Ana Martínez Llamas nació tal día como este martes, 17 de marzo, hace ya 110 años, en el seno de una familia muy humilde,en la localidad leonesa de Estébanez de la Calzada, municipio de Villarejo de Órbigo. Sor Ana, como le llaman los que la conocen, fue la segunda de seis hermanos, y en su familia, dedicada al campo, no faltaron las dificultades tanto económicas como de alimentación, educativas, sanitarias... Momentos duros los de principios del siglo XX, que no impidieron, sin embargo, que profesara, desde muy niña, una profunda fe bien enraizada, la que forjaría su futuro; un futuro que en sus primeros pasos le llevó a Córdoba, con tan solo 10 años de edad, para ingresar en la Congregación de la Sagrada Familia, fundada por Santa Emilia de Rodat en Villerfranche, en Francia, donde haría dos años de noviciado. Allí mismo, Sor Ana celebraría su profesión religiosa, a los 19 años de edad. A partir de ahí, el servicio a la misión evangélica de su congregación le llevaría a diversos destinos, tanto de Francia como de su España natal, pudiendo ser testigo de algunos de los acontecimientos más importantes de la primera mitad del siglo XX; hechos históricos que, a día de hoy, muy poca gente puede permitirse recordar.
Y es que, Sor Ana ha dejado atrás dos guerras mundiales, la Guerra Civil española, y todos los devenires del pasado siglo, y también del presente. Porque para una persona de edad tan avanzada como Sor Ana, el mundo se hace cíclico, y si a principios del siglo XX la Gran Depresión golpeaba la economía, en el XXI ha podido ser también testigo de una crisis económica global de la que el mundo sigue recuperándose; y si también a principios del XX, en sus primeros años de vida, la población era azotada por la pandemia de la mal denominada ‘gripe española’, ahora es el coronavirus el que causa estragos a nivel mundial.
El pueblo de Estébanez recuerda a Sor Ana como un "ejemplo de constancia, servicio y amor"
Recuerdos que valen oro y que tan solo pueden conservar, consciente o inconscientemente, personas como Sor Ana, que a sus ya 110 años, siendo una de las personas más longevas de toda España, ha dejado una huella imborrable en todos los que le han conocido y le conocen, que no tienen sino palabras de agradecimiento y elogios para la que consideran, desde el cariño, una «monjita de pequeña estatura pero grande de corazón para amar a Dios y a los demás».
Y es que, con su «sencillez» y dedicación se ha ganado el cariño de sus hermanas de congregación, de su familia y de todos aquellos con los que se ha cruzado en su larga vida. Entre ellos los vecinos de su tierra natal, Estébanez de la Calzada, que aunque Sor Ana hace tiempo ya que no reside en el pueblo –está afincada en Madrid–, han querido aprovechar su 110 aniversario para rendirle un sentido homenaje y un reconocimiento, a través de la junta vecinal, a la «plenitud de su vida», mostrando también su «agradecimiento», por ser «un ejemplo de constancia, servicio, dedicación y amor a los demás».
Porque «quienes conocen a Sor Ana dicen que siempre ha sido una persona muy querida, alegre, agradecida, amante de su familia, y sobre todo, una persona que ha irradiado felicidad en todo lo que le rodea; una felicidad que sus seres queridos esperan que pueda «seguir regalando durante muchos años más».
Sor Ana: 110 años de una leonesa que ha dejado huella
Nació tal día como ayer, 17 de marzo, en 1910, en la localidad leonesa de Estébanez de la Calzada, y los vecinos han querido hacerle un reconocimiento
18/03/2020
Actualizado a
18/03/2020
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