La iglesia de la localidad de Torre de Babia perteneciente al municipio leonés de Cabrillanes es objeto de una intervención, a punto de concluir, centrada en la recuperación y restauración de la primitiva pintura mural, que se encuentra a lo largo de todo el templo, con el objeto de conservar y devolver una imagen de color en perfecta simbiosis con sus formas arquitectónicas.
Así, se ha descubierto un tejido pictórico de imitaciones arquitectónicas al estilo del momento, es decir, transición del siglo XV a principios del XVI, sobre las que se aplicaron representaciones iconográficas de carácter popular hechas posteriormente.
Estas pinturas murales lucieron con vida propia, pero con el paso del tiempo, gusto e intervenciones sobre ellas se fueron acumulando capas de morteros de reparación, otras pinturas, grandes muebles, y enfoscados de cal, a lo que se sumó la anulación de espacios y elementos arquitectónicos, dejando el esplendor de las épocas primarias sumido en el silencio y la ocultación.
La pintura mural original debió permanecer descubierta totalmente en mejor o peor estado de conservación hasta, aproximadamente, finales del siglo XVII, fecha en la que se montaron los retablos laterales de estilo barroco contrarreformista, situándose en un primer plano ocupando y ocultando buena parte de los paramentos. Posteriormente, el retablo barroco churrigueresco en el siglo XVIII ocultó la capilla central quedando sus pinturas murales en la más absoluta oscuridad. En definitiva, las pinturas murales fueron cubiertas como recuerdan desde la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, que destina 237.885 euros a esta actuación.
La iglesia presenta una planta de cruz latina con una estructura general gótica con bóvedas nervadas en la zona del crucero y, según libros de fábrica, ya es nombrada en el siglo XIV. En un estudio realizado sobre la arquitectura en la comarca de Babia, al hablar del edificio se dice: “…los paramentos del interior se encontraban dibujados con pintura en forma de cuadricula simulando el aparejo de sillares y dibujando las canterías de huecos inexistentes...”.