Sangre asturiana para la montaña leonesa, con susto

No abundan los bautizos en nuestros pueblos; en Cármenes, hacía once años desde el último y, tal vez por ello, pilló al párroco desentrenado y sufrió un accidente en el de Alan, con raíces en Mieres

29/09/2024
 Actualizado a 29/09/2024
Alan en brazos del último niño bautizado en el pueblo, Rubén, que ya tiene once años.
Alan en brazos del último niño bautizado en el pueblo, Rubén, que ya tiene once años.

No son habituales, ni mucho menos, los bautizos en los pueblos de esas comarcas que sufren la despoblación. Cuando se produce uno no hace falta invitar, acude todo el pueblo a la celebración, que «siempre es una fiesta un nacimiento». Por eso, tenía una ‘buena entrada’ el párroco de Cármenes el pasado fin de semana cuando se iba a bautizar Alan, un niño con sangre asturiana para la Montaña de León. 

Once años hacía que no se celebraba un bautizo en la parroquia, pese a ser cabecera de municipio; los años que tiene Rubén, el último bautizado y uno de los dos en edad escolar del pueblo, junto a su hermana Ana.
Y la ceremonia terminó en un accidente, que pudo ser más grave, por lo que la broma era inevitable para el sacerdote oficiante: «Es que no está entrenado en bautizos».

Se quedó en el golpe y el destrozo de un balaustre de alabastro que había donado al pueblo uno de aquellos indianos a los que le fue bien en su aventura de Ultramar, Carlos Alonso, al que todos conocían por Cata, y que hizo otras importantes donaciones al pueblo, como el teléfono. Decían los expertos que era «normal» el destrozo pues el mármol, el alabastro y similares «es como el cristal, si rompe se hace añicos».

Todo quedará en una anécdota que contarán al recién bautizado, Alan, con raíces en Mieres. Desde allí vinieron a Cármenes hace cuatro décadas sus abuelos y, posteriormente, su padre Jairo, que se fue sumando poco a poco al vecindario para saltar de veraneante a vecino, allí empadronado, con su casa e, incluso, fue en una lista electoral en las pasadas elecciones. Todo un personaje Jairo, que se sumó a todo; es el manager jugador del equipo de fútbol, mantenedor de las redes sociales del grupo del pueblo, discutidor nato, criador de gallinas y otras especies exóticas (ayer mismo ganó un premio con una gallina en Asturias) y padre del último bautizado... con susto.  

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