Sanidad leonesa para los niños guineanos

Un equipo de Pediatría del Hospital de León prepara una nueva misión a Guinea Bissau, donde intervienen quirúrgicamente y atienden a menores durante unas dos semanas

Cristina Centeno
09/01/2020
 Actualizado a 09/01/2020
Parte del equipo de profesionales del Hospital de León interviene en una cura a un niño en Guinea Bissau en el viaje que realizaron el año pasado. | L.N.C.
Parte del equipo de profesionales del Hospital de León interviene en una cura a un niño en Guinea Bissau en el viaje que realizaron el año pasado. | L.N.C.
Sin más recursos que el de «nuestras manos y toda la experiencia que tenemos y que nos ha dado la sanidad pública española», un equipo de profesionales de Pediatría del Hospital de León encabezado por el cirujano José María Pradillos prepara un nuevo viaje a Guinea Bissau, uno de los países más pobres del mundo, para ejercer allí de forma completamente altruista el que aquí es su trabajo.

No es la primera vez que el grupo realiza esta misión y con el fin de «hacer la burocracia más corta» y poder ejercer en el país africano, este año viajarán por primera vez como una asociación, Sopesur León (Solidarity Pediatric Surgery), que ha nacido para facilitar los trámites previos. Todo comenzó a iniciativa del doctor Cortón en el Hospital de Ourense, recuerda Pradillos, «poco a poco nos fuimos acoplando hasta que se formó un grupo homogéneo y bastante unido» que acuerda dentro de sus días propios y de vacaciones las fechas de los viajes, para lo que están en contacto también con profesionales sanitarios de Guinea Bissau.

En la actualidad, además del cirujano pediátrico José María Pradillos forman el grupo Gloria López y Carlos Ocaña (pediatras), María José Orduña (anestesióloga), Mercedes Martínez (enfermera quirúrgica), Inmaculada Pérez y Trini Arce (enfermeras especialistas en Pediatría). Aunque el equipo está «abierto» a nuevas incorporaciones y más profesionales han mostrado su interés, por lo que puede ampliarse para este próximo viaje, aunque admiten que todo el que vaya tiene que tener una misión.

Su trabajo allí no es fácil. Los más que escasos recursos del sistema sanitario les obligan a llevar incluso el material con el que tienen que intervenir. Gasas, vendas, bisturís, apósitos, pomadas, pañales y hasta leche, explica Mercedes Martínez. «Allí no tenemos ni siquiera posibilidad de comprarlo», admite Inmaculada Pérez. Por eso realizarán el próximo 18 de enero una fiesta solidaria en la casa de cultura de Trobajo del Cerecedo (18:00 horas) con la que recaudar fondos con los que comprar este material y poder llevarlo. Todo lo demás, gastos de viaje incluidos, corre a cargo de sus bolsillos.

Este año tenían previsto ir en febrero, pero la inestabilidad política en el país africano ha obligado a retrasar el viaje, por lo que esperan realizarlo en abril. Al llegar «ves que no tienen nada y que con muy poco puedes hacer grandes cosas», explica Inmaculada, aunque nunca tantas como les gustaría.

Su misión tiene dos objetivos fundamentales. El primero, atender al máximo número de niños posibles. En unos 10 ó 15 días, el periodo por el que van, el equipo realiza entre 40 y 50 intervenciones quirúrgicas, pero además hacen curas y los pediatras ven a otros menores que no requieren cirugía. «Nuestra idea es ir y aprovechar todos los días al máximo», explica Trini Arce. Las patologías más frecuentes son las hernias «y tampoco difieren mucho de lo que pasa aquí», asegura Pradillos, aunque «hay más incidencia de todo porque también hay muchos más nacimientos». También la escasez de recursos hace que lo que en España es curable en poco tiempo, en Guinea pueda llegar a ser mortal.

En el próximo viaje realizarán su trabajo en el hospital de Simao, un centro público en el que «no hay nada». El material es prácticamente nulo y también escasea la formación de sus profesionales, por lo que el segundo fin de este proyecto solidario es formativo. «La docencia nos parece fundamental, porque lo poco que puedas enseñarles por muy básico que sea les va a servir de mucho», confiesa Inmaculada Pérez. En este sentido, también los dos pediatras del equipo acudieron el año pasado a dar formación a la universidad. Además, en esta ocasión viaja una anestesista, por lo que no dependerán de un profesional de allí –como sí les pasó el año pasado– para realizar las intervenciones.

Otro de los asuntos en los que hacen hincapié es en la desnutrición que sufren muchos niños, lo que hace más difícil si cabe su trabajo. Lo ideal sería, plantean, realizar una planificación del preoperatorio, lo cual permitiría conseguir nutrir a los niños para evitar complicaciones propias de esa desnutrición. Algo que extenderían al periodo posterior a la cirugía.

Cuando llegan al hospital en el que van a trabajar durante la duración de la misión, ya han contactado previamente con los sanitarios locales, que tienen un listado de niños a los que intervenir o que hay que ver previamente para programar las cirugías y la actividad que tienen que llevar a cabo. Al margen de esto, atienden también «las urgencias que van surgiendo». Por ello, están en continua comunicación con el personal médico de allí, el cual valora las patologías de cada niño y establece los criterios de gravedad para poder organizar los quirófanos y el material necesario, que tienen que llevar desde León en sus propias maletas.

En las campañas anteriores, que llevan a cabo desde el año 2015, han concluido que el desarrollo de programas de cirugía pediátrica en países subdesarrollados es posible con buen resultado, aunque por escasez de recursos y problemas asociados, ni la patología a tratar ni los resultados obtenidos pueden ser equiparables a los que se observan, por ejemplo, en el Hospital de León en el que trabajan.

A pesar de que se trata de una experiencia «enriquecedora» tanto profesional como personalmente, por la que todos ellos repetirán la misión este año, reconocen que vivir en primera persona las situaciones de «miseria» que hay es duro. «A todo el que va se le caen las lágrimas», reconoce el cirujano pediátrico del equipo. También Mercedes admite que «llegas muy afectado» por algunos de los casos que ven y que dejan allí.

«Intentamos hacer las cosas lo mejor posible», aseguran, pero es imposible llegar a todo en el tiempo en el que están allí. A pesar de ello, no faltan las ganas de ayudar con las que año tras año preparan unos viajes con los que «ayudar en todo lo que se puede».
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