¡Qué falta de imaginación!

Las torres de la térmica de La Robla serán demolidas y pasarán a ser historia en pocas horas. Expertos en patrimonio industrial claman contra esta decisión que causará un daño irreversible y acusan de falta de imaginación para pensar en otras alternativas a este símbolo de una época en la comarca

Fulgencio Fernández
01/05/2022
 Actualizado a 05/05/2022
Esta estampa, tan habitual al llegar a La Robla, dejará de existir en unas horas; muchos expertos claman contra esta decisión. | JAVIER REVILLA
Esta estampa, tan habitual al llegar a La Robla, dejará de existir en unas horas; muchos expertos claman contra esta decisión. | JAVIER REVILLA
La noticia del cierre de las térmicas ya era conocida y tuvo su debate; pero ahora llega otra fase, la demolición de lo que muchos consideran un símbolo de un tiempo y una comarca, como ocurrirá en horas —a las 13:00 horas de este viernes, 6 de mayo— con las chimeneas de la térmica de La Robla; decisión contra la que se han levantado voces en diversos sectores que, en general, critican duramente este «no dejar piedra sobre piedra» y llegan a afirmar que «es una evidente falta de imaginación».

El profesorde la ULE y experto en patrimonio industrial Javier Revilla es claro y contundente: «Todo lo que sea demoler me parece una pérdida de energía y una falta de imaginación para reaprovechar dando nuevos usos. Si encima hablamos de patrimonio industrial, su versatilidad es manifiesta. Sería compatible conservar, si no todo, sí los elementos más icónicos y darles usos alternativos. Estamos arrasando no solo el empleo del pasado sino del futuro».

Explica Revilla a quienes creen que esta tierra tiene «excesivo patrimonio a conservar» que «tirarlo es costoso y no genera nada a futuro. Tengo experiencia en gestiones similares. Es difícil, porque cuesta trabajo y pensar, pero lo fácil es tirar y olvidar».

Incluso desde el mundo de la música tradicional, David Álvarez Cárcamo, levantan su voz contra esta decisión de arrasar las torres. «Es una pena; esas chimeneas de la térmica roblana son una fuente de ideas, de imaginación, un símbolo... no me creo que no puedan dejarse ahí. Imaginemos que se hubiesen tirado todas las chimeneas de azucareras y tejeras».

Más duro y contundente se muestra el gran estudioso del patrimonio leonés Juan Carlos Ponga, quien va más allá en su análisis: «No solo hemos perdido ya la posibilidad de producir energía eléctrica en caso de emergencia sino que, además, nos destruyen los restos de un importante patrimonio industrial para que no quede piedra sobre piedra del pasado».

Ponga, que ha dedicados dos volúmenes a repasar el patrimonio perdido en esta tierra lamenta la situación: «No se qué habrá hecho esta provincia para que sea tratada igual que trataron los romanos a los cartagineses. No será necesario sembrar de sal los campos para matarnos de hambre sobra con sembrar los de molinos y placas solares».
Pues en horas será una realidad.
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