Los avatares a los que ha sido sometido en los últimos años, con la reforma de la OCM que obligó a abandonar la mitad del cultivo, la reducción de las ayudas y la bajada de los precios, no han podido tumbar a esta fuente de riqueza para los pueblos de la Comunidad, que ahora encara un futuro que estará marcado por el final de las cuotas en 2017.
El reto está en abastecer internamente las 800.000 toneladas que actualmente diferencian la producción (500.000 toneladas) y el consumo (1,3 millones de toneladas) de azúcar en España y que ahora se cubren desde Francia y Portugal. La base que garantizará el futuro será una oferta competitiva de unos cultivadores con una notable presencia de jóvenes, ya que representan el 15 por ciento del total.
Marino Fernández, remolachero de la localidad leonesa de San Pedro de las Dueñas, remarcó el carácter “social” de un cultivo, que ha generado una “enorme riqueza” en los pueblos, antes con los jornales, y ahora con el transporte, las semillas, los fertilizantes, los fitosanitarios y la transformación industrial. “A la zona le viene bien porque es más rentable que otros cultivos y ese dinero lo tienes y se queda en la zona”, agregó.
Esta cultivador se preguntó “por qué la remolacha no va a volver a ser la estrella” del regadío en la Comunidad y aseguró que a todo aquel con el que habla le anima a sembrar. Y es que es el cultivo “más rentable” de la zona, indicó, porque al precio actual, 42 euros por tonelada incluidas las ayudas, se saca “entre 6.000 y 7.000 euros más que con otros cultivos, como el maíz a 30 pesetas”.
“Pero claro, es un cultivo que requiere trabajo, constancia y tiempo, y muchos prefieren el maíz que da menos trabajo”, dijo, para indicar que la rotación de cultivos que introduce el 'greening' de la nueva PAC, puede favorecer la plantación de raíz”. “Es el cultivo que más dinero da. Apuesto por este cultivo porque sigue siendo el más rentable de la zona y por la alternancia, y aunque ahora nos obliga la PAC, a mi siempre me ha gustado por la rotación y la remolacha por sí sola creo que tiene futuro”, aseveró.
Con todo, manifestó que cada año las producciones son “más seguras”, gracias a las investigaciones se AIMCRA (Asociación de Investigación para la Mejora del Cultivo de la Remolacha Azucarera) y aseguró que son “los mejores de Europa con regadío”, la pasada campaña alcanzaron rendimientos medios de 107 toneladas por hectárea y este año “creo que nos salimos y estaremos en las 110”.
Asimismo, recordó el acuerdo marco interprofesional (AMI) suscrito con la industria, que “te ofrece una seguridad”, dijo, que no tienen otros cultivos, aunque constató que la raíz, en relación a los rendimientos presenta “altibajos” y aunque el reto es superar las 100 toneladas por hectárea, “no sabes nunca lo que vas a sacar”. Advirtió no obstante que la desaparición de las cuotas permitirá a la industria “sembrar lo que quiera” y las explotaciones medias de los agricultores están entre 10 y 20 hectáreas.
Optimismo
El presidente de Asaja en la Comunidad, Donaciano Dujo, remarcó que la remolacha fue el cultivo de regadío “estrella” y muchas familias vivían del mismo con explotaciones de cuatro o seis hectáreas, porque constituía la base de su economía. Lamentó Dujo que pese a ser un impulsor de la riqueza, la raíz “ha tenido todas las desgracias posibles, con la reforma de la OCM que obligó al abandono del 50 por ciento de la producción y de un precio 50 euros la tonelada se ha pasado a 26 euros ahora”.
Pese a ello, sustanció que “está claro que donde hay remolacha, sin duda alguna se genera más empleo y riqueza desde el propio sector y actividades ajenas como transporte, semillas, fitosanitarios, infraestructuras de riego e industria”. “Es bueno por sí mismo”, dijo. Así, trasladó que quiere “ser optimista” sobre el futuro del sector porque en Castilla y León se ha “peleado” por su supervivencia.
