Se trata de algo más de una veintena de exempleados, el grupo que en las últimas fechas ha mantenido numerosas reuniones de trabajo para articular un proyecto que desde que ya asomaba en el horizonte en la primavera de este año, cuando más se recrudeció la protesta contra los impagos. No obstante, a finales de junio, cuando el ex presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, intentó mediar para buscar una salida a la situación laboral de la plantilla, la Editorial Planeta ya se ofreció para facilitar la creación de la cooperativa. Además, desde el gigante de la edición tampoco se descartó la subcontratación de los servicios con la nueva sociedad, si esta llegaba a ver la luz.
A día de hoy, los exempleados implicados en el proyecto se afanan en buscar financiación para su proyecto, que también contará con socios capitalistas. No obstante, la mayor parte de los posibles cooperativistas proceden de la sección de Evergráficas, la que se encargaba de la producción en la fábrica.
En este sentido, se trata de trabajadores con amplía experiencia y, en varios de los casos, con una larga trayectoria, un factor que reforzaría el ‘know-how’ de la cooperativa en un entorno cada vez más exigente.
No obstante, por el momento no ha trascendido información sobre las instalaciones que la cooperativa utilizaría. Actualmente, todavía queda personal de la Editorial Everest liquidando los stocks existentes en la sede del Polígono Industrial de Trobajo del Camino.
El fin de una firma emblemática
La creación de una cooperativa por parte de la plantilla sería un epílogo esperanzador para la que llegó a ser una de las diez editoriales más importantes de España y la más importante de la comunidad autónoma. Como de la historia no se vive, la controvertida gestión de la familia López Varela mantuvo a los empleados hasta siete meses sin pagar. Ante la necesidad de cobrar un salario que desde la dirección se les negaba, en mayo, los trabajadores comenzaron a sopesar la posibilidad de organizarse en una cooperativa ante el incierto futuro de la compañía.
Finalmente, el juez declaró el concurso de acreedores el pasado 9 de octubre y la Administración Concursal trabaja ahora mismo en la liquidación de todo lo que pueda contribuir a reducir la deuda de la compañía.
Parte de esa deuda pertenece a la plantilla que estaba integrada por más de 300 personas. Una parte de ella se afana hoy en buscar una alternativa para seguir trabajando en el sector y no desperdiciar los conseguido. A la espera de que los bancos les den una respuesta sobre el crédito, la ilusión por el trabajo es un aval innegable.