La sangre de Raquel Díaz de la casa de Toreno se limpió, al menos en parte. Ya se había avanzado en las sesiones anteriores y este miércoles, la primera de los testigos llamados en el juicio contra Pedro Muñoz en la Audiencia Provincial confirmó que había sido ella, tal y como ya había explicado en las fases previas de la investigación, así como en la reconstrucción que se hizo de los hechos. “Yo limpié la sangre que estaba en el suelo y eché unos paños que estaban sucios -con sangre- a la bañera”, dijo. Esta testigo es la mujer del hombre que ayudaba a Pedro Muñoz con las labores de la finca de Toreno y había acudido junto a él a la casa antes incluso de que llegara la ambulancia porque Pedro Muñoz había llamado a su marido y le había pedido ayuda porque Raquel “se había caído”.
Tal y como explicó, limpió “por imagen, nada más”, porque le daba “apuro dejar la casa como estaba”. Afirmó también que fue su pareja el que le dijo “que no lo hiciera, que no tocara más”. Cuando empezó a limpiar cree que Raquel estaba todavía “fuera”, en la ambulancia, porque tardaron en salir. Respecto a la sangre junto al pozo dijo no recordar si había llegado a posar la fregona allí, pero que en todo caso los perros estaban fuera, y en lo referente a las salpicaduras señaló que era difícil que las hubiera producido ella al retirar los paños, porque los cogió con cuidado (hizo el gesto con las manos) y los puso sobre la bañera. Indicó también que no recordaba si había “goteo”, sí que “había pisado mucha gente” y que “estaba todo manchado”, que ella pasó la fregona donde había estado Raquel y el rodapié, nada más, y que también había sangre de “arrastre”. Tras esto, dijo que entró a la cocina a lavar las manos mientras su pareja apagaba las luces y se fueron. De Raquel recordó que estaba en posición lateral cuando ella entró a la casa, sobre un cojín, y que vio que “respiraba, pero estaba inconsciente” y los paños le taponaban las heridas de la cabeza.
Tras esta testigo se citó a la hija de Pedro Muñoz, que también estuvo en la casa de Toreno esa noche. Ella aseguró que Raquel Díaz nunca le dijo que sufriera malos tratos y respecto a las múltiples llamadas entre ella y su padre ese día indicó que el motivo era “banal” y que muchas, debido a la falta de cobertura, no fueron más que llamadas perdidas. Después de llamar al 112 Pedro Muñoz volvió a llamarla y le dijo que Raquel se había caído, que por favor subiera a ayudarle” y que cuando llegó vio ya las luces de la ambulancia. “Raquel estaba tumbada boca arriba, se la veía comatosa, muy mal, con la respiración agitada, entrecortada y no reaccionaba a ningún estímulo”, aseguró en el juicio.
Ella dijo que antes de ir al Hospital con Raquel su padre subió a la habitación “a cambiarse de ropa” y que supuso “que estaba manchado de sangre”. Le dijo también que iba a coger cosas, que quería llevar “un pijama y unas zapatillas” y que ella lo llamó y le dijo “venga, date prisa, que nos vamos ya”. Los móviles de Raquel indicó que los cogieron después, cuando a Raquel la derivaron desde el Hospital del Bierzo al de León y ellos volvieron a la finca de Toreno. La hija de Pedro Muñoz declaró que no vio que nadie limpiara en la casa y cuando le preguntaron por la entrada y registro que se hizo en 9 de junio en la que se dijo que la escena había sido modificada subrayó que su hermano “colocó todo” porque “se iba a trasladar a la finca y estaba todo bastante desordenado”.
Su hermano también declaró este miércoles, así como la madre de ambos, a la que preguntaron por si había recibido maltrato o amenazas por parte de su exmarido y respondió que no que ella fuera “consciente”. El hijo reconoció que limpió la casa y que las cosas de Raquel Díaz las metió en bolsas que sacó a la galería. “Si alguien vino y las cogió después no lo sé”, afirmó, “imagino que vino alguien de su familia a cogerlas”. Cuando él llegó a la casa dijo que “estaban las cosas de los dos y lo que hice fue ordenar un poco porque me iba a quedar allí al menos un tiempo y no podía con el desorden que había” y que además no se lo habían impedido. Le preguntaron también por el intento de hacer una donación de los bienes de su padre a él y su hermana que fue frenado y respondió que cuando Pedro Muñoz ingresó en prisión, donde estuvo dos años, él se hizo cargo de las cuentas y vio que su situación era “crítica” que lo que tenía eran 5.000 o 6.000 euros y las propiedades y que lo que querían era venderlas para tener liquidez y pagar a un buen abogado.
Este miércoles se escuchó también en la Audiencia Provincial de León a un vecino de Pedro Muñoz y Raquel Díaz de la vivienda de Santo Tomás de las Ollas que afirmó que les había escuchado discutir “varias veces”, aunque no entendía lo que decían. “Solo escuchaba voces”, dijo. Subrayó que nunca habló con Raquel de que fuera a avisar a la Policía y reconoció que en una ocasión sí que le preguntó “si estaba bien” porque “no la veía bien”, aunque ella le contestó que “sí” y “ahí se acabó la conversación”.