El pasado 28 de febrero la empresa adjudicataria de la remodelación de la calle Azorín enSan Andrés del Rabanedo procedía a instalar las barreras que desde entonces tienen cortada la circulación en un carril de cada sentido entre la vía que une la glorieta de los Donantes de Sangre con el ayuntamiento del municipio a la altura del puente que salva las vías del tren.
El objetivo, retirarlos de forma definitiva para convetirlos en un lugar por el que puedan circular los peatones si bien no lo podrán hacer por una acera, sino por un tramo de cemento pintado y se parado de la circulación de los vehículos a motor por unos bolardos.
No ha terminado de convencer el proyecto final a los vecinos, como tampoco el hecho de haber cortado la vía de forma tan prematura mientras pasan los días y las obras en la zona se han reducido a una zanja por el momento. En cualquier caso, las obras deben estar listas a finales del mes de abril, si bien el momento dependerá según explican fuentes consistoriales de la apertura de la planta de asfaltado.
El lento avance de la obra tiene que ver con la presencia de los recursos en las obras de la calle Azorín pero a la altura del parque de Gran Capitán. Las rotondas provisionales que se crearon con la remodelación de la calle se han convertido ya en definitivas y se ha renovado la mediana con la plantación de nuevos elementos vegetales que sustituyen los anteriores.
Aún resta finalizar la adaptación de las aceras a personas con movilidad reducida para finalizar unos trabajos que por su parte ya están listos en la avenida de la Constitución, la fase inicial de este plan de acerado que se licitó con un precio de 267.823,39 euros.