Las intensas lluvias registradas a lo largo del presente mes de marzo se han traducido en un aumento más que significativo para los embalses leoneses. Muestra de ello es el caso del embalse de Riaño -que fue construido en su día con el nombre de Presa de Remolina- que este martes se encuentra al 92,5% de su capacidad.
Este aumento del agua hace presagiar un posible desembalse, y esto preocupa a la cercana localidad de Remolina que lleva más de dos décadas esperando un nuevo puente de acceso, ya que en caso de desembalse, el agua de los aliviaderos del pantano iría al puente. Desde la Junta Vecinal, Miguel Ángel Álvarez explicaba a La Nueva Crónica que “cuando el agua sale por los dos chorros de las compuertas, y llega a salpicar en el rompiente, llega al puente”, y “si hay que abrir los alivaderos, los aliviaderos están justamente encima del puente”. En este sentido, recordaba que una vecina del pueblo le comentó que hace muchos años, más de dos décadas, ya hubo una situación crítica. “Me comentaba que hace muchos años estuvo la guardia civil controlando el tráfico del puente porque el agua saltaba, había una persona enferma, y se la llevaban a León”.
Lo que vienen a decir desde Remolina es “no pretendemos denunciar a nadie, pero luego nos encontramos con inundaciones, y uno no sabe, el otro no quiere, el otro no tiene... Han tenido años. Escribí una carta a la presidencia de Confederación Hidrográfica del Duero para comentárselo, y llevan veintipico años con esto... Si esto no rompe por algún sitio, esto se queda en el aire”.
La respuesta de la CHD
Por su parte, la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) ha remitido una respuesta a la Junta Vecinal de Remolina en la que señala que “en relación con su escrito, en el que solicita que se retome el nuevo puente de acceso a Remolina, se informa que, se está volviendo a estudiar la posibilidad de llevar a cabo la construcción de un nuevo puente de acceso a Remolina; para lo que se está realizando un minucioso estudio de detalle del aliviadero lateral de la presa de Riaño, con el apoyo de la Dirección General del Agua y el Centro de Estudios de Experimentación de Obras Públicas (CEDEX), con el fin de precisar al máximo las afecciones que se pudieran producir, en un futuro, debidas al funcionamiento de dicho aliviadero. En base a los futuros resultados de este estudio, se tomarán las medidas oportunas”.
Un estudio minucioso que, para los vecinos, se sigue dilatando ya que en su momento el proyecto llegó a salir a licitación allá por el 2007, pero la desaparición de la empresa adjudicataria hizo que quedase relegado al olvido. Ahora, solo esperan que no sea necesaria una desgracia para que se tomen medidas, se agilicen trámites, y salga adelante.