La puñalada a Mario Fuentes, por su trayectoria, es "complicado" que fuera "accidental"

Las forenses señalan que la víctima del crimen de La Torre no presentaba lesiones en las manos y los antebrazos compatibles con una pelea y no ven en el acusado "alteración mental" alguna

29/02/2024
 Actualizado a 29/02/2024
Jorge C.B., el acusado del crimen de La Torre. | CAMPILLO (ICAL)
Jorge C.B., el acusado del crimen de La Torre. | CAMPILLO (ICAL)

Dos forenses participaron este jueves en la cuarta sesión del juicio por el crimen del universitario Mario Fuentes durante un botellón en La Torre en mayo de 2021, en una jornada en la que estaban llamados a declarar más de una veintena de testigos y peritos. En su intervención, en respuesta a las preguntas de las partes, las forenses aportaron datos que permitieron arrojar luz sobre diferentes asuntos. Concluyeron que la causa de la muerte del joven, de 18 años, fue que la puñalada que recibió en el torso perforó la arteria pulmonar, una «vía principal»; aseguraron que la herida se produjo «imprimiendo una fuerza considerable» y «de arriba hacia abajo y de derecha a izquierda». Por su trayectoria, además, advirtieron que «es muy poco frecuente» que ese corte pudiera producirse de forma «accidental», o por hacer «aspavientos» con el arma, como había declarado el acusado, y vieron también «muy complicado» que pudiera darse en el escenario que él describió, con él tumbado en el suelo tratando de defenderse y la víctima encima. Además, remarcaron que el cadáver de Mario Fuentes presentaba otras lesiones que descartaron que en principio fueran compatibles con un escenario de lucha. «En las manos y los antebrazos no hay ninguna», subrayaron las profesionales. Respecto al acusado, Jorge C.B. concluyeron también que «no ha existido ni existe ninguna alteración mental en él» que lo haga inimputable.

En una primera observación, las forenses advirtieron que la víctima tenía las manos y las uñas ensangrentadas, heridas leves a modo de «rozadura o arañazo» en una rodilla y en la palma de la mano derecha y una más «inciso-contusa» en la cabeza que identificaron como causada también por la misma navaja. Su ropa, que recibieron en una bolsa, también estaba ensangrentada y, tras su análisis, señalaron que toda ella pertenecía a la víctima a excepción de la muestra hallada en la manga derecha del cortavientos que llevaba puesto Mario Fuentes, que se identificó como sangre del acusado. 

 

3,5 litros de sangre en la cavidad torácica

Respecto a la herida del tórax afirmaron que su superficie de entrada era de 3,5 centímetros y que la navaja, por las características de su hoja, penetró y cortó a la vez, y «afectó a toda la cavidad torácica» del chico. Seccionó músculos, le fracturó la segunda costilla, atravesó el pulmón y alcanzó la arteria pulmonar, causando una «hemorragia masiva» que le causó la muerte. Las forenses afirmaron que la lesión era «de gran profundidad», de entre 10 o 14 centímetros, y que la navaja, «llegó al fondo de la cavidad torácica». El haber perforado la arteria pulmonar, insistieron, fue lo que desencadenó el fatal desenlace. Mario Fuentes tenía 3,5 litros de sangre en su cavidad torácica de los 5-6 que suele tener de media una persona en su cuerpo. Es decir, más de la mitad de su sangre estaba en su cavidad torácica. Fue esa hemorragia interna la que le colapsó por dentro. «La sangre tiene que estar dentro de los vasos sanguíneos, si no lo está no llega donde debe, los órganos dejan de funcionar y la persona muere», explicó una de las forenses.

Señalaron también que esta arteria pulmonar no es una vía «superficial», por lo que es probable que Mario no sangrara abundantemente a nivel externo. «No sale, se acumula en la cavidad», advirtieron. Respecto a si es posible que con la magnitud de esta herida pudiera estar consciente y tardara alrededor de una hora en fallecer remarcaron que se explica porque se trataba de «una persona joven con una reserva vital grande, pero eso no significa que la herida no fuera mortal. Se prolonga la muerte, pero es inminente». Sobre si se pudo hacer algo más por él en el Hospital consideraron que no se puede intervenir a una persona si no está «estable» y trataron de reanimarlo hasta en dos ocasiones. En relación a la herida, advirtieron que «hay que imprimir una fuerza considerable» para causar ese daño e incidieron en que «una herida que va de arriba hacia abajo es muy poco probable que sea accidental». El tamaño del corte en la arteria pulmonar era de 1,5 centímetros.

Hematoma en el tabique nasal y dolor en el hombro

Estas mismas profesionales también declararon sobre el informe de lesiones del acusado, Jorge C.B., que aseguraron que presentaba tras los hechos «un hematoma en el tabique nasal» y que dijo le dolía el hombro. No tenía nada roto, no necesitó más que una primera atención para curar las heridas y estas fueron sus «únicas lesiones». Se refirieron también a un informe sobre el estado mental de Jorge C.B. en el que concluyen que «no ha existido ni existe ninguna alteración mental en él». Aseguraron que pudieron entrevistarse con el acusado y que este no les refirió que tuviera «ningún problema», que su vida era «estructurada», aunque sí que les mencionó que consumía cannabis, pero que no precisó tratamiento de deshabituación tras entrar en prisión y entendieron que este era esporádico. Remarcaron que en ningún momento les dijo que consumiera otro tipo de sustancias estupefacientes, pero que, en todo caso, sus análisis tampoco lo reflejaron. Respecto a si su estado pudo estar alterado el día de los hechos por las drogas o el alcohol, las forenses indicaron que de su relato de lo que ocurrió «se desprende que se acuerda» y que les detalló de forma «pormenorizada» incluso cómo fue sucediendo todo.

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