Aunque en verano es habitual que haya pocas o nulas precipitaciones, este año viene marcado por olas de calor y ausencia de humedad en el terreno, al no haber llovido tampoco en los dos meses anteriores. Por ello, desde la organización de Asaja se prevé un rendimiento «al menos un 35 por ciento inferior a los 1.000 kilos/hectárea del pasado año».
A modo de ejemplo, recuerdan que la comarca de Sahagún registró temperaturas de 31,6 grados en la primera ola de calor el 20 de mayo, de 36,6 grados en la segunda ola de calor el 15 de junio, y de 36,3 grados en la actual. En los últimos tres meses y medio las precipitaciones en comarcas como Sahagún o Esla Campos se han situado en tan solo unos 75 litros por metro cuadrado, la mayoría cados en el mes de abril.
Por otro lado, después de una campaña de floración –por lo general mala– los apicultores de la provincia verán reducidas las cosechas de miel. La floración del girasol, añaden, es la tabla de salvación para los apicultores con asentamientos en zonas en las que se encuentra este cultivo y, sobre todo, para apicultores trashumantes que buscan la floración del girasol y de otros cultivos de secano como la alfalfa. Las colmenas añaden, estarán en plena actividad al menos un mes, que será lo que dure la floración entre las plantas más precoces y las más tardías.
Pérdida de 27 millones
Por su parte, la organización profesional agraria Coag calcula que los cultivadores de girasol y de colza de Castilla y León perderán 27 millones de euros debido al anuncio realizado por Bruselas de eliminar la ayuda acoplada a estos cultivos en el Plan Estratégico de la nueva PAC para la próxima campaña.
Según informó Coag en un comunicado, en Castilla y León se sembraron este año 453.000 hectáreas de girasol y colza. Con la supresión de la ayuda acoplada que los cultivos oleaginosos venían recibiendo desde hace veinte años, y que resultaba «imprescindible» para potenciar un cultivo clave para paliar el desabastecimiento originado por la guerra, los productores verán retraída esa cantidad del montante total que perciben por las ayudas al cultivo de oleaginosas.
De hecho, Castilla y León pasó de producir 250.000 hectáreas anuales a 453.000, por los cambios permitidos por Bruselas ante el panorama de desabastecimiento internacional. Por todo ello, Coag conmina al Ministerio de Agricultura a que presione y negocie en la Unión Europea para que se pueda mantener la ayuda.
Coag ya advirtió que la eliminación de esta subvención al girasol y la colza aumentaría la dependencia de la importación de proteína vegetal para alimentación animal. “Hay que tener en cuenta que la independencia de proteína, dadas las condiciones climáticas y agronómicas, se tiene que alcanzar con diversas fuentes.