La cecina de chivo tiene su propia feria, dos jornadas que cada mes de noviembre giran en torno a este producto autóctono y con un sabor único. Pero, ¿cuáles son las claves de este majar? La sencillez y la calidad avalan el éxito, y es que en la elaboración de la cecina de chivo de Vegacervera destacan tres premisas: carnes selectas, leña de roble, y frío de montaña.
Rescatando la vieja tradición chacinera de matanzas y curados, Vegacervera ha sabido traer al presente y hacer que su futuro esté ligado a los embutidos y carnes curadas, especialmente la cecina de chivo, o de castrón, o como se cita popularmente, de ‘Dios nos libre’.
La tradición y arraigo con los que cuenta la provincia de León en la elaboración de cecina de chivo está documentada desde el Siglo I. La unión de la tradición y las condiciones climáticas de la zona proporcionan un producto único y singular.
Características
En el aspecto exterior encontramos un color tostado, parcialmente rojizo, ligeramente oscuro, propio del proceso de elaboración. Al corte, tiene distintas tonalidades de color, desde un color cereza a granate, y presenta un ligero veteado de grasa que le proporciona su jugosidad característica. Si hablamos del sabor y el aroma, destaca un sabor peculiar como resultado del efecto del adobado y ahumado en el proceso de maduración, poco salada, de consistencia fibrosa, y con un aroma característico a las especias naturales utilizadas. Su textura es homogénea, poco fibrosa y sin pastosidad ni reblandecimiento en el caso de las piezas consumidas en seco, y hebrosa y jugosa no homogénea cuando el producto se consume cocido.