Se acerca una de las épocas de mayor consumo del año y es por tanto buen momento para conocer de la mano del presidente de la Asociación Leonesa de Comercio (Aleco), Javier Menéndez, las perspectivas para estas fechas y la situación actual de un sector que es fundamental para la economía local.
– ¿Qué previsiones manejan para esta campaña de Navidad?
– Soy optimista. Esperamos que las ventas aumenten un 10% sobre las del año pasado, aunque somos conscientes de que venimos de una época de inflación muy alta que no acaba de remitir del todo y sabemos que los consumidores han perdido mucho poder adquisitivo. En todo caso, debemos ser valientes, porque concurren muchos factores para ser optimistas. Ahora mismo tenemos una ciudad muy bien engalanada. Que tenga cuidado Abel Caballero, porque le estamos siguiendo muy de cerca. Tenemos la ciudad muy bonita y a ello contribuyen también los escaparates, que están muy bien. Y vamos a tener un montón de actividades en la calle, con magia, jazz, concursos de escaparates y muchas cosas para los niños, como dos cabalgatas. Creo que va a haber pocos motivos para quedarse en casa durante las fechas navideñas, porque la gente que salga a dar una vuelta por la ciudad va a encontrar una oferta maravillosa. Salvo una catástrofe climatológica, porque si llueve mucho o nieva la gente se refugia en otras formas de distribución, creo que lo tenemos todo a favor.
– ¿Va a servir esta campaña navideña para salvar el año?
– El año no ha sido bueno, pero siempre confiamos en que con el Black Friday y la campaña navideña podamos poner negro sobre rojo en la cuenta de resultados. Seguramente no lo consigamos, pero vamos a estar muy cerca. La ciudad está muy bonita y el Ayuntamiento, la Cámara de Comercio y la Junta van a premiar que el consumidor compre en nuestras tiendas. Se va a hacer un sorteo de 15.000 euros con un premio gordo de 3.000, pero lo más importante para nosotros es que va a haber un montón de vales de 500 y de 100 euros. Esos 15.000 euros repartidos en la ciudad de León mediante boletos que damos por las compras son muy importantes y llegan después de los bonos al consumo, que también favorecieron mucho al pequeño comercio. Este empujón va a ser muy importante y tenemos todas las bazas para que sea una buena campaña. Y a poco que nos ayude el consumidor, vamos a salir a flote y a librarle la batalla al coloso de la distribución y vamos a intentar ganársela a Amazon. Y para ello, confiamos en que la gente esté en la calle, que se encuentren unos con otros y puedan charlar y hacer sus compras. Somos optimistas.
– Black Friday, ofertas navideñas, rebajas oficiales… ¿Cree que esta sucesión de campañas de descuentos acaba despistando al consumidor y perjudicando al pequeño comercio?
– Desde Aleco se ha dicho siempre que la desregulación de las rebajas, que en su día se llevó a cabo por parte de la Junta con el argumento de mejorar la competitividad del sector, vuelve loco al consumidor. No vamos a saber si hay rebajas el 2 de enero hasta el 31 de diciembre. Antes estaban estipuladas a partir del 7 de enero y del 1 de julio y ahora cualquier motivo es bueno para hacer descuentos que encima luego se alargan como, cuando se anuncian como un viernes negro que acaba siendo una semana o incluso dos. Al consumidor ya no le atraen las ofertas porque son el pan nuestro de cada día. Tú pasas por un escaparate y lees que hay descuento del 30%, pero ya no te atrae porque la semana que viene igual ves otra campaña similar. Eso no está bien. Creo que habría que regularlo, pero es muy difícil si tenemos en cuenta la amenaza del comercio por internet.
– A raíz de la pandemia, se ha venido hablando mucho de movilidad y de nuevos modelos de ciudad, algo que también repercute en el comercio. ¿Cómo ven ustedes los cambios que se están acometiendo en León a raíz de las peatonalizaciones en el centro?
