Es posible que sobre la historia del Himno a León se haya escrito todo. O casi. Quizá falte algún fleco aclaratorio, algún subrayado a mayores, y poco más. Ya se encargaron de ello, en el tiempo, los Suárez Ema, Crémer, Cayón Waldaliso, Pastrana García, Pastrana Giménez… en fin, todos y cada uno de los citados –y alguno más– amantes impertérritos de la tierra leonesa, su historia y sus circunstancias.
Como también es igual de cierto, históricamente hablando, que el 1 de octubre se cumplió de manera oficial, el cuadragésimo aniversario del estreno de la composición concebida por el maestro Odón Alonso González, en su apartado musical, y por el abogado y periodista José Pinto Maestro, en la literaria. Pero hay, latente, otra fecha anterior y no divulgada o, al menos, no lo suficiente. Conviene aclarar en cuanto al autor musical, con el fin de evitar equívocos innecesarios, que Alonso González fue el padre del destacadísimo músico, compositor y director de orquesta internacional, bañezano de nacimiento al igual que su progenitor, Odón Alonso Ordás, fallecido en Madrid el 21 de febrero de 2011.
No obstante –y es un dato fundamental– el himno ya era conocido popularmente muchos años antes de la fecha citada, debido a que, según recoge el que fuera cronista oficial de la ciudad, Luis Pastrana Giménez (1950-2003) en su libro ‘Políticas Ceremonias de León. Siglo XXI’, el 22 de julio de 1934, con motivo de los actos conmemorativos del quinto centenario del ‘Paso Honroso’, de Suero de Quiñones, «fue cantado por los niños de las escuelas nacionales de la ciudad y música de la Banda Provincial dirigidas por el maestro Odón en el patio de la Diputación».
Desde aquella presentación, o interpretación, en el Palacio de los Guzmanes, habrían de transcurrir casi cuarenta y cuatro años hasta que el himno fuera declarado definitivamente como seña oficial de la ciudad de León. Fue en el transcurso del Pleno municipal celebrado el 16 de marzo de 1978, siendo alcalde Óscar Rodríguez Cardet, quien, además, en el propio plenario fue sometido a un voto de confianza, solicitado, mediante moción, por diez de los concejales del total de los corporativos. El regidor, para su satisfacción personal, salió airoso de tan delicado compromiso.
La aprobación del himno sería publicada en el Boletín Oficial de la Provincia el mes siguiente, en concreto el 10 de abril, reproduciéndose la letra de la obra con la coletilla, obligada, de «lo que se hace público a fin de que, en el plazo de quince días, puedan formularse reclamaciones contra el acuerdo a que antes se ha hecho referencia». Como se preveía, no hubo ninguna.
Ahora bien, ¿Cuándo se volvió a interpretar el himno a León de manera pública y respaldado por la propia municipalidad? Es el 25 de junio de 1978, en plenas ferias y fiestas de San Juan –por aquella se añadía y de San Pedro- y se celebra en la capital leonesa el Día de las Comarcas, una jornada que, ya por entonces, se define como «una muestra de afirmación leonesista», término éste que continúa sin estar incluido en el diccionario de la Real Academia.
El programa de la efeméride, escenificada en la Plaza de San Marcelo, frente a la Casa Consistorial, se nutría, primero, con la recepción, por parte del alcalde Rodríguez Cardet, del grueso de autoridades llegadas de las cabeceras de comarca de la provincia, a quienes acompañaron, después, en los lugares de preferencia en el propio espacio urbano «las reinas de las fiestas y sus damas, que acudieron ataviadas con el traje regional leonés». La reina mayor de aquel año fue Susana Pitschel Vázquez, mientras que para la infantil fue coronada Mariví González Crespo. Una y otra «de conocidas familias leonesas».
El ofrecimiento del acto corrió a cargo del cronista oficial, Máximo Cayón Waldaliso, nombrado al efecto y por unanimidad en el Pleno municipal de 14 de febrero anterior, a propuesta del concejal y décimo teniente de alcalde, Jesús Fernández Fernández, quien, en su intervención, señaló «los relevantes méritos que el señor Cayón Waldaliso tiene durante el largo periodo de tiempo, desde los años cuarenta (del siglo XX), que viene realizando las funciones de cronista, no de crítico de la Ciudad».
Después de la intervención de Máximo Cayón, se procedería a la entronización de la Virgen del Camino por parte del párroco de la iglesia del Mercado, y, una vez concluida la reafirmación mariana –sobra, en este caso, ofrecer mayores detalles del sucedido eclesiástico–, se produce el ‘estreno’ oficial del himno. La revista trimestral Concejo (boletín de información municipal de León), editada por el propio Ayuntamiento (abril, mayo y junio de 1978, número 7 de su segunda época), refiere en las páginas 29 y 30 que tan solemne momento fue amenizado «por la banda de música de León y el Orfeón Leonés, dirigido éste por su titular, Luis Sanmartino, que interpretaron el ‘Himno a León’, habiendo editado el Ayuntamiento, para esta ocasión, unas hojas especiales con la letra del mencionado himno, que fueron distribuidas entre el público».
Hay que señalar que la prensa escrita de la época también se hace eco del ‘estreno’, y en una información firmada por la periodista Maite Bayona en el Diario de León, se destaca que «en cuanto al canto de esta pieza –comienza indicando- … hay que decir que se oyeron escasamente las voces de los leoneses asistentes. Con las hojas volanderas del himno impreso en sus manos, algunos –el gobernador civil y el alcalde de León– intentaron seguir a la masa coral del Orfeón, pero lo cierto es que la tarea no resultaba fácil».
Por su parte, el otro periódico de la capital, La Hora Leonesa, recoge en la narración del programa, avalada por el recordado Manolo Valdés, que «…bajo la dirección de Luis Sanmartino, que ha sucedido al autor de su música, el siempre añorado maestro Odón Alonso en el Orfeón Leonés, acompañado por la Banda Municipal, entonaban este himno, que el público coreaba, y que ambientaba el entusiasmo de cuantos en la plaza se hallaban congregados».
De manera, que ante los hechos señalados cabe la duda, por otra parte razonable, de si, efectivamente, el Himno a León se estrenó el domingo 1 de octubre de 1978 en la Plaza del Grano, coincidiendo con las fiestas de San Froilán y los carros engalanados, o, por el contrario, se vistió de largo, tres meses antes, en plenas fiestas de San Juan.
De cualquiera de las formas no fue algo improvisado o espontáneo que se interpretara públicamente el 25 de junio, ya que el Ayuntamiento, de forma institucional, lo respaldó con la distribución de la letra –para que fuera cantada junto al Orfeón– entre el público asistente al Día de las Comarcas. La fecha, naturalmente –y al margen de polémicas más o menos estériles–, es, cuando menos, discutible. ¿Fue en junio o en octubre? Es posible que quizá se le diera mayor boato por San Froilán, pero, sin embargo, la primicia, la presentación popular fue en junio. Eso sí está acreditado.
Sobre el himno a León y su discutible estreno
Por Julio Cayón
02/10/2018
Actualizado a
17/09/2019
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