E.C.C., junto a H.C.V., A.M.A. y J.L.J., se sientan desde este lunes en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de León, donde un jurado popular compuesto por seis hombres y tres mujeres juzgará hasta el jueves la implicación o no de cada uno de ellos en la muerte por disparo de Dawry Vilorio.
El primero en declarar fue E.C.C., quien respondió a preguntas de todas las partes, en las que aseguró que conocía al fallecido desde que llegó a España, en 2008, así como al resto de acusados desde hacía uno y dos años. El día 25 de febrero, de acuerdo a su relato, se encontraba con H.C.V. y, al llegar a casa de su madre se encontraron dentro a dos hombres desconocidos que les apuntaron con pistolas y les redujeron, así como a su madre y a su hermana pequeña mientras robaban en la vivienda, de la que se llevaron “unos 40.000 euros y aparatos electrónicos”.
Cuando los ladrones marcharon y E.C.C. y H.C.V. consiguieron soltarse, el primero de ellos sospechó inmediatamente de Dawry, “porque sabía que tenía una gran cantidad de dinero en una caja fuerte en casa”. Tras ello, según explicó, llamó a A.M.A. y J.L.J. porque “parte del dinero robado era de ellos” e intentó buscar “desesperado” al ahora fallecido “para darle un escarmiento y unos puños y ver si sabía algo y si podía recuperar las cosas”.
Los acusados y el fallecido se trasladaron en el coche de H.C.V. a un lugar “apartado” y E.C.C. quiso dejar claro que él “en ningún momento llevaba un arma” y que “ni siquiera tenía una”. En un forcejeo entre Dawry y E.C.C, el segundo descubrió que el primero llevaba una pistola que “le logró quitar pero que se disparó en el momento en el que la tenía en la mano”. “Me quedé paralizado, temblando de pies a cabeza y nos fuimos, pero volvimos y cogí el móvil de Dawry, lo rompí y lo tiré al río”, detalló, al tiempo que aseguró “no tener ni idea” de por qué no estaba en arma junto al cuerpo del joven.
“Pensábamos que se nos había arruinado la vida, porque no fuimos con la intención de matar a nadie, sino que lo que ocurrió fue un accidente, y les pedí que por favor no contaran nada”, insistió el acusado, quien se mostró arrepentido de “no haber tirado el arma lejos cuando se la quité”. “Nada tiene sentido, porque en caso de haber querido hacer eso no lo habría hecho ni en ese momento, ni en ese lugar, ni de esa manera, Por eso reconocí los hechos desde el primer momento, pero no la forma en la que se relatan”, puntualizó, al tiempo que se reconoció “culpable de no haber llamado al 112” al estar “paralizado por el miedo”.
Relato de los hechos
Los hechos se produjeron el 25 de febrero de 2020, cuando el cuerpo de Dawry Vilorio fue localizado en un camino rural en el término municipal de Valdefresno, entre las localidades de Villavente y Carbajosa, con dos heridas de bala, una en la cabeza y otra en la mano.
Según el relato de la Fiscalía, los cuatro varones que se sientan desde hoy en el banquillo acusaron al fallecido de haber robado dinero y sustancias estupefacientes del domicilio de uno de ellos, tras lo que le recogieron en coche y se adentraron en un camino “solitario y apartado para darle un escarmiento”. Una vez allí, E.C.C. le amenazó con una pistola que llevaba oculta en su ropa y, al perder los nervios, terminó disparándole, por lo que “murió de manera inmediata”. Después de ello, los varones abandonaron el lugar en el vehículo, pero más tarde regresaron para recoger la documentación y el móvil de Dawry.
El cuerpo del varón, de 25 años, fue localizado dos días más tarde y, en el mes de mayo ingresó en prisión E.C.C., quien todavía se mantiene allí. Por su parte, A.M.A. y J.L.J. permanecieron en prisión desde el 18 de junio hasta el 20 de julio.
Solicitud de penas
Por estos hechos, el Ministerio Fiscal solicita para cada uno de los cuatro acusados una pena de 14 años de prisión por un delito de homicidio con abuso de superioridad y 18 meses por otro de tenencia ilícita de armas para E.C.C., quien todavía está en prisión provisional. Además, pide una indemnización conjunta de 115.000 euros para la pareja de hecho del fallecido y de 10.000 para su madre.
Por su parte, la acusación solicita para todos ellos penas de 15 años de prisión por el delito de homicidio, así como otros 18 meses por tenencia ilícita de armas para E.C.C. e indemnizaciones de 70.000 euros para su madre, 20.050 para cada uno de sus dos hermanos.
Las defensas de los acusados se muestran disconformes con los hechos relatados y considera que lo que ocurrió en realidad no fue constitutivos de ningún delito, así como que no había ningún plan conjunto de venganza. El letrado de E.C.C. puntualizó que, en el caso de haber delito, sería un mucho homicidio imprudente porque “no apretó el gatillo para tener un resultado de muerte, sino que fue un auténtico accidente” según mantuvo la defensa del acusado que se encuentra en prisión, al tiempo que solicitó la absolución. En el caso de H.C.V., su abogado aseguró que este tan solo ejercía como conductor para E.C.C. y que se encontraba fuera del vehículo cuando se produjo la muerte del joven.
Por parte de A.M.A. y J.L.J., su letrado expuso que estos no se pusieron nunca de acuerdo para acusar a Dawry del robo, así como que intentaron huir del lugar por miedo a que les pasara algo, pero terminaron por quedarse ante las amenazas de E.C.C., a quien acusaron de haberles apuntado con la pistola. Por ello, solicitó la libre absolución de ambos.