De tradición en tradición, León se fue de romería

De norte a sur y de este a oeste de la provincia, miles de leoneses disfrutaron ayer de una de esas jornadas marcadas en rojo en el calendario, el día de la Asunción.

Son muchas las romerías que se celebran en las diferentes comarcas de la provincia y difícil es citarlas todas en una jornada en la que un amplio porcentaje de los pueblos leoneses celebran sus fiestas patronales. En Babia y Laciana un año más la procesión recorrió durante toda la noche el camino hacia el Santuario de Carrasconte, donde miles de personas se congregaron para celebrar la Asunción de la Virgen. 

No lejos de allí, en Omaña, se celebra cada año la romería de Nuestra Señora de Pandorado que reúne a los fieles de todos sus concejos en la ermita del mismo nombre. Según cuenta la tradición popular, debe el nombre de ‘Pandorado’ a un año en el que una obstinada sequía impidió que el cereal germinara. Ante esta situación, los vecinos del concejo de La Lomba pidieron a la Virgen por sus cosechas. A los pocos días empezó a llover y en pocas semanas, el cereal había crecido y las espigas ya estaban dorada. Desde entonces, una persona de cada casa de cada uno de los ocho pueblos de La Lomba, acudía a la ermita para agradecer a la Virgen su intercesión. En torno a las 12:00 horas comenzaron los actos con la concentración de pendones y pendonetas de la comarca. Una hora después comenzaba la procesión hasta Campodiós, dando paso a la santa misa. No faltó el popular reparto del pan dorado, un guiño a la leyenda de este santuario, ni la exhibición de bailes regionales. 

Pendones, música tradicional y bailes regionales dan color y sonido a una jornada festiva que se celebra también con sus particularidades en Maraña, en su caso la romería de Riosol, una de las más multitudinarias de la provincia.

No fueron las únicas, ya que a lo largo y ancho de todo León también como la tradicional romería de Boinas, la de Trascastro o la de Las Angustias en Molinaseca. Todo ello sin olvidar el sur de la provincia a Santa Cristina de Valmadrigal, donde se bailó un año más la danza del paloteo en honor a la Virgen de Gallegos con el futuro de la tradición garantizado siendo protagonistas los niños y niñas de la zona.