Más allá de ganar calidad de vida para los agricultores y ganaderos, la razón principal para avanzar en la aplicación de tecnología ‘inteligente’ a la producción agrícola y ganadera se encuentra en el aumento de la rentabilidad de las explotaciones. Los proyectos desarrollados en la Vega del Esla buscan soluciones para reducir las emisiones invernadero y la contaminación de los suelos para adaptarse a la PAC y reducir los costes de los insumos a todos los niveles, desde el gasto en semilla, abono o fitosanitarios hasta el agua o el combustiblede los vehículos.
Conocimiento preciso
"Hasta ahora conocemos el suelo de forma vulgar", ha afirmado Matías Llorente, en contraste con el conocimiento que ofrecen los sistemas para ‘mapear’ los suelos y que proporcionan información precisa y a diferentes profundidades sobre retención de aguas, contenido en nitrógeno, fósforo y potasio (NPK), conductividad eléctrica, arcillas y arenas, etcétera. Mediante el análisis posterior de estos parámetros es posible determinar la profundidad de siembra y la cantidad de semilla óptima para cada zona de la parcela. Posteriormente, es posible monitorizar el desarrollofenológico de la planta para una fertirrigación óptima y los tratamientos eficientes –sin tratar toda la parcela– ante una eventual enfermedad o plaga. Finalmente, el monitoreo metro a metro del rendimiento durante la cosecha permite comprobar los resultados para continuar ajustando el proceso buscando la máxima precisión. No obstante, como se puso de manifiesto durante la jornada de ayer en Cabreros del Río, en una misma parcela puede haber rendimientos de 18.000 kilogramos por hectárea y de 12.000. Por ello, la agricultura de precisión trata de adaptar los esfuerzos del agricultor al terreno y no malgastar donde no va a producir más de 12.000 kilos y centrarse donde puede producir 18.000 como se ejemplificó en uno de los casos expuestos.