– Estas calles que se están haciendo ahora, como Gil y Carrasco, Alfonso V, San Agustín o Ramiro Valbuena, están cambiando la imagen del centro de la ciudad. Creo que va a quedar muy bien y creo que nadie lo pone en duda. Ojo, con pequeños matices como que no se han previsto árboles, que no se han soterrado los cables, que no se ha previsto una nueva ubicación para los contenedores de basura y que aún no se ha colocado el mobiliario urbano. En todo caso, es indudable que va a quedar muy bien, pero el comercio puede resentirse mucho. Antes de las elecciones municipales, Aleco invitó a todos los candidatos a que nos contaran su apuesta programática y el alcalde nos explicó que en estas calles iba a haber un calmado de tráfico, es decir, que se colocaba el pavimento que estamos viendo ahora, pero los coches seguían pasando a 10 kilómetros por hora. Sin embargo, en agosto hay un cambio de opinión, se dice que se ha preguntado a comerciantes y vecinos y se anuncia que la calle San Agustín será peatonal. Alfonso V y Gil y Carrasco seguían el plan inicial del calmado del tráfico para cruzar Ordoño, pero pasó un poco más de tiempo y se anunció que todo va a ser peatonal. Llevamos viendo desde el 1 de junio que toda la gente que viene al comercio desde el alfoz o desde otros puntos de la provincia nos están diciendo que les está siendo muy difícil acercarse a nuestros establecimientos. No saben qué hacer con el coche. Tenemos los aparcamientos de Santo Domingo, Ordoño y Colón y al primero hay que cerrarlo un tiempo para meterle tres o cuatro millones de inversión más tarde o más temprano. Y los otros dos suelen estar completos a partir de mediodía. No nos podemos permitir renunciar a un aparcamiento. En aquel desayuno se le pidió al alcalde que aclarase qué iba a pasar con el de Santa Nonia, si era verdad que la Diputación iba a hacerlo directamente o a ceder los terrenos al Ayuntamiento, porque llevamos cuatro mandatos reclamándolo. Y el alcalde contestó que nos ofrecía Almansa. Está muy bien y luego pondrán autobuses, bicis o patinetes para que bajemos al centro, pero con dos kilos de naranjas y otro de manzanas va a ser difícil moverse andando hasta allí. No nos parece que ese parking disuasorio sea lo suficientemente atractivo como para favorecer que las compras se hagan en el comercio de León. Y si a todo ello le sumamos que en algún momento haya restricciones para que los vehículos que más contaminan lleguen al centro, estamos construyendo una autopista hacia la gran distribución, que cuenta con buenos aparcamientos. Es algo que tenemos que frenar.
– ¿Es Santa Nonia la solución?
– No es la mejor ubicación, pero sí pedimos ese aparcamiento porque se puede construir en superficie sin causar molestias en la ciudad. La solución ideal sería una que se frenó en su día y que era el parking subterráneo de la plaza de la Inmaculada. Sería el ideal junto con el de la plaza de las Cortes, pero entendemos que para hacerlos habría que tener la ciudad patas arriba dos o tres años. Por eso pedimos Santa Nonia, porque se evitan esos problemas y porque en ocho o diez minutos la gente llega a donde quiera estar. Nos gustaría que fuesen generosos con el número de plazas y el comercio pediría una hora gratis para aquellos que aparquen y hagan compras. El que quiera dejarlo más tiempo, que pase por caja, pero vamos a facilitar nuestra actividad. A todos se les llena la boca diciendo que el comercio y la hostelería generan el 33% del PIB. Si dificultas la circulación en una ciudad en la que estamos acostumbrados a ir en coche, porque nos gusta dejar los paquetes antes de seguir comprando o de ir a tomar un café o a cenar, y en la que la climatología no siempre es buena, la gente va a dejar de venir. Por eso, mientras no tengamos esa solución alternativa con un proyecto tangible en Santa Nonia más allá de los titulares del periódico, desde el comercio pedimos que se vuelva a la idea de calmado del tráfico para que los coches pasen. Aunque sea a 10 kilómetros por hora, pero que puedan acercarse.
