León ganó habitantes en el último trimestre del año. A priori, la frase podría ser digna de celebración, pero el optimismo se viene abajo al comprobar que la provincia sólo sumó dos vecinos entre principios de octubre y finales de diciembre y al examinar la evolución del padrón en el conjunto del año que acabamos de dejar atrás.
La cifra total de habitantes se situaba el pasado 1 de enero en 446.857, lo que supone un descenso de 945 en comparación con los 447.802 que se contabilizaron al inicio de 2023, según el análisis de la estadística continua de población que publicó este jueves el INE.
Y ello pese a que la segunda mitad del año dejó dos trimestres de crecimiento consecutivo (entre julio y octubre se habían ganado otros 66 habitantes), aunque no con la suficiente intensidad como para paliar la caída experimentada hasta el verano.
Si se quiere ver el vaso medio lleno, lo cierto es que esos dos trimestres de exigua evolución al alza no solucionan nada, pero ponen freno a la sangría constante que el padrón de la provincia ha experimentado desde 2009 como consecuencia de la crisis financiera e inmobiliaria y el cierre de la minería. Basta recordar que el 1 de enero de aquel año la provincia tenía 495.041 habitantes tras haber ganado 1.103 durante 2008.
Se acababan entonces cuatro años de ganancia de población en la provincia gracias a la bonanza económica por el tirón de sectores como la construcción, que había servido para frenar la sangría provocada por la desindustrialización, la crisis del campo y la emigración de los pueblos a las ciudades en busca de nuevas oportunidades.
Y si se quiere ver el vaso medio vacío, la provincia sigue siendo la que más habitantes pierde en el conjunto de la comunidad. De hecho, sólo Zamora se unió a León en el balance demográfico negativo con una pérdida de 710 habitantes durante el pasado año hasta quedarse en un total de 165.543.
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Pero no sólo son Zamora y León las únicas dos provincias que pierden población en la comunidad, sino que son la segunda y la tercera de todo el país que lo hacen con mayor intensidad en términos porcentuales.
Son en total siete las provincias españolas que registran datos negativos y la primera de ellas es Córdoba, que durante el pasado año perdió un 0,43% de sus vecinos (3.336) hasta quedarse en un total de 770.977. Mientras, Zamora vio cómo se reducía su padrón un 0,42% y en León el dato se quedó en un 0,21%, siempre según el análisis de los datos que proporciona el INE.
Sin embargo, la situación es bien diferente en el resto de las provincias que se integran en Castilla y León. Concretamente, Valladolid es la que más tira del aumento de población que se registra en el conjunto de la comunidad, ya que en el último año ganó 3.137 habitantes hasta situarse en 528.253, lo que supone un aumento del 0,6%.
Y también Burgos obtiene buenos resultados demográficos tras sumar 2.273 vecinos y alcanzar los 362.013, lo que supone una subida del 0,63%. Y Segovia es la tercera provincia de la comunidad con mayor crecimiento del padrón, ya que cuenta con 1.634 nuevos habitantes y se sitúa en 157.984 tras un incremento del 0,87%.
Ya en su conjunto, la población de Castilla y León creció el pasado año un 0,26% hasta alcanzar los 2.397.889 habitantes (6.207 más) gracias a la llegada de extranjeros. Y son precisamente las personas de otras nacionalidades las que hacen que la debacle demográfica de León sea todavía mayor. En este sentido, la cifra de españoles que residen en la provincia cae hasta situarse en 419.085, lo que supone 3.666 menos que a comienzos de 2024.
Mientras, los extranjeros empadronados en León se disparan hasta situarse en 27.772. Se trata de un nuevo récord en la serie histórica y llega tras un incremento de 2.721 en el último año.