Recordó Merino al santo Antón, quien «Retirado en la montaña / abandonó su riqueza/ para vivir en cabaña,/ en plena naturaleza.// Un gochín lo acompañaba / como amigo más cercano, / pero animales cuidaba / siempre con la mejor mano», que así empezó su intervención quien en sus obras ha mostrado gran preocupación por la naturaleza. También es Merino un gran defensor de la historialeonesa, especialmente de algunos hitos muy importantes, de los que también habló al santo. «Un León de gran rugido / que, con fuerza soberana, / supo instaurar unas leyes / en la vida ciudadana // que, con el nombre de fueros, / implantados sabiamente / organizaron la vida / de muchos pueblos y gentes, // y aunque pocos lo recuerden, / o lo nublen con patraña, / hoy todavía reglamentan / varias tierras de esta España. // Ese León melenudo / que un día, con los Decreta, / establecidos con honra, / sin engaño y sin careta, / por un monarca muy joven, / dotado de especial gracia, / instituyó en nuestro mundo / la primera democracia».
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Tan claro como contundente, al igual que lo fue con otros problemas acuciantes, como la despoblación que sufre estatierra, precisamente en un día en el que el aforo también estaba limitado en el acto.
Y si Merino no pudo lanzar sus coplas en directo, tampoco pudo estar el habitual conductor del acto, Manu Ferrero, que también debió contar sus historias de manera virtual. «Oh glorioso San Antón, / en busca de vuestro amparo /aquí nos tienes de nuevo/ con devoción y recato// (...) San Antonio animalero, / muy de veras te lo digo/ cuida de truchas, pozas y regueros. // Mira por los perros ¡Tan leales! / por los gatos ¡Tan audaces! / por los periquitos y las torcaces. // Cuando pinte de naranja el cielo / su aurora, que no salga el sol, / ni se ponga, sin que tú, / Antonio bondadoso, / cuides de los seres del mundo / milanos, ranas, mostolillas, alondras, osos...».
No faltaron a la cita los otros ritos habituales, beber el fervudo, comer los dulces, escuchar a los cofrades de San Francisco el Real Extramuros pues, como nos recordó Ferrero: «Con mesura y equilibrio llenemos la panza / y dancemos juntos la abundancia, / pues este mundo es para bailar, bendecir / y vivir en paz con esperanza». Y a ello fueron todos, que aunque puso trabas la pandemia no pudo derrotar a los ritos y costumbres de este santo con gochín que por estos días reúne a tantos fieles, mal que pese.