El dirigente sindical expresó que “es necesario mantenerlo y si se puede ir aumentándolo hasta que se pueda, ya que desaparecen las cuotas en 2017”. “Lo deseable es producir lo que consumimos”, razonó, para indicar que este objetivo es “a largo plazo y tenemos los mejores profesionales de Europa, ya que en ningún sitio se produce tanto como aquí”.
Donaciano Dujo comentó que este cultivo ahora tiene a favor la reforma de la PAC y el acuerdo marco interprofesional y señaló que “si se sigue sembrando es gracias al aumento de la producción, de la calidad y el ahorro de los costes”. “Aún teniendo menos precio, como producimos más tenemos costes más ajustados y se puede seguir manteniendo”, dijo, para.
Dujo recordó que el acuerdo marco hasta 2020 garantiza poder producir a un valor aproximado de 42 euros, que incluye el precio, la ayuda asociada y el programa agroambiental. “Todos tenemos que luchar por ello, Junta, Gobierno, industria y cultivadores; porque puede haber cultivos que den alegrías un año pero tan seguros, estables y con tantas garantías como la remolacha, pocos”, argumentó.
Asimismo, incidió en la profesionalización de este cultivo y recordó que si este año se han superado las 100 toneladas de media en rendimientos, el objetivo es pasar en 2020 de las 120. “Con el acuerdo interprofesional, los apoyos administrativos y el aumento de la producción, quiero ser optimista sobre su futuro”, concluyó.
Fuente de riqueza
El responsable de Remolacha de La Alianza UPA-COAG León, Matías Llorente, destacó que la remolacha se lleva plantando desde hace más de un siglo y “hasta hace muy poco ha sido el cultivo estrella de las explotaciones familiares de Castilla y León, el que tiraba de la rentabilidad y permitía acometer inversiones”. Un cultivo, recordó, que tenía carácter “artesanal”, pero que ha sufrido una enorme evolución en cuanto a la genética de la semilla, a los tratamientos fitosanitarios y al abonado y se ha mecanizado al cien por cien
Llorente lamentó que “se han cometido errores históricos” en torno a esta fuente de riqueza, como el desacoplamiento de las ayudas; a lo que se sumaron crisis de precios, y ahora la liberalización del sector en 2017 y la incertidumbre que genera, por lo que está ocurriendo con el sector lácteo. Y eso a pesar de la interprofesional suscrita hasta 2020, porque “el problema es que el precio es de 31 euros, y hasta 42 son ayudas, la asociada y el PDR” y “hay desconfianza con la industria porque no entendemos el sistema de descuentos y polarización, no han evolucionado los laboratorios”, dijo.
En este contexto, expresó que la situación del sector es de “expectación” a ver qué pasa a partir de 2017; porque los costes de producción en Castilla y León seguirán siendo muy superiores a los de Europa, al tener que acudir al regadío, con explotaciones de entre diez y 20 hectáreas, es decir, de tamaño reducido familiar, y abogó por potenciar como en el continente la producción industrial cooperativa.
La nómina del campo
El coordinador regional de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), destacó que la remolacha “antes era la nómina de los agricultores” de la Comunidad, y ofrecía un “seguridad tremenda” de ingresos, una situación que será difícil de retornar.
González Palacín afirmó que el cultivo ahora presenta “mucho riesgo” porque los beneficios que ofrece son “muy justos” y se necesitan “120 toneladas por hectárea de rendimiento, debes ser muy bueno, muy profesional y también que te acompañe la suerte”. “Se puede sembrar pero con precio”, dijo.
En este contexto, recordó que “la remolacha está en Castilla y León” y demandó más allá del “acuerdo privado que supone el AMI”, que la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta, tutele “una mesa del azúcar en la que se pueda suscribir un gran acuerdo entre todas las partes implicadas para que todos paguen lo mismo”. “La remolacha está en Castilla y León y Castilla y León debe coger el toro por los cuernos para garantizar un futuro para el cultivo”, resumió.