Los resultados del cribado masivo llevado a cabo por la Universidad de León el pasado 21 de noviembre donde de los cerca de 4.000 test realizados, la incidencia del coronavirus se redujo al 0,2%, son una muestra clara del buen funcionamiento del Protocolo de Vigilancia y Seguridad frente a la COVID-19 implantado por la institución donde la responsabilidad y cooperación de toda la comunidad universitaria, y el esfuerzo de facultades y escuelas en la adecuación de espacios y la adquisición de infraestructuras específicas ha sido vital para poner cerco al virus y controlar su propagación.
La defensa de la docencia presencial y la apuesta por mantenerla con el apoyo de recursos telemáticos conlleva un detallado protocolo de seguridad y vigilancia que cada centro mantiene permanentemente activo a través de distintas medidas al margen del ya habitual uso de gel hidroalcohólico, de mascarilla, y distanciamiento social. Esas medidas tienen que ver con el tránsito de estudiantes, el acceso escalonado y diferenciado, la ventilación de aulas, el control de asistencia mediante un código QR, la colocación de mamparas en aquellos espacios de atención al público, la instalación de fuentes de agua de pedal para evitar que el usuario toque el surtidor y la desinfección y limpieza permanente. Pautas de seguridad que garantizan la vida universitaria y que cada centro trabaja codo con codo con el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de la ULE (SiVEULE) que cuenta con un equipo de diez rastreadores, todos alumnos –dos de Informática, otro de Derecho y siete de Ciencias de la Salud– que se encargan de contactar con todo aquel que registra una incidencia en el cuestionario que ha habilitado la ULE en su página web. Tanto alumnos, como profesores o trabajadores, ante una sospecha clínica, una PCR positiva o un contacto estrecho con un positivo lo notifican al SiVEULE. A continuación, realizan las llamadas pertinentes, y, además de conocer sus contactos estrechos para sumarlos al registro de incidencias, en muchos casos desde la Universidad de León también colaboran en la realización de las PCR en caso de que a través del sistema de salud la prueba se demore, ya que la colaboración y las relaciones con Sacyl son muy estrechas. El sistema de vigilancia está reforzado por todas las medidas implementadas por las escuelas y facultades. En cada una de ellas existe un centro de control del coronavirus para que en todo momento se sepa cómo actuar en cuanto surja un aviso o una alerta. A la labor de este sistema de vigilancia epidemiológica se suman otras pautas implantadas en cada centro con el fin de mantener un control exhaustivo de todos los miembros de la comunidad universitaria. Una de esas medidas empleadas tanto en Vegazana como en Ponferrada es el código QR, un sistema de seguimiento particularizado de todos los estudiantes y profesores presentes en cada clase. Cada vez que un alumno y un profesor entran a un aula o laboratorio deben escanear un código QR y rellenar un sencillo formulario en el que indican la clase a la que asisten, la hora y la asignatura, registro que queda almacenado para su supervisión por las autoridades sanitarias en caso de que se precise.
Además de los dispensadores de pedal de hidrogel distribuidos por los edificios, facultades y escuelas han aplicado otras actuaciones como la señalética de flujo circulatorio dentro de los centros, el establecimiento de accesos diferentes para los estudiantes por grados, y la señalización de los puestos en cada aula que no pueden ser ocupados así como el precinto de espacios comunes. A esto se suma la instalación de mamparas en servicios de atención al público y para la realización de prácticas en laboratorios, la instalación de fuentes de agua de pedal y por supuesto, la ventilación constante de los edificios. Precisamente esta medida de seguridad llevó a algunas facultades, en el inicio de curso, a estudiar la forma de mantener ventiladas las aulas ante la llegada del frío en la provincia de León. Así es el caso de las dos centros que mayor número de grados imparten y de estudiantes albergan, la Escuela de Ingenierías Industrial, Informática y Aeroespacial que desde finales de octubre mantiene activo su sistema de ventilación forzada, y la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales que adquirió varios purificadores de aire con filtro HEPA, sistema que ataca los contaminantes en las superficies sin necesidad de usar ozono y consigue una calidad de aire puro.
Seguridad y vigilancia para garantizar la actividad en los centros de la ULE
Facultades y escuelas han tomado medidas que aseguran la vida universitaria en este curso, en constante comunicación con el Sistema de Vigilancia Epidemiológica
17/12/2020
Actualizado a
17/12/2020
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