve como padrino de su hijo. Como comprenderás Lolo siempre ha sido una persona muy cercana», destaca el periodista de Lugán, al que tocó ejercer de jefe de Lolo durante su larga etapa al frente de La Crónica de León. «Ya sabes que Lolo fue siempre muy desordenado, pero era tan buena persona que todo le daba un poco igual. Un hombre con el que difícilmente podías discutir. Además, compartíamos una visión de la vida. Es cierto que peleaba mucho con él para que fuera a la redacción todos los días y estuviera más empapado de la actualidad, porque yo creo que tenía un talento descomunal pero hacía falta alimentarlo a diario. Aunque él procuraba seguir mis indicaciones, lo hacía a su manera. Recuerdo que pusimos en marcha con Martín aquellas tiras cómicas que fueron muy criticadas por un sector de la población al considerarlas muy atrevidas, aunque otro sector salió en defensa nuestra al tratarse de una apuesta que no se hacía en ningún periódico nacional de entonces», señala Campillo, para quien Lolo fue una persona que encarnaba el ‘carpe diem’, vivir el presente. Todos estamos preocupados por el salario a final de mes, las posibilidades de futuro, la casa, el coche. Hubo muchos periodos de su vida en los que no tenía un salario fijo y discutía con él. Eso que a cualquiera preocuparía y estresaría, a él no. No le preocupaba nada ni el dinero ni los bienes materiales. Pero Lolo era así, muy buena persona, muy amigo de la gente y cuidado con tocar a un amigo suyo, porque afloraba el Lolo más beligerante. Su despreocupación era aparente, porque en realidad era un trabajador nato. No paraba nunca y cualquier proyecto le parecía bien, hasta el más disparatado que le presentara cualquiera. Siempre estaba dispuesto a ayudar», recuerda Campillo, que también hace mención al paso de Lolo por la política, «que fue el periodo en el que más discutimos porque no compartía su visión del León víctima de todos los horrores que procuraban los demás. Discutíamos bastante por ello, pero nunca jamás llegó a afectar a nuestra amistad, ni a rozarla siquiera».
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