Es una de las principales cartas de presentación de León para quienes lo visitan y también es un punto de paso para todas aquellas personas que van al Palacio de Exposiciones a participar en cualquiera de sus eventos. Sin embargo, su estado actual es manifiestamente mejorable. Nos estamos refiriendo a los terrenos anejos al moderno paseo habilitado sobre el tramo soterrado de las vías del tren, que siguen vallados y sin uso alguno mientras la maleza crece sin control.
Han sido muchas las peticiones al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) para que dé un uso provisional a estos terrenos a la espera de que se modifique el planeamiento urbanístico –las previsiones actuales datan de la época de bonanza económica y se tardará al menos cinco años en tramitar unas nuevas– y se pueda desarrollar desde el punto de vista inmobiliario. Cabe recordar que la integración ferroviaria se iba a financiar inicialmente con los ingresos de la venta del suelo liberado para la construcción de viviendas, pero la crisis de 2008 hizo que todo saltara por los aires y que el Gobierno asumiese directamente el soterramiento, aunque ciñéndolo a León capital y descartando su ampliación a San Andrés del Rabanedo.
Todo ello ha hecho que los terrenos anejos al paseo del Ferrocarril presenten una imagen precaria que puede tener los días contados. El secretario de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible, José Antonio Santano, reconocía el pasado mes de septiembre en una entrevista concedida a La Nueva Crónica que «esos solares vacíos que Adif en las ciudades pueden acabar siendo un problema», ya que «nadie entiende muy bien que no se les dé un uso». Es por eso que se ha pedido al Ayuntamiento que ponga en marcha esa modificación del planeamiento urbanístico para tener un horizonte de futuro en cuanto a su desarrollo inmobiliario al mismo tiempo que se busca un acuerdo temporal para que a esos terrenos se les pueda dar un uso en beneficio de la ciudad.
Dado su carácter provisional, sería en todo caso un uso que no requiriese obra civil, un requisito que cumpliría la propuesta presentada este miércoles por la Asociación Ferroviaria Reino de León en el centro cívico del Crucero.
Fue en un acto respaldado por la Asociación de Vecinos Quevedo y por la Federación Rey Ordoño y la idea para aprovechar esos terrenos anejos a la vieja estación seguiría la estela del conocido como ‘solarón’ de Gijón, que también es propiedad de Adif pero lleva años siendo utilizado por los vecinos como parque. En este sentido, cabe detallar que los terrenos anejos al paseo del Ferrocarril de León tienen dos calificaciones diferentes. Una ya está considerada zona verde en el planeamiento urbanístico, lo que facilitaría una actuación definitiva. Mientras, en la parte en la que Adif tiene derechos inmobiliarios se habilitaría una zona verde sin obra civil y con carácter temporal hasta que se desarrolle el sector.
Como el de las Tierras Leonesas
Pero la propuesta defendida por el secretario de la Asociación Ferroviaria Reino de León, Eduardo Tocino, va más allá de una mera zona verde, ya que sigue la estela del parque de las Tierras Leonesas, construido recientemente en las inmediaciones de la avenida de la Universidad. En este caso, sería un espacio temático que estaría dedicado al patrimonio ferroviario con la restauración de piezas protegidas en peligro de desaparición que se instalarían en la zona verde. Se trata de elementos que datan de principios del siglo XX e incluso alguna es del XIX. La propuesta consiste en poner en valor unas piezas para evitar su deterioro entre el óxido. Para ello, la propia asociación ofrece su asesoramiento y colaboración, tal y como ya hace actualmente en diferentes iniciativas con los ayuntamientos de Villadangos del Páramo, La Pola de Gordón o Astorga. Este conjunto industrial, típico del barrio ferroviario, conformaría un parque didáctico y original que conjugaría patrimonio y especies vegetales como las acacias que se proponen por ser un árbol típico de la obra pública.
Las piezas a recuperar serían en primer lugar un depósito de agua soportado por una estructura de carriles y cartelas roblonadas de 1870 y un tanque construido para los primitivos talleres de la compañía del Noroeste, que se desmontó y ahora está en la parte trasera de los de Gómez de Salazar pendiente de restauración por parte de Renfe. Además, se restauraría un depósito de agua que alimentaba los ténderes de las locomotoras de vapor y que está en grave proceso de deterioro tirado al final de la estación de clasificación. En este caso, se propone incorporarle un circuito cerrado de agua y generar una imagen de fuente industrial.
A estas piezas se le añadirían una grúa, una placa giratoria, bancos realizados con ejes ferroviarios y señales luminosas o mecánicas con el fin de generar un espacio agradable, especialmente para el verano, al tener sombra, agua e iluminación.
Finalmente, durante el encuentro vecinal se pidió para el paseo del Ferrocarril y para el paso de los Quebrantos la instalación de placas identificativas.