Actualmente, parte de la plantilla trabaja para intentar que el incendio se prolongue lo mínimo posible siguiendo un sistema de retirada del material combustible. Para ello van enfriando el perímetro de la ‘montaña’ de neumáticos hasta que es posible retirar la parte en la que se ha vertido el agua. De esta manera se consigue, además, salvar parte del caucho que sustenta a día de hoy el negocio.
Estas tareas han obligado a la empresa a aumentar la contratación, llamando a parte de los trabajadores que se encontraban en situación de regulación de empleo, según fuentes sindicales. Precisamente, el compromiso de la plantilla para tratar de minimizar los daños causados por el fuego es uno de los aspectos que destaca la dirección. Hasta la llegada de las fuerzas de extinción, los propios empleados, algunos jugándose el tipo, tomaron las mangueras e intentaron realizar nuevos cortafuegos entre los neumáticos y agrandar los ya existentes, lo que evitó que las llamas se extendieran a otras zonas, creando un problema mayor, puesto que próximos a los neumáticos se encontraban otros materiales como traviesas de madera procedentes de vías ferroviarias. Esa es una de las lecciones que ha sacado la empresa del accidente. Los cortafuegos existentes de 10 metros no son suficientes, por lo que ya piensan en ampliarlos a 20 metros.
Los trabajadores también utilizaron grandes contenedores metálicos, que fueron situados en puntos clave para actuar como ‘pantallas’ y retener el avance de las llamas.
No obstante, cabe destacar que las instalaciones contaban con ocho depósitos de 60.000 litros de agua cada uno listos para utilizarse contra las llamas. También cuenta con una planta depuradora, que recoge el agua ya utilizada y la trata antes de su eliminación de la fábrica, para tratar de reducir al máximo la contaminación.
Entre 8.000 y 9.000 toneladas
Por otra parte, el material acumulado en la zona donde se inició el fuego comprendía entre 8.000 y 9.000 toneladas de caucho, en un montón donde se han llegado a acumular 50.000.
Aunque los daños no comprometen los planes futuros de la empresa, el material quemado es esencial para la empresa, que actualmente tiene el ‘alma’ de su negocio en la utilización del caucho, que tiene que servir para la construcción de varios campos de fútbol en el norte de África y para abastecer a varias compañías cementeras en España y Portugal.