Aquellas fueron las últimas cuentas de una época de ‘vacas gordas’ y para el Bierzo se reservaron 63 millones de euros, seis veces más que la decena que contempla el proyecto de Montoro para este año, pero que entonces fueron calificados de «migajas» y suponían la «parálisis» para la zona.
Sí la ha habido. Una década después, buena parte de los proyectos que por aquel entonces aspiraban a liderar el renacimiento de una comarca obligada a ‘reciclarse’ a la vista del decrecimiento de la minería y la industria energética –los motores que habían tirado de su economía durante décadas–, siguen sin hacerse realidad.
60.000 euros figuraban para la Autovía A-76, que una década después, sigue encadenando retrasos. Este año cuenta con 1,5 millones de euros para la redacción de los tramos entre Villamartín, Requejo y Cascallá y hay previstos cerca de treinta millones de euros hasta 2022, pero todavía habrá que esperar para que la tan ansiada autovía deje de ser una eterna promesa.
Una que no se cumplirá salvo un giro inesperado en la hoja de ruta prevista por Adif será la llegada de la Alta Velocidad. En los presupuestos de 2008 todavía se destinaban 250.000 euros para un AVE cuya llegada a la comarca parece haberse cerrado definitivamente este año tras el anuncio de la conexión con Lugo a través de Ourense.
Cierra el catálogo de infraestructuras fallidas la autovía Ponferrada-La Espina, para la que el Ministerio de Fomento reservó 8 millones de euros hace una década y diez años después ha olvidado, realizando inversiones únicamente en la vertiente asturiana.
La Ciuden se apaga
Durante los últimos años de Gobierno socialista la Ciuden fue la gran esperanza de desarrollo para la comarca. Las obras en el Museo de la Energía fueron la principal inversión durante casi un lustro, durante el que la inversión en el Bierzo se ha reducido prácticamente un 90%.
Los Presupuestos Generales destinaron 69 millones a la comarca en 2012, 57 en 2013, 30 en 2014, 20 en 2015, 10,4 en 2016 y apenas 8,6 el año pasado.
Los casi once millones de las cuentas de este año suponen un engañoso repunte, ya que la partida más importante la acapara la Confederación Hidrográfico Miño-Sil (CHMS), cuyas intervenciones no se centrarán únicamente en suelo berciano.