El 38,3% de las manadas de lobo ibérico que viven en Castilla y León lo hacen en la provincia de León, tal y como refleja el censo de lobo ibérico correspondiente a los años 2022 y 2023. Es área de campeo de 74 manadas, de las que 66 tienen el centro de actividad en la provincia. Además, cuenta con cinco manadas compartidas con Galicia, una con Galicia-Asturias y ocho con Asturias. Ha experimentado un notable incremento, pues tenía 54 manadas hace dos décadas y 62 en el anterior censo.
Se consolidan y crecen los principales núcleos poblacionales de la alta montaña de León, Ancares, Alto Curueño, Riaño y Mampodre o Picos de Europa, que siguen siendo las zonas con la mayor densidad de lobos de España. Por ello, a pesar del leve incremento de manadas observado al norte del río Duero, de 6 manadas y un 4 % respecto del censo anterior, es un aumento significativo, ya que se trata de zonas que albergaban ya los valores de mayor densidad de lobos de Castilla y León y de España, cercanos a las 3,4-4 manadas/1.000 km2. Junto a la Montaña Palentina y el norte de Zamora, “están saturadas y ecológicamente no cabe una manada más”.
El nuevo censo del lobo elaborado por la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio contabiliza, como mínimo, 193 manadas en la Comunidad (la cuarta parte población flotante), lo que supone un ocho por ciento más que el anterior registro de 2012-2013, cuando se cifraron 179. De este número, 158 están al norte del Duero, con un cuatro por ciento más, aunque al sur del río el número se disparó un 30 por ciento, hasta las 35. Además, se han recabado evidencias de reproducción para el 87 por ciento de las manadas, por la presencia de cachorros, 15 puntos más que hace un decenio.
Estos datos fueron ofrecidos hoy por el consejero del ramo, Juan Carlos Suárez-Quiñones, el director general de Patrimonio Natural y Política Forestal, José Ángel Arranz, y el jefe de Servicio Central de Espacios Naturales, Flora y Fauna, David Cubero. Suárez-Quiñones apuntó que el nuevo censo 2022-2023 recoge que el cánido se ha expandido hacia zonas de Ávila, Segovia y Madrid, por la Sierra de Guadarrama, y hacia La Rioja a través del Sistema Ibérico. Esto representa un estado de conservación de la especie “magnífico, pero un reto en la gestión” al compartir más territorio con la ganadería extensiva.