– Una crisis económica global, una pandemia, una espiral inflacionista, la competencia con internet y las grandes superficies… Son muchas las veces que se ha dado casi por muerto al pequeño comercio, pero ahí sigue dando vida a las calles de nuestros pueblos y ciudades…
– Y falta la inteligencia artificial, que también cuenta a la hora de hacer comercio. El comercio está en crisis como la prensa o como el teatro, pero lo único que podemos hacer es mejorar, mejorar y mejorar cada día. Y representando buenas obras, los teatros se están volviendo a llenar. Estamos siempre en crisis, pero en esta ciudad tan pequeña la gente sigue queriendo el consejo verdadero y la ayuda de alguien que no quiere meterle en su cesta de la compra más cosas de las que realmente necesita. La gente quiere un producto y le aconsejamos, porque en muchos casos son más amigos que clientes. El comercio no va a morir nunca por mucho que se empeñen todas las plataformas mundiales. Esto no va a morir nunca. Y en una ciudad como León, menos, pero lo que no podemos es ponerle piedras en el eje de rodadura con decisiones como la de cerrar calles sin que haya aparcamiento alternativo. Si somos el 33% del PIB, si somos tan importantes para la economía local, vamos a engrasar ese eje. Está muy bien el sorteo de los 15.000 euros del que hablábamos antes, pero la Navidad se acaba y hay que seguir vendiendo, por lo que no podemos fomentar una espantada hacia otras formas de distribución.
– ¿Se refiere a internet?
– Tenemos casi todos venta online, pero es muy con el monstruo de Amazon. Aquí hay casos de éxito, pero la mayoría vendemos productos comparables y en el vértice de la pirámide está la propia marca que va a ofrecerlos más baratos que cualquier distribuidor pequeño. En cambio, los productos asiáticos o que los fabrica el propio comercio. Uno hace sus chorizos, sus quesos o sus joyas y es mucho más fácil venderlo, pero si hablamos de una marca global, es muy difícil competir, porque al final alguien le va a poder quitar cinco euros más. El producto autóctono tiene un desarrollo brutal en internet, pero en el resto de los casos es difícil.
– ¿Tiene el comercio problemas para encontrar personal como ocurre en muchas empresas leonesas?
– Voy a explicar el último ejemplo. Esta misma semana, en una empresa textil muy importante del centro de León estaban desesperados porque un trabajador se marchaba y no encontraban a nadie. Antes del verano habían recibido 25 currículums y hay que decir la verdad. Muchos de esos aspirantes les pidieron que les pusieran el sello porque no querían trabajar. Hay que ayudar a todo el que lo necesite. Si con las ayudas y la colaboración de padres o abuelos se gana más que trabajando… Eso yo creo que habría que revisarlo. No se puede permitir que a alguien se le ofrezca un puesto de trabajo y que no lo admita. Si no puede, que se le dé esa ayuda, pero la gente que está en edad de trabajar debería hacerlo. Y en todos los sectores, no sólo en el comercio. Hablo también de la construcción, de la hostelería… No se encuentra personal. En mi negocio llevo dos años buscando un técnico y la última opción que he tenido era alguien que me pedía muchísimo dinero y además no quería trabajar más tarde de las siete, cuando en el comercio cerramos a las ocho y media, ni tampoco los sábados. Con esas premisas, no podemos avanzar. Estamos en la generación del ocio, cada vez queremos trabajar menos, pero en el comercio encima nos piden que abramos los domingos. Ya no lo hacemos porque no podemos poner el camastro en la trastienda, pero si encima tenemos que darles a nuestros trabajadores las 35 horas a las que llegaremos, tendríamos que contratar a más gente. Y eso implica más costes empresariales que hay que trasladar a los precios del escaparate, por lo que dejaríamos de ser competitivos. Todo va a reducir los costes empresariales. Vas a un banco, cita previa o hágalo a través de la web. Cada vez hay menos gente, pero al comercio se nos pide que tengamos más. Es una contradicción.
