"Se puede atraer el teletrabajo a nuestros pueblos, a León o Ponferrada"

Entrevista con Violeta Serrano, candidata de Sumar al Congreso de los Diputados por León

Clara Nuño
19/07/2023
 Actualizado a 19/07/2023
Violeta Serrano fotografiada para la ocasión | MAURICIO PEÑA
Violeta Serrano fotografiada para la ocasión | MAURICIO PEÑA
Criada en la Maragatería, Violeta Serrano, (1988), fue una más de aquellos que marcharon de su pueblo con la maleta llena de títulos universitarios y vacía de expectativas laborales a lomos de la crisis de 2008. Serrano se alejó de su lugar de infancia, Val de San Román, para pasarprimero una estancia en Francia y después en Latinoamérica, de donde regresó convertida en escritora y profesora. Ahora, también política. Una política peculiar, puesto que, como declaración de intenciones, actúa desde lo que fuera la huerta de sus abuelos, donde hoy se erige su casa, convertida en campamento base de su actividad militante. «Se puede trabajar y hacer política desde el corazón de nuestros pueblos», afirma una leonesa que trata de predicar con el ejemplo y zambullirse en el terreno de la política nacional con los tobillos bien enraizados en su mundo, en el rural. Y no quiere ser la única que pueda hacerlo.

– Comencemos por el principio, ¿Qué es lo que ha hecho que una escritora trotamundos haya dado el vuelco hacia la política en nada menos que unas elecciones generales para representar a su tierra en el Congreso?
– Bueno, pues en realidad es algo que resultaba bastante natural si lo piensas, porque lo que yo venía trabajando en mis libros de ensayo es muy políticos. Era un discurso que tiene mucho que ver con lo que propone Yolanda Díaz para los próximos años y que, además, está en sintonía con lo que ha venido haciendo como ministra de Trabajo. Y, además de todo eso, cuando he dado el salto a la política lo he hecho porque me parece un momento en el que no me podía quedar en casa porque creo que lo que tenemos enfrente es muy duro: tenemos a la extrema derecha con posibilidades de ostentar, quizá, la vicepresidencia del Gobierno. En definitiva, no podía quedarme en casa a pesar de la dificultad que entraña meterse en política y, por tanto, significarse. Más aún viviendo en un pueblo como yo vivo. Un pueblito de 100 personas, somos muy pocos. No obstante, esa es también una de las razones por las que estoy aquí, esa coherencia de mi propia historia. Yo, en la crisis anterior, me tuve que ir como mucha otra gente porque de la crisis anterior se salió con un austericidio. No se salió protegiendo a las personas, como ha pasado con la pandemia y la guerra, si no con recortes. Y yo no quiero que se vuelva a esta política de recortes porque generó mucho sufrimiento. Además de que no fue una buena solución ni siquiera para la economía, como ya se ha demostrado.

– Continuemos en el terreno de lo personal, entonces, que también es político, ¿Cómo ha cambiado su mundo o la forma en la que se siente percibida en la calle al dar el salto de la sociedad civil a la esfera política?
– Es una pregunta muy interesante porque justamente ahora hay mucha desafección política en nuestra sociedad. Lo que por otro lado es normal, claro. Yo tengo muy fresco el estar en las dos partes; creo que la gente está muy cansada de que le mientan. Muy cansada. Y creo que Díaz no lo ha hecho, porque ha hecho políticas con diálogo social sin imponer nada, cosa que me parece muy importante porque también estamos cansados de esta polarización y este ruido constante. Por eso creo que la política que necesitamos para incentivar a la gente es una política de diálogo. O sea, que Yolanda Díaz pueda ser la primera mujer presidenta del Gobierno. Y yo estoy aquí para apoyarla, pero también te diré que es muy duro meterse en política, porque si tienes sensibilidad e intentas hacer una campaña bajando a la calle y escuchando a las personas -como hemos tratado de hacer en León- te vas empapando de los problemas de los demás, porque te importan, y te los llevas a casa. Hay políticos a los que les importa la vida de la gente. Ojalá sea a esos a los que votemos el domingo.

–Hablemos, pues, de un problema que acaba de mencionar y que es uno de los grandes escollos a los que se enfrentan los partidos de izquierda: la desmovilización o desafección política de los grupos de población afines, ¿Cómo se ataja ese obstáculo? ¿Cómo se motiva al votante desmovilizado?
– Pues tengo que volver al ejemplo de Yolanda, la verdad, yo estoy aquí en gran medida porque me motiva su liderazgo, porque es un liderazgo que no impone, que ha conseguido muchas cosas dialogando. Cosas que le decían que no se podían hacer como subir el salario mínimo en 300€ en una legislatura o hacer una reforma laboral que, a muchos, nos ha cambiado la vida. Yo ahora tengo un contrato indefinido que antes no tenía, y no es un caso particular. Esto es política pública, estas cosas se pueden votar. Para esto sirve la política y, por eso, necesitamos gobernantes que realmente hagan lo que dicen que van a hacer, que protejan a las personas y que, si no lo pueden hacer o no lo han hecho bien, que lo expliquen y ya está. En realidad, estamos complicando mucho las cosas cuando son muy sencillas, yo creo que tenemos que volver a esas esencias y si somos capaces de volver a esas esencias, la gente se va a ilusionar como lo está haciendo con ella, que no está haciendo nada especial, tan sólo seguir el camino que tendría que recorrer nuestra política y cuya senda hemos perdido.

