Entre ellos, según informa la Junta, deben estar incluidos en un programa de apoyo (individual y/o grupal) de deshabituación tabáquica que esté implementado en Sacyl; han de tener motivación expresa de dejar de fumar (que se pueda constatar con un intento de dejar el tabaco en el último año) y alto nivel de consumo (que fumen diez o más cigarros diarios) y dependencia (puntuación igual o superior a 7 en el test de Fagerström).
La intervención con fármacos no se propone al paciente desde el primer momento en que acude a la consulta y es incluido en el proceso asistencial, sino que es preciso realizar algunas intervenciones motivacionales y de consejo y un seguimiento de la respuesta al tratamiento, por lo que se plantean varias consultas en el centro de salud. La prescripción y la dispensación en las oficinas de farmacia se realizarán mediante el sistema de receta electrónica y la financiación incluye un intento anual por paciente con un tratamiento durante 12 semanas en el caso de vareniclina, o durante nueve semanas con bupropión.
La aplicación de estos criterios se realizará mediante una validación del cumplimiento de los mismos, según las variables y datos recogidos en la historia clínica del paciente (a través de la guía asistencial) en el momento de la prescripción en el sistema de receta electrónica.
Asimismo, la financiación está sujeta a la aportación del paciente, según su código de aportación (TSI). El tratamiento con vareniclina (12 semanas) tiene un coste total de 287 euros y el de bupropion (nueve semanas) de 62 euros.
Por otro lado, cabe destacar que los suplementos de nicotina “son medicamentos publicitarios”, por lo que se mantienen sin financiación pública y no necesitan la prescripción de un médico. En este caso, el paciente deberá abonar en la farmacia el precio total de este tipo de productos (parches o chicles de nicotina).
Contexto y datos de consumo sobre tabaquismo
El tabaquismo constituye el principal problema de salud pública prevenible en los países desarrollados, siendo un factor determinante de numerosas patologías (cánceres, enfermedades vasculares, respiratorias, etc.) y la primera causa de mortalidad y morbilidad evitables en nuestro país y el resto de países de nuestro entorno. Se le atribuye un 38 por ciento de la carga de enfermedad pulmonar y hasta un 82 por ciento del cáncer de pulmón.
La prevalencia de tabaquismo en España es aún elevada, con un 24,4 por ciento de fumadores actuales (diarios y ocasionales) de 15 y más años. Existen diferencias por sexo, siendo la prevalencia de consumo superior entre los hombres respecto a las mujeres (28,2 frente a 20,8 por ciento). También existen diferencias por grupos de edad. El 34,7 por ciento de los estudiantes de 14-18 años ha fumado tabaco alguna vez en el último año. Las diferencias por sexo se están acortando por el cambio de patrón de consumo, llegando a invertirse en la población estudiante: éste es menor entre los hombres que entre las mujeres (32,6 frente a 36,9 por ciento).
En Castilla y León las cifras son similares, con una estimación de más de 525.500 fumadores de 15 o más años, lo que supone un 24,86 por ciento de la población, es decir, una cuarta parte. Por sexos, fuma un 25,5 por ciento de hombres y 24,23 de mujeres, según la encuesta nacional de salud 2017.
Se estima una media nacional de 51.870 muertes atribuibles al tabaco anualmente presentando una evolución diferencial, con tendencia de disminución en los hombres frente a un aumento en las mujeres, en las que las muertes por cáncer de pulmón se han duplicado en los últimos 20 años, relacionado con su posterior incorporación al consumo de tabaco. Por otro lado, se cree que las personas fumadoras pierden una media de diez años de esperanza de vida, frente a las que no tienen este hábito.
Teniendo en cuenta la importancia de este problema de salud pública, los profesionales sanitarios de Castilla y León llevan años trabajando en la deshabituación tabáquica, con un proceso asistencial específico de atención a las personas fumadoras, llevado a cabo fundamentalmente en el ámbito de la atención primaria.
Desde finales del año 2018 y con el objetivo de conseguir una mayor tasa de abandono tabáquico se ha trabajado en la elaboración e implantación de un Plan Integral de Atención a Personas Fumadoras en Castilla y León que incluye acciones diversas que se potencian entre sí y contribuyen a mejorar el resultado final de las mismas. A modo de resumen incluyen la captación, atención de la persona fumadora en función de su fase de motivación, seguimiento, contenido de cada consulta, tratamiento multicomponente: terapia cognitiva conductual, tratamiento farmacológico y la financiación, en su caso.
Para ello, se creó un grupo de trabajo multidisciplinar con médicos de familia, neumólogos, enfermeras y farmacéuticas que han protagonizado este plan, contando con profesionales de la Consejería de Sanidad y también representantes de las sociedades científicas implicadas.
Los documentos de referencia que se han elaborado y actualizado están disponibles en el Portal de Salud de Castilla y León y permitirán y facilitarán la implantación del plan de una forma más homogénea en todos los centros de salud de la comunidad. A ello ayudarán también las sesiones formativas que se están impartiendo.