Los récords del sopero mayor: raciones de sopa, guerras y bandas de semana santa

Gerardo García Arias tiene un curioso récord, el del que más raciones de sopas de ajo repartió pues durante más de 50 años fue el encargado de hacerlas en las fiestas de León

30/06/2024
 Actualizado a 30/06/2024
Gerardo García (tercero por la izquierda) con el grupo de ayudantes para hacer las sopas de ajo para miles de personas, en este caso en 1976. | FERNANDO RUBIO
Gerardo García (tercero por la izquierda) con el grupo de ayudantes para hacer las sopas de ajo para miles de personas, en este caso en 1976. | FERNANDO RUBIO

Era una gozada hablar con Gerardo pues era un pozo de anécdotas sin fin, que contaba con gracia, lo que muchas veces hacía que no repararas en lo que contaba, en su intensa vida y, muchas veces, dura, pero lo decía con tal desenfado: «Era todavía un niño y ya había estado en dos guerras. Seguro que me parecieron pocas y me apunté a la División Azul, en Rusia. Anda que no me arrepentí veces, y el frío que pasé... me río yo cuando se quejan del frío de León, aquello sí que era para mear y o echar gota, pero como te lo cuento, pues meabas y se congelaba por el camino, antes de llegar al suelo». 

Veinte meses estuvo en Rusia.

- Pero, ¿cómo tres guerras siendo todavía un rapaz?
- Mira, a la primera  fui siendo menor de edad. Me pasó que como necesitaba trabajar, porque cuando tenía 4 años se mató mi padre en la mina, pues falsifiqué la edad para entrar en el Ejército y me destinaron a sofocar la Revolución del 34, tenía 16 años y allí me vi, en aquel fregao; después la guerra civil, con 18 años, también en destinos jodidos: Me tocó Teruel, el Valle de Arán, más frío otra vez; la famosa batalla del Ebro, la ofensiva de Barcelona... y todavía con veinte años». Para añadir: «Pues me parecería poco, estaba en Galicia destinado, muy tranquilo... y me apunté a la división azul, pero allí ya escarmenté, se acabaron las aventuras... salvo hacer las sopas de ajo».

Pero hemos ido muy deprisa. Ya apuntó Gerardo, nacido en Canales en 1918, que tuvo que empezar a trabajar muy pronto y es que su padre se mató en la mina siendo un niño. «Lo de entrar al Ejército con 14 años ya fue mi segundo trabajo. Siendo todavía más niño ya entré de pinche, para recados de todo tipo, en el Hotel Oliden de León (el actual Alfonso V) y fue el dueño del hotel, que conocía a mucha gente, el que me arregló para entrar en el Ejército».

- Lo que dices arreglar fue falsificar la fecha de nacimiento.
- Llámale como quieras, pero no esperes que yo diga nada malo; encima que me buscó trabajo. 

Total, que casi en el inicio de su vida aquel joven militar ya había vivido, y penado en muchos casos, mucho más de lo que correspondería a su edad; tal vez por ello, al regreso a su León natal ya se apuntó a otras ocupaciones de mucho menos riesgo: la cocina y la música, desde dentro del Ejército, hasta su jubilación.

Y la cocina le llevó a una de sus ocupaciones más singulares y que más popularidad le dieron: hacer las sopas de ajo que el Ayuntamiento decidió ofrecer a los asistentes a las fiestas de San Juan y San Pedro en la Plaza Mayor.

- ¿Qué tal lo de trabajar para el Ayuntamiento?
- Muy bien, muchos abrazos y esas cosas. Cada año desde 1958, antes de la noche de las sopas siempre pasaba por allí para decir lo que necesitaba de pan, pimentón, ajo... lo habitual. Yles hablaba de subir el sueldo, jamás me lo negaron y todos los alcaldes me subían lo mismo, como si estuvieran de acuerdo. Me subían el doble.

- Al final un pastizal, teniendo en cuenta que llevas 50 años.
- Echa tú la cuenta, pero según me contaban a mí el doble de nada es exactamente nada de nada. 

Y así. Más de 50 años a miles de  raciones, bien podría estar en el Libro Guinnes. Le gustaba contar que solo un años nos quedamos sin raciones, fue una locura.

- ¿Cuándo vinieron los reyes?
- Eso piensa todo el mundo, pues no. Fue un año que Gelete empezó a recomendar por la radio a todo el mundo que fuera y aquello era  una avalancha. Hicimos sopas para casi 10.000 personas y se quedarían sin ellas alrededor de dos mil. 

La música fue la otra pasión de Gerardo García. Y la Semana Santa. De hecho unió las dos aficiones¡ y recordaba cómo «fundé la primera banda de Cornetas y Tambores que hubo en León; toqué en la banda del Nazareno; canté en el Coro Padre Isla y fundé el coro de la parroquia de San Isidro Labrador... ni sé los conciertos en los que estaría. Menos que raciones  de sopas, eso sí».

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