Los personajes del tío Ful: Antonio, fundador de la fábrica de Embutidos Tarabico de Geras de Gordón

Miembro de una familia de veinte hermanos, de lo que más orgulloso está es de lo mucho que trabajó, la fábrica que montó... y de sus hijas, que ahora llevan el negocio

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
19/10/2024
 Actualizado a 19/10/2024
https://youtu.be/h16c9_qI65o

Te acompaña orgulloso por todas las dependencias de la fábrica de embutidos Tarabico, en Geras de Gordón, un referente inevitable en la provincia. «Le llamamos así porque en esta calle, al lado del río, estaba el molino del Tarabico y nos pareció mucho más apropiado el nombre que andar poniendo nuestros apellidos o cosas así».  

Pero lo que más repite no es a qué se dedica cada sala, que también, lo que dice en casi todas es «esta sala la hice yo con mis manos»; como recuerda que hizo el bar inicial, el primer negocio que montó con su mujer. «Lo tuvimos que hacer los fines de semana porque yo tenía que ir a trabajar, que hay que comer». Después de aquel bar llegó el restaurante, en el que daban embutido que hacían en las matanzas con gran éxito y así nació una fábrica cuyo nombre se extendió por toda la provincia y hubo verdaderas procesiones hasta esta pequeña localidad del municipio de La Pola.

"Todo esto lo hice con mis manos y la carretera de Paradilla también"

Antonio, que reconoce que todo el mundo le conoce más por Tarabico que por su nombre, muestra su orgullo de trabajador infatigable y hurga en su memoria para ponerle recuerdos a esa condición. «Yo soy de Cabornera, vine a Geras cuando me casé. Éramos veinte hermanos y eso ya sabes lo que significa... a trabajar desde niño, a los siete años ya estaba en el monte cuidando el ganado, las ovejas, las vacas... Y a los quince comencé a trabajar con un cantero y me dediqué a la cantería muchos años, un buen número de las casas de piedra que ves las hice yo. Y no solo».

- ¿Qué significa y no solo?
- Pues que hice más cosas, como la carretera de Paradilla, desde la curva para arriba.
- ¿Tú solo?
- El jefe venía, marcaba las tareas y desaparecía. Dos años estuvimos ahí haciendo carretera.
- ¿Y cómo no te llamaron para el túnel?
- Lo hubiera acabado antes.

Se ríe de la broma y marcha de la mano de la nieta Lucía, una niña que ya ha escuchado muchas veces esta historia, abre todas las puertas, se mueve como pez en el agua y le cuenta cosas al abuelo Tarabico. 

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