– Pero, ¿Cree que será suficiente?, se ha hablado mucho de que dato mata relato, pero, más bien parece ser al revés: el relato se come al dato. O, al menos, eso apunta la trayectoria sociopolítica de nuestro país en los últimos tiempos. ¿Cómo se convence a la opinión pública más allá de las cosas?
– Tienes mucha razón en lo que estás diciendo porque, además, no es algo que solo pase en España, es un fenómeno global en el que estamos llevados por ese convencimiento más emocional que otra cosa, y esto es un problema también. Por eso, creo que debemos tener la audacia de mezclar ambas cosas. Es decir, hacer las cosas bien, explicarlas y, además, ilusionar con ellas. Ya no se puede decir “yo tengo razón porque te doy este dato”, la verdad es que eso ya no le importa a nadie porque vivimos en una época vertiginosa en la que trabajamos muchas veces a golpe de pantallazo, a golpe de clic. Esa es la realidad, guste o no, tú puedes hacer muy buenas políticas, pero también tienes que saber comunicarlas. Eso es igual de importante, si no lo conseguimos hacer perdemos la batalla.

– ¿Y para eso se necesitan escritores metidos en política?

– Bueno, hay que seleccionar a profesionales también de la comunicación política, eso es algo que he visto y conocido en Latinoamérica cuando he vivido allí. De hecho, uno de los posgrados que dirijo allí versa sobre la relación entre la literatura y el discurso político. Allí, la conexión de la política con la sociedad está en manos expertas, mientras que aquí, en España, muchas veces no se valora como tal y eso nos ha traído problemas. Allí, -en Latinoamérica- estudié muy bien cómo estaba trabajando este tema la extrema derecha. Ésta está organizada de manera internacional y se pone en contacto con profesionales de la comunicación que saben dónde tocar para generar esas emociones que son muy primarias, pero que no son así en la sociedad como tal.Me explico, cuando yo estudié para escribir ‘Poder migrante’, se constataba que el racismo no era algo que estuviera inserto en la sociedad española. Sin embargo, si tú tocas ciertas fibras generas un enemigo que no es tal y puedes crear esos enfrentamientos. Y ese discurso del odio es el que están intentando implantar de una manera profesional. Por tanto, lo que nosotros tenemos que hacer, aunque suene cursi, es implantar el discurso contrario; el del amor, la libertad y la solidaridad que nos están arrebatando y ponerlo a nuestro favor, que no es otra cosa que el pueblo y la comunidad frente al individualismo.

– Ya, la importancia del uso de la palabra

Sí, yo creo que es algo que estamos perdiendo en democracia. Es muy importante el uso de la palabra porque la democracia se basa en eso, en su uso para convencer, para escuchar, para hablar con el que piensa como yo, sobre todo, con el que no lo hace para llegar a un acuerdo. Eso es la democracia, si no, ¿Qué hacemos?, ¿Nos vamos a las armas otra vez? No, pero esa palabra a que usarla con respeto y es importante rescatar los significados primigenios. No puede ser que alguien diga que la libertad es tomarse una caña. No, la libertad es mucho más que eso.


– Volvamos ahora un poco al mundo terreno, Sumar ha sido la primera gran coalición de partidos a la izquierda del PSOE ¿Qué valoración hace de esta campaña electoral y de una unión que parece que ha costado sudor y sangre?

–Sí, ha sido muy difícil lo que se ha logrado y, como tú dices, es inédito. Yo creo que tiene muchísimo valor y también muchas heridas que se ha hecho en el camino, porque para llegar a un acuerdo mucha gente tiene que ceder, hacer renuncias, y no ha sido fácil. Esto todo el mundo lo sabe. No obstante, tiene un gran valor porque ese ponerse de acuerdo para un bien mayor, que es evitar la introducción de la extreman derecha en el Gobierno de España. Eso es lo importante, que se pueda reeditar un gobierno progresista para seguir avanzando, porque construir cuesta, es muy difícil y la destrucción se hace rápido.

– Pongamos a prueba las dotes de seducción del escritor. A apenas unos días de las elecciones la pregunta es casi obligada, ¿por qué Sumar? ¿Qué ofrece al ciudadano?
– Últimamente se está diciendo mucho que hay un voto útil que apela un poco a volver a ese bipartidismo al que estábamos acostumbrados en otro tiempo. Y la verdad es que no es real, los grandes partidos por sí solos no van a poder gobernar, no les va a dar. Por tanto, el voto de Sumar es el que asegura una conducción progresista y que asegura, con un liderazgo como el de Yolanda Díaz, que haya políticas en las que realmente se ponga en el centro a las personas, que haya políticas sociales de verdad y que se hagan, insisto, desde el diálogo social, sin imposición. Lo repito porque me parece muy importante en estos tiempos tan broncos que estamos viviendo.

