Mucha suerte iba a ser la de que llegasen las obras a la
carretera N-630 entre
León y Benavente a los pocos días de que sus baches hiciesen también botar a los lectores de la prensa leonesa. Pero por momentos así lo creyeron los vecinos de los pueblos que la transitan cada día al sur de la provincia. De buenas a primeras amaneció y al salir del pueblo con el coche y enfilar «el camino de cabras» (lo mismo da dirección León que Benavente), un aviso. O mejor dicho, dos. Primera señal de obras en el arcén avisando del
perfil irregular de la vía y la segunda
reduciendo la velocidad a 80 kilómetros por hora.
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Más de una semana con las
señales apostadas en ambos sentidos de la carretera N-630 y pocas novedades de obras a pesar de los avisos al conductor. Ambas señales se encuentran colocadas en los tramos donde los baches son más profundos y repetidos. Sobre todo entre
Villamañán y la frontera con Zamora donde hay zonas de la vía como es la de la salida de
San Millán de los Caballeros (por poner un ejemplo) donde el asfalto está literalmente destruido. Es en tramos como este por donde la circulación se hace especialmente complicada en días de lluvia ya que los baches (agujeros de varios centímetros ya en muchos casos) se llenan de agua.
Los vídeos denunciando la situación de la
N-630 a través de las redes sociales se multiplican y los partidos políticos van sucediéndose en la emisión de notas de prensa implorando soluciones al
Gobierno del PP. Mientras estas llegan, bajar la velocidad es la solución y cada día que pasa la N-630 suma un nuevo
bache y se acentúan los ya existentes de modo que la última capa de brea es apenas perceptible en algunos tramos. «Ya llegaron las señales, ahora a ver cuando se acuerdan de las obras», comentan quienes la transitan a diario. «De vergüenza».