La localidad gordonesa de Ciñera no se puede entender sin la minería y su famoso Pozo Ibarra. En 1930 se inauguraron las imponentes instalaciones del Pozo Ibarra que permanecieron activas hasta 1996. Durante gran parte del Siglo XX y del inicio del presente siglo, Ciñera y más localidades de la zona como Santa Lucía, vivían por y para la minería. La dureza extrema de la labor minera consiguió confeccionar poblaciones muy unidas donde el hermanamiento era el primer mandamiento. Las localidades mineras de la montaña leonesa contaban con altos índices de población por aquel entonces, algo que choca directamente con los datos que se manejan en la actualidad. Desde 1998, los municipios mineros leoneses han perdido alrededor de 35.000 habitantes.
A pesar de que desde hace varios lustros la minería ha sido arrancada de la montaña leonesa, sus gentes recuerdan con nostalgia y añoranza los tiempos pasados. El castillete del Pozo Ibarra de Ciñera de Gordón reúne todos estos sentimientos, que poco a poco, con el inexorable paso del tiempo se irán borrando si no se toman medidas. Con 31,5 metros de altura y 60 toneladas de peso, esta estructura de hierro y sin tornillos se construyó con el mismo sistema de montaje que la Torre Eiffel de París. Tras la obtención de la denominación en 2011 como Bien de Interés Cultural (BIC), dos años después se puso en marcha un proyecto de conservación, acondicionamiento, puesta en valor y reubicación del castillete, que a día de hoy aún no se ha llevado a cabo. El convenio en aquel momento fue firmado por la Junta de Castilla y León, la Hullera Vasco-Leonesa y el Ayuntamiento de La Pola de Gordón. En 2015 la Sociedad Anónima Hullera Vasco-Leonesa entró en concurso de acreedores y el proyecto finalmente quedó en papel mojado.
A finales de 2020 el Ayuntamiento de La Pola de Gordón presentó un ambicioso plan denominado "Mina Verde" para recuperar y poner en valor el Pozo Ibarra y su castillete. Este proyecto quería convertir las instalaciones mineras en un destino de turismo inteligente apoyándose en la tecnología y en la innovación de tres maneras diferentes; recreando el ambiente carbonífero, restaurando la construcción tanto del Pozo como del castillete, y por último creando una zona ajardinada que represente la climatología y la vegetación autóctona. Aún a día de hoy no hay nuevas noticias sobre la puesta en marcha de dicho plan.
Los procesos de mejoría del entorno minero están estancados desde hace ya varios años, y las personas que actualmente tengan la oportunidad de visitar esta majestuosa zona minera podrán ver con sus propios ojos la brillante arquitectura del castillete, que lejos de ser minuciosamente conservada, poco a poco va perdiendo color y tristemente va caminando hacia el olvido. El abandono y el silencio se apoderan de los ambientes mineros en detrimento de nuestra historia y de nuestras gentes.