– Centrándonos ya en León, a lo largo de esta campaña electoral usted ha puesto el foco en lo rural, la despoblación y la falta de servicios en el campo, ¿Qué aspira a cambiar en la provincia si consigue un acta en el Congreso de los Diputados?
– La palabra clave para mí es corregir los desequilibrios que hay entre las grandes capitales y zonas como la nuestra, que tienen un gran valor en este momento en el que estamos. En cuanto a León, yo que el mayor problema que tenemos y quienes vivimos aquí lo sabemos y lo sufrimos, es la despoblación. Perdemos una media de 19 personas al día y eso es una barbaridad. Entonces, hay que trabajar en tres ejes, primero hay que mejorar las infraestructuras porque, aunque es verdad que tenemos alguna cosa muy buena, como es la conexión en AVE entre Madrid y León -algo que hace unos años no teníamos-, no es suficiente, necesitamos agilizar y mejorar las conexiones de la provincia entre sí. Toda ella debería armarse de alguna otra manera para que podamos desarrollarnos en otras cuestiones como el turismo, por ejemplo. Tenemos una provincia con grandes atractivos, como las reservas de la biosfera, que se conoce muy poco.Además, si queremos que la gente venga, debemos darles oportunidades laborales y una educación y sanidad públicas de calidad, sin olvidarnos tampoco del dinamismo cultural. Hay mucha gente que no quiere venir aquí porque piensa que no hay nada para hacer y no es verdad. Tenemos mucho para aportar y podríamos hacer mucho más de lo que se está haciendo.Por otro lado, no podemos olvidarnos de las telecomunicaciones, porque cuando se habla de infraestructuras pensamos en el transporte, pero en telecomunicaciones también hay mucho margen de avance: se puede traer a la gente a teletrabajar aquí, las empresas pueden tener el centro en las grandes ciudades, pero a sus trabajadores deslocalizados, con bases en otras zonas. No sólo en mi caso, que es muy radical porque estoy en un pueblo, sino en ciudades medias como León o Ponferrada. Esto generará beneficios a las empresas, porque se ha demostrado que cuando tienes a un trabajador con una vida mejor, va a ser productivo. Y eso también aplica a la reducción horaria, que se aplicará de manera escalonada y ajustándose a las condiciones de cada sector. En España trabajamos muchas más horas que en otros países y eso no se ha traducido en una mayor productividad, al contrario. Hay que potenciar esa capacidad de traer a gente a través del teletrabajo y que las empresas españolas empiecen a flexibilizarse, con lo que eso les cuesta.Y, por supuesto, no nos vamos a olvidar del cambio climático. Queremos hacer de España una potencia verde, pero no a cualquier precio. En León tenemos que proteger los territorios que son reserva de la biosfera, estamos teniendo muchos problemas con las renovables, no podemos poner parques eólicos en cualquier sitio, hay que proteger a las gentes de aquí. En definitiva, reequilibrarnos.

–¿Podría darme un ejemplo concreto de algún proyecto que tengáis para León provincia?
– Una de las cosas que a mí me parece importantísima es descentralizar ciertas administraciones. Entonces, por ejemplo, el Ministerio de Reto Demográfico, que tiene mucho que ver con las problemáticas de acá, a mí me parece que es una de las cuestiones que podrían trasladarse a provincias como la nuestra. Y lo hilo con mi relato personal, creo que uno puede salir elegido diputado, pero tiene que seguir teniendo los pies en la tierra. Tenemos una gran conexión de AVE y eso a mí me permite moverme sin dejar de estar aquí, en mi casa. Hay transporte, se puede descentralizar y es importante que administraciones que estén haciendo trabajos contra la despoblación estén en lugares como estos, me parece una de las cuestiones fundamentales que podríamos hacer.

–Para terminar, estando en la provincia leonesa, hay una cuestión que no puede eludirse: la pugna por la autonomía, ¿Dónde se posiciona usted? ¿Es partidaria de un trato diferencial para las regiones del noroeste de la Comunidad? ¿Cómo debe abordarse el tema?
–Mira, yo he recorrido a lo largo de estos días la provincia, y la verdad es que es diversa, con sensibilidades distintas. Estamos en un momento en el que miramos nuestro ombligo y creemos que lo que nosotros creemos es algo que quiere todo el mundo, y yo no estoy tan segura de que sea así. De lo que sí estoy segura es que estamos sufriendo un doble centralismo de Valladolid y Madrid desde hace demasiado tiempo, y se está dando un trato injusto a León. Eso sí lo creo, por supuesto, y es algo que quiero que cambie porque, como te digo, yo trabajo desde mi tierra y me quiero quedar pegada a ella, pero creo en una propuesta nacional articulada con seriedad. Además, no debemos caer en las trampas en las que algunos nos quieren meter, no estamos ahora en un plebiscito sobre autonomía sí, autonomía no, porque se va a conseguir. Hoy, lo que nos estamos jugando en unas generales es el darle poder a la ultraderecha. Entonces, yo diría que, por favor, no nos equivoquemos. En Castilla y León se están desmantelando la sanidad y la educación públicas, esa es la decisión que nos jugamos el 23 de julio. No otra.
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