Tan grande fue la reunión que se quedaron sin ovejas en Prioro

Cientos de personas se congregan en la XXIII Fiesta de la Trashumancia para el homenaje a una actividad en declive, pero que ha dejado muy ricos valores

D.L.M.
02/07/2016
 Actualizado a 19/09/2019
El concurso de siega con guadaña fue una de las actividades que más público congregó en la Fiesta de la Trashumancia. |DANIEL MARTÍN
El concurso de siega con guadaña fue una de las actividades que más público congregó en la Fiesta de la Trashumancia. |DANIEL MARTÍN
Ni una oveja para dar testimonio del motivo por el que se celebraba ayer la XXIII Fiesta de la Trashumancia de Prioro. Ni una churra, ni una merina para avalar con su presencia el homenaje a una actividad que durante años dotó de ricos valores identitarios a esta zona de la montaña. Ovejas no había, pero la reunión de ‘pastores’ era grande en la carpa desplegada por el Ayuntamiento a la entrada de la localidad para acoger a todos los romeros.

Y de haberlas habido, las ovejas hubieran estado bien protegidas por los 42 perros mastines inscritos en el concurso-exhibición que se celebró por la mañana. Buenos ejemplares entre los quedestacaron Tuno de Autocan de Isidro García (Cuadros) como mejor cachorro, Osiris de Amdece y Marea de Montes del Pardo de José Manuel Anta (Puente Almuey) como mejor pareja y Zoco de Curueño de María Transito Rodríguez, (Ambasaguas de Curueño) como mejor ejemplar del concurso.

Solo uno ganó el concurso de siega a guadaña, pero en la era de la ‘bertolini’ la gloria la comparten todos  Menos afluencia tuvo el concurso de siega, aunque no faltaron casi media docena de esforzados segadores que desoyendo a los que aconsejan no realizar esfuerzos en las horas centrales del día en días de asurados como el de ayer agarraron la guadaña y demostraron que la armonía del afilado péndulo puede ser más efectiva que la estruendosa rotación de una desbrozadora. El premio fue para uno, pero en la era de la ‘bertolini’ la gloria la comparten todos.

Y con la hierba segada ya llegaron las ovejas para la demostración de esquileo de la tarde, donde hubo menos competición que con la guadaña, pero no por ello menos maestría y destreza en el manejo de la peladora.

La subida al mayo fue el momento más emocionante de la tarde. Fueron varios los mozos (y no tan mozos) que se encaramaron al imponente pilar en busca del cielo y del premio, claro, que había para los tres mejores.

También hubo ayer tiempo para recordar el tiempo en el que la fiesta de la trashumancia era diaria como exigían las decenas de miles de ovejas de los rebaños de Prioro que ya solo pacen en el recuerdo.
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