El director de estos cursos es, desde sus inicios, el profesor de Historia Contemporánea de la ULE y actual decano de Filosofía, Javier Rodríguez, arropado por los integrantes del equipo de investigación Hismecon, ligado también a la propia ULE.
Cada año se dedica a estudiar un aspecto de la historia contemporánea, con una mirada especial a su incidencia en León. En esta edición el tema central es ‘Negacionismo/(Des)conocimiento de la represión de la Dictadura Franquista’, un aspecto muy de actualidad que han entendido que deben abordar pues, explica el propio director del curso, «El franquismo terminó hace casi cincuenta años, pero su memoria todavía se hace presente hoy en día en el espacio público. La Dictadura Franquista creó muchos mitos respecto a su propia historia y estos no solo se impusieron en la sociedad española durante la vigencia del régimen, sino también fueron asumidos por parte de los españoles durante la democracia y, en no pocas ocasiones, tratan hoy de reactualizarse y difundirse, con argumentos banalizadores».
Entre los aspectos preocupantes de este negacionismo o desconocimiento de la Historia Javier Rodríguez señala uno que le parece importante destacar. «Hay quien busca similitudes entre la situación actual y la vivida en los años treinta, esta comparación refleja un desconocimiento de la historia. Así, se hace cada vez más necesario el papel de los historiadores en la sociedad que, en el ejercicio de su profesión, realizan un análisis crítico de las fuentes historiográficas. En particular, hay que suscitar la atención de las generaciones que nacieron cuando la dictadura moría y de las nacidas en plena democracia, tan expuestas a la desmemoria y a las fake news».
Una realidad que le parece preocupante y, a su vez, incide en la necesidad de poner luz en medio de la maraña de noticias, noticias falsas, interesadas, contaminadas por determinadas ideologías... «El historiador tiene la responsabilidad de trasladar el conocimiento científico a la sociedad, pues estamos hablando de ciencia, de ciencia social y, al igual que a otras disciplinas científicas, a la historia se le debe tener el mismo respeto y consideración. Escribir historia no solo es un proceso permanente de interrogación del pasado, sino también un ejercicio colectivo, en el que las reconstrucciones históricas se depuran merced a una correcta metodología, al acceso a las fuentes y a la discusión entre historiadores. La violencia política practicada por el franquismo es un hecho científico y se ha investigado durante décadas».
«Tergiversar la historia esaún peor que olvidarla»
Javier Rodríguez, que hoy pronunciará la conferencia inaugural del Curso de Verano dedicada al tema central de esta edición, el negacionismo yel desconocimiento de la historia, tiene muy claro el eje central de su ponencia: «Olvidar la historia de un país es negativo, pero tergiversarla es todavía peor»; y es consciente de que en la actualidad hay demasiados frentes que apuestan por tergiversar, por divulgar bulos, noticias falsas...
Por ello cree Rodríguez que es importante recordar los métodos utilizados por el franquismo. «La Dictadura Franquista se implantó en la sociedad por medio de la violencia, mediante un conjunto de acciones dirigidas a castigar a quienes se habían opuesto al Golpe de Estado de julio de 1936 o a los que pudieran hacerlo contra la dictadura».
Así llegaron a España cuarenta años de dura represión, «en los que el terror institucionalizado y la violencia bajo diferentes formas (persecuciones, detenciones, fusilamientos, cárceles y campos de concentración, tortura, hambre, exilio…), el control social, la degradación y la humillación de los vencidos; no solo añadieron más sufrimiento, sino que abrieron profundas heridas psicológicas heredadas de la guerra, al tiempo que impedían la más mínima posibilidad de curarlas».