Construida en 1789, la Panera fue originariamente un almacén de suministros, remanentes y excedentes de producción, como trigo, vino, frutos y todo lo que cosechaban en todas sus posesiones en la provincia, para los monjes que habitaban el Monasterio de Santa María de Sandoval.
Tras la desamortización, una vez que fue abandonada, pasó a manos del Ministerio de Agricultura en 1835 y quedó en el olvido, dando lugar a “unos cien años de pillaje en los que aprovechó la gente para llevarse hasta las últimas piedras que se caían para construir sus casas”.
Sin embargo, fue en 1931, cuando Villaverde de Sandoval recuperó los comunales que habían sido usurpados por una familia, entre los que se encontraba la Panera, mientras que otras partes del monasterio pasaron a manos privadas, en las que se mantiene, aunque grueso del Monasterio pertenece a la Junta de Castilla y León.Años más tarde, concretamente en 2011 la Comisión de Patrimonio del Gobierno Autonómico exigió a la junta vecinal de Villaverde de Sandoval que “cumpliera el deber de conservación y protección de los bienes integrantes del Patrimonio Cultural de Castilla y León”, para lo que debería “adoptar las medidas de protección adecuadas dirigidas a evitar la pérdida, destrucción o deterioro de la antigua panera del monasterio, que forma parte de un Bien de Interés Cultural (BIC)”.No obstante, no fue hasta 2017 cuando la Junta Vecinal firmó con el Ayuntamiento de Mansilla Mayor un convenio cesión de uso compartido, no de posesión, del edificio, lo que permitió iniciar las labores para su rehabilitación. Así, “entre que se publicó el proyecto, se licitó y se adjudicó no empezaron las obras hasta octubre de 2018”, tal y como detalla el alcalde de Mansilla Mayor, José Alberto Martínez Llorente, aunque el regidor lamenta que “ha habido retrasos por todo tipo de circunstancias”, a los que se sumó que “este otoño fue muy húmedo y no se pudo poner el tejado, después llegó el COVID-19 en marzo y también se paralizaron”.Sea como fuere, en estos momentos es “cuestión de tiempo”, que la Panera de Villaverde de Sandoval pueda volver a lucir esplendorosa, ya que “tan solo queda efectuar la instalación eléctrica, limpiar y recoger tanto dentro como fuera”.Para la obra de rehabilitación del edificio, conformado por unos 400 metros de planta, ha sido necesaria la aportación de 200.000 euros por parte de la Diputación de León a través del Plan para la Reparación, Conservación, Restauración y Rehabilitación de Bienes Inmuebles del patrimonio Histórico-Artístico, a los que según cifra José Alberto Martínez, “se suman 125.000 euros de la Junta de Castilla y León, y entre 40.000 y 60.000 euros del Ayuntamiento de Mansilla Mayor”.La obra también cogió fondos de “el Proyecto Sandoval Respira, que era una subvención de la Junta al 60 por ciento, para hacer visitable y adaptado todo el Monasterio, lo que sirvió para colocar rampas de acceso y un baño, que hasta el momento no tenía”.Rehabilitación
El alcalde de Mansilla Mayor, término municipal al que pertenece la junta vecinal de Villaverde de Santoval, donde se ubica la Panera, reconoce que las obras de rehabilitación del edificio han seguido “muchos procesos”.
Con todo el tejado hundido, ya que “toda la estructura de madera estaba podrida por la dejadez de muchos años, lo que hizo que se cayera gran parte”, se procedió a reconstruirlo, para lo que se recuperó toda la madera antigua del siglo XVIII que se pudo, a la que se sumó madera nueva o reutilizada de otras estructuras.
En cuanto a las ventanas, que se abrieron cuando el edificio ejerció de escuela, se recuperaron las originales, para lo que se siguió el método de aquel entonces, es decir, a través de canto rodado, cal y ladrillo. Por su parte, también se recuperaron las bóvedas del forjado sanitario que tenían para que no hubiera humedad, que se encontraban hundidas.
En el caso del suelo, se recuperó la estructura original, dando como resultado un espacio diáfano con una arquería por el centro, eliminando las divisiones que se hicieron cuando se tapiaron espacios para separar la escuela de la casa del profesor.
Finalmente, se ha dado una jabelga de cal a todas las paredes, manteniendo su estado, porque “además de que ya no había más presupuesto, así también se puede ver el paso de los años y de los diferentes usos que ha tenido a lo largo de la historia”.
Espacio expositivo
Una vez finalizada por completo la obra, la Panera pasará a ser un espacio diáfano para el existe la intención de convertirlo en sala de exposiciones. “Ya había proyectos del Instituto Leonés de Cultura para hacer una exposición sobre el románico o sobre determinados artistas de diferentes géneros que el año pasado vinieron a visitar las instalaciones, pero que por las circunstancias actuales, se paralizó”.
Mientras llegan los artistas y las exposiciones, el edificio hará las veces de “oficina turísticas y centro de visitantes, así como salón de reuniones para la junta vecinal del pueblo o para acoger actos de todo tipo”.
En definitiva, la Panera se convertirá en “un reclamo para el turismo cultural” y “un valor añadido” para el Monasterio de Santa María de Sandoval que recibe una media de 4.000 visitas al año.