El alcalde de León, José Antonio Diez, ha visitado este sábado por la mañana la Era del Moro acompañado por el concejal de Desarrollo Urbano, Luis Miguel García Copete, y por la arquitecta municipal Mónica Prada. El regidor ha agradecido el trabajo de los técnicos del Ayuntamiento de León por el empeño puesto en esta intervención: “El área de Desarrollo Urbano, las arquitectas y técnicos del ILRUV han llevado el peso de este magnífico proyecto al que han destinado mucho tiempo y mucho trabajo”.
Vuelve así León a la Era del Moro como un nuevo espacio de disfrute para los leoneses tras una intervención enmarcada en el Plan EDUSI León Norte, pues está financiada al 50% por fondos europeos, así como también cuenta con financiación del 1,5% Cultural del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y con recursos municipales. Con una inversión de 700.000 euros se ha intervenido en 2.168 metros cuadrados que se han dotado de zonas ajardinadas así como mobiliario urbano e infraestructura básica (luz, agua, saneamiento) renovada. La flamante zona cuenta con un cierre perimetral que propiciará el cierre de la misma durante la noche como ya se hace con los parques de la ciudad.
Elementos recuperados
Tal y como ha recordado José Antonio Diez este sábado, las catas arqueológicas previas a las obras han permitido conocer mejor la fortificación y con ello la propia historia de la ciudad. Ejemplo de lo que nos estábamos perdiendo hasta ahora son, por ejemplo, las lápidas romanas procedentes de cementerios altoimperiales que ahora podremos contemplar. O el conjunto de sillares de piedra procedentes de antiguos edificios romanos en desuso de los siglos III y IV y que se utilizaron para fortalecer la muralla.
El Molino Sidrón, ubicado a la izquierda en la entrada a la Era del Moro desde la calle Ramón y Cajal, es otro elemento patrimonial que se pone en valor con la rehabilitación de este espacio. Pendiente de una intervención integral del mismo para habilitarlo como un nuevo espacio cultural para la ciudad, avanza en su recuperación ahora con la liberación de algunos elementos arquitectónicos de la que fue la primera fábrica harinera de la provincia de la que ya data información en el XIX que funcionó aprovechando la fuerza hidráulica de la presa de San Isidoro. De él destacan, ya recuperados, los arcos de medio punto de sillería y ladrillo bajo los que entraba al molino el agua de la presa impulsando la maquinaria de esta antigua molienda. Tanto los arcos como el trazado de la canalización se muestra en señalizado ahora, siendo visible gracias a un pavimento diferenciado en la zona peatonalizada y habiéndose limpiado y recuperado parte del cauce original.