– Hablábamos antes de la venta por internet ¿Cómo valora los proyectos que está impulsando el Ayuntamiento a la hora de ayudarles en este sentido? Mercaleón, reparto de última milla, puntos de recogida de paquetería…
– Está muy bien que una administración colabore, pero hay algo que no me cuadra. Salvo que no haya entendido bien el proyecto, el almacén está en Mercaleón. Yo no creo que ningún comercio de León pueda tener siete productos iguales para llevar allí dos. Y eso sin hablar de tallas o de colores. Si trasladamos el almacén allí, nos queda la tienda vacía. Quizá sí se pueda tener chorizo o cecina envasada, pero trajes de diferentes tallas o colores va a ser muy difícil. Veo un fallo, que la distribución se haga desde allí en lugar de venir a nuestra tienda a coger el traje de la talla o del color que haya comprado el consumidor. En todo caso, la venta por internet tenemos que hacerla. A nivel personal, me han escrito desde Suiza, México o Emiratos Árabes. De Alpedrete no me pide nadie unas gafas. Tenemos que plantar cara a los gigantes como Amazon, pero no tanto a través de la venta online como de nuestro trato directo con el cliente.
– Más allá de la situación concreta del comercio, está claro que la pérdida de población les perjudica de manera irremediable. ¿Cómo valoran la situación de la provincia?
– León se está vaciando y exporta talento a manos llenas pese a que nuestra gente joven tiene en muchos casos una formación extraordinaria. No les ofrecemos oportunidades para que vuelvan. Me encanta que los que están estudiando salgan fuera a curtirse y aprendan cómo es la vida o cómo son las empresas en ciudades más grandes o en el extranjero, pero no somos capaces de descentralizar las industrias para que luego puedan volver. Y nadie se lo ha tomado en serio a nivel político. Llevamos dos legislaturas politiqueando, hablado del tú más y yo menos. Y ha venido una pandemia que ha traído algo bueno que no hemos sabido utilizar: 140.000 millones de euros de fondos europeos. Si los hubiésemos puesto al servicio de la economía productiva, España podría haber cogido velocidad de crucero. Eso implica favorecer la instalación de industrias y atraer talento a León, pero estamos viendo parques y jardines. Creo que es un error político muy grave. No hay política de país y España necesita reindustrializarse. El que no quiera verlo, que no lo vea, pero hemos puesto la fábrica en China y el granero en Ucrania. Tenemos que esperar a que el señor Putin deje salir un barco para traer cereales a Europa y poder hacer una barra de pan. En León, cuando yo llegué, quizá no era autosuficiente, pero tenía muchas cosas que poco a poco se han ido desmantelando. El carbón contaminaba, sí, pero ¿se puso algo alternativo? La mina generaba al mes 60 millones de euros de consumo en la provincia. ¿Dónde están ahora? El campo está perdiendo explotaciones y ahora dicen que si contamina también. Había talleres de los que ahora ya casi no quedan… Estamos destruyendo el tejido productivo y esto tiene solución, pero nos dedicamos más al politiqueo que a trabajar a pico y pala.
– ¿Esa solución es sólo el turismo?
– El turismo puede ser una solución, pero no la única. El turismo lo tienen también Zamora o Palencia. Nos ayuda, pero tenemos que engrasar el turismo. Fui a Madrid en el puente y miré para no llevar el coche. Volver el domingo por la mañana, que sería más barato que por la tarde si quería aprovechar el día en Madrid, costaba 116 euros en el tren. ¿Eso es competitivo? ¿No se puede recriminar a nuestros políticos y a Renfe? La vaca, por lo que vale, como decían los paisanos de la montaña. Si estamos a 340 kilómetros de Madrid, el trayecto costará una cantidad. Y si estamos a 700, debería costar casi el doble, pero esto cotiza como la bolsa pese a ser una empresa estatal. Yo pago 116 y el de enfrente, sólo por sacarlo unos días antes, igual paga 45. ¿Sería comprensible que yo en mi escaparate tuviera unos precios por la mañana, otros por la tarde y otros los fines de semana? ¿Por qué tragamos con esto? León es una ciudad increíble y para volver. Tenemos que lograr que vengan y se queden más y consuman más. Sería maravilloso, pero vamos a facilitarlo, porque ir a otros puntos de España desde Madrid cuesta 20 euros y están al doble de kilómetros que León.