Según las conclusiones provisionales del Ministerio Público, sobre las 13:15 horas de ese día tres hermanos con los que los acusados tienen un «parentesco lejano» –y problemas previos que incluyen al menos dos enfrentamientos entre ambas familias en Cáceres en los que hubo «disparos de armas de fuego»– se presentaron en dos vehículos en Villaobispo de las Regueras, donde residían los encausados, a los que iban a buscar «como consecuencia de las discusiones anteriores».
Uno de ellos se bajó del coche empuñando una escopeta de caza con la que efectuó un disparo y, «cuando se encontraba todavía al lado de su vehículo, los acusados, portando cada uno de ellos un arma corta» para cuyo uso carecían de licencia y guía, efectuaron desde la acera contraria un total de diez disparos contra el que portaba la escopeta de caza, impactando uno de ellos en su costado izquierdo. La bala –prosigue el escrito– perforó su corazón y provocó su «muerte inmediata por shock hipovolémico».
A continuación, los acusados huyeron del lugar en compañía de otro de sus hermanos, «del que no consta que efectuara disparos ni portara algún arma». Estuvieron en paradero desconocido y en busca y captura hasta casi diez años más tarde, cuando fueron detenidos uno en enero y el otro en abril de 2018 y entraron en prisión provisional hasta marzo y enero de 2019 respectivamente. Las armas de fuego utilizadas por los acusados no pudieron ser halladas.
Responsabilidad civil
Para la fiscalía los hechos son constitutivos de un delito de homicidio por el que les pide 13 años de prisión y otro de tenencia ilícita de armas por el que les reclama un año y medio de cárcel. Además, en concepto de responsabilidad civil, subraya que los acusados, conjunta y solidariamente, deberán indemnizar a los dos hijos del fallecido en la cantidad de 100.000 euros, a su pareja en la cantidad de 100.000 euros y a su madre en otros 25.000.