Los estudiantes de los Maristas San José han diseñado unos ‘curiosos’ y prácticos medicamentos para mejorar nuestra vida. Los nombres lo dicen casi todo: Cariñol, Espabilina, Autoestimol, Respetina, Paciencimol, Empaticina, Generodosis, Fraternilina, Bondadcina, Esperancina, Humildoina, Justicina, Optimismo, Persevedol, Mimosina, Amistadol, Esfuerzo, Amoradol, Verdaditolina, Lealtadol, Imaginacyum, Ayudanol, Valentixina, Educacil, Integridol, Gratitudol, Alegridol, Positivina, Autoconfimox, etc.
En la composición de estos medicamentos podemos leer elementos como amabilidad, tolerancia, empatía, simpatía, cariño, felicidad, paciencia, tranquilidad, respeto, humildad, buen humor, amor, confianza, libertad, ganas de ayudar, solidaridad y otros muchos valores positivos que no estaría nada mal que incluyéramos en nuestra vida diaria, aunque para ello hubiera que tomar una pastilla después del desayuno.
Los ‘prospectos’ hablan de amabilidad, tolerancia, empatía, paciencia, respeto, humildad o libertad
En este trabajo de las asignaturas de Educación Plástica Visual y Audiovisual y expresión artística los estudiantes analizan primero las características comunes a la mayoría de las cajas de medicamentos, los elementos que hacen que las reconozcamos como tales nada más verlas. El segundo paso del trabajo consiste en diseñar nuestra caja asumiendo y usando tales elementos. Para dar nombre a los medicamentos los estudiantes buscaron entre los valores humanos (bondad, solidaridad, gratitud etc), trabajados en las tutorías, y les añadieron alguno de los sufijos típicos de nombres de medicamentos ( ina, ol, etc).
Estos «medicinas», se están usando también en otras asignaturas. En Economía, con la profesora Aiden de Paz, un grupo de estudiantes trabaja haciendo un vídeo de 30 segundos, a modo de anuncio promocional de una farmaceútica para tratar de vender estos productos.
Casi una decena de farmacias de León y provincia colaboran en este trabajo exponiendo algunas de estas cajas de medicamentos en sus escaparates o en sus estanterías, junto a los medicamentos reales: Farmacia Martín Granizo, farmacia El Espolón, farmacia González Carreño, farmacia Gloria Carrasco Fdez, Farmacia de Crémenes, farmacia Maria José Díez García, farmacia del Puente de los Leones, Farmacia Nocedo, farmacia doctor Joaquín Carrasco, etc.
De esta manera, los trabajos de los alumnos se visibilizan más allá del aula, provocando una pequeña sorpresa y tal vez cierta reflexión en los clientes que se los encuentren en las estanterías o el escaparate de la farmacia, ya que todos conocemos a personas a los que les vendría bien alguno de ellos, e también lo que deberíamos tomar nosotros mismos. Por otra parte, para los estudiantes puede servir de motivación, y es una forma de integración, tejiendo redes entre el colegio y la sociedad supceptibles de crear futuras sinergias que reprecutan positivamente tanto en la ciudad como en el colegio.
Algunos de los medicamentos creados cuentan con detalles, como prospectos, dibujos de los comprimidos, o códigos QR en sus cajas, a través de los cuales podemos acceder a más información sobre el mismo.