Los devastadores efectos de la Dana que la pasada semana asoló la Comunidad Valenciana obligan a prestar atención a las zonas inundables de otros territorios, más si cabe en un contexto climático como el actual, en el que los expertos alertan que sucesos de este tipo podrían ir en aumento. Según los datos más actualizados del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), en la provincia de León hay 129 tramos con riesgo poderse inundar: 63 en la demarcación hidrográfica del Duero y 66 en la del Miño-Sil.
Estos tramos suman una longitud 280,6 kilómetros que podrían provocar potenciales inundaciones en el caso de unas precipitaciones desmedidas. En base a las estadísticas del Miteco, 160,4 de estos kilómetros corresponden al área de actuación de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) y 120,2 kilómetros a la vertiente más occidental de la provincia.
Las áreas de riesgo potencial significativo de inundación (ARPSI) que tiene registradas el Gobierno de España, como los casi 130 tramos correspondientes a la provincia de León, se definen a través de una serie de mapas que contienen "información cartográfica y alfanumérica" de cauces y costas que podrían sufrir importantes riadas en el caso de un episodio grave de lluvias torrenciales. Estas zonas en alerta fueron delimitadas por la Evaluación Preliminar del Riesgo de Inundación (EPRI), cuyo segundo ciclo de trabajo para las distintas demarcaciones hidrográficas del territorio nacional se culminó en 2019.
Los mapas de zonas inundables servirían para establecer prioridades ante precipitaciones torrenciales
Según el documento 'Revisión y actualización de los mapas de peligrosidad y riesgo de inundación. 2º ciclo', correspondiente al radio de acción de la CHD, estos mapas de peligrosidad, que definen las áreas más críticas de la provincia leonesa en lo que a riesgo de sufrir inundaciones se refiere, suponen "una herramienta eficaz de información y una base adecuada para el establecimiento de prioridades y la toma de decisiones adicionales de índole técnica, económica y política relativas a la gestión del riesgo de inundación". Es decir, en el hipotético caso de que una Dana de efectos catastróficos se acercase a León, estos documentos de trabajo servirían para definir las líneas de actuación a la hora de abordar la crisis.
La catalogación de las zonas inundables en la provincia de León, al igual que en el resto de España, se realiza en base a cuatro aspectos: eventos de inundación recientes acontecidos en la zona, las infraestructuras y obras de defensa contra las mismas, los cambios topográficos y las ampliaciones de los documentos técnicos de la EPRI. Estos parámetros son los que delimitan, por tanto, a esos 280 kilómetros de la provincia con el potencial de anegar sus inmediaciones.
Los áreas peligrosas más largas
El tramo más largo de los registrados por el Miteco en territorio leonés corresponde al cauce del río Esla, entre Cimanes de la Vega y el municipio zamorano de Bercial del Barco. Las estadísticas ministeriales elevan a 35,6 kilómetros esta zona potencialmente inundable en la provincia.
El segundo de mayor longitud se ubicaría en la zona de Luna, concretamente en Villafeliz de Babia, localidad del municipio de San Emiliano, con casi 18 kilómetros con riesgo de inundación. A continuación, aparecía un tramo del río Sil de 12,3 kilómetros, desde El Soto hasta Dehesas, en Ponferrada, y pasando por Priaranza del Bierzo.
Se espera que "a medio y largo plazo" aumenten las inundaciones por culpa de la actual crisis climática
También es más que reseñable un tramo del cauce del Torío, entre Garrafe y Villanueva del Árbol (ya en el alfoz leonés, en el municipio de Villaquilambre), con 11,2 kilómetros inundables. Igualmente, destaca por su longitud, cercana a los diez kilómetros, una zona conflictiva en el arroyo de la Reguera de Naraya, desde la Gamera (Ponferrada) hasta Camponaraya. Igualmente en territorio berciano, cabe destacar los cursos conflictivos del arroyo de Magaz, desde La Señora, también en el municipio de Camponaraya, hasta Carracedo de Monasterio (Carracedelo), y el del río Boeza a su paso por una zona de cinco kilómetros y medio que discurre entre los términos municipales de Bembibre y de Castropodame.
Otros de los cursos fluviales que podrían presentar riesgo de inundación en la provincia se sitúan en toda la franja central, destacando los del Bernesga, Torío o Curueño. Más al sur, los cauces del Órbigo o el Duerna también presentan conflictividad en algunos tramos.
El cambio climático juega en contra
Después de lo ocurrido con la tragedia valenciana, las previsiones de los expertos apuntan a que este tipo de catástrofes se volverán más frecuentes debido a la crisis climática. Una postura que también comparte el Miteco, ya que en su documento de trabajo respecto a la demarcación hidrográfica del Duero reconoce que "es probable que el cambio climático tenga un efecto significativo en la inundabilidad" de provincias como León "a medio y largo plazo, en particular en los caudales de avenida".
En este sentido, en el informe ministerial sobre mapas de peligrosidad y riesgo de inundaciones advierten que "el cambio climático tiene unos efectos potenciales lo suficientemente graves como para seguir avanzando en investigación sobre su influencia en la inundabilidad". De este modo, desde el Gobierno de España sitúan precisamente a la prevención como una de las principales bazas para hacer frente a futuras danas.