El programa Ralbar, una iniciativa de la Universidad de León, gracias al apoyo de la Fundación Banco Sabadell, se despide del municipio de Cuadros, donde la recién graduada en Historia por la ULE, Lucía Fernández Díez, ha estado desarrollando el proyecto ‘La historia intergeneracional del municipio de Cuadros’. Éste, ha girado en torno al patrimonio y la memoria del municipio y ha servido como un puente entre el pasado y el presente, fortaleciendo los lazos sociales y promoviendo un mayor entendimiento y aprecio por el rico patrimonio de la localidad.
Este jueves, la iglesia de Cuadros se convirtió en el escenario de una actividad única, liderada por Lucía, que transportó a los presentes en un viaje a través del tiempo, abordando tanto las cuestiones relativas a la arquitectura como las historias que forjan la identidad de la comunidad a lo largo de los siglos.
El proyecto, centrado en la recuperación y revalorización de la historia y patrimonio de Cuadros, ha incluido durante los dos meses de verano una serie de talleres intergeneracionales, dos para niños y dos para mujeres mayores. Además, se organizó una excursión a Villalbura y al Foso-Vallina de la Griega,vlugares de gran importancia histórica que se vinculan directamente con los orígenes de Cuadros, permitiendo a los participantes profundizar en la historia local y fortalecer los lazos comunitarios.
Esta joven recién graduada se ha dedicado a recopilar la memoria de nuestros mayores con el objetivo de transmitirla a los niños y a cualquier interesado. Para Lucía, esta labor es crucial, ya que pretende garantizar la riqueza histórica y cultural de Cuadros a lo largo del tiempo. Para desarrollar su proyecto, Lucía comenta, que tanto los talleres de mujeres como las entrevistas a los mayores han sido vitales, necesarios y enriquecedores, tanto a nivel personal como académico.
Un futuro más consciente
Lucía subraya que conocer nuestra historia no solo nos permite entender nuestro pasado, sino que también es esencial para trazar nuestro camino hacia el futuro. «La memoria histórica es lo que nos da identidad y continuidad. Al compartir este conocimiento con las generaciones más jóvenes, no solo mantenemos vivas nuestras raíces, sino que también les equipamos con las herramientas necesarias para construir un futuro más consciente y conectado con su herencia», afirma.
La iniciativa va más allá de educar a los jóvenes sobre el patrimonio histórico de Cuadros; busca también fortalecer el sentido de comunidad y pertenencia. «Cada historia compartida, cada recuerdo transmitido, es un componente fundamental en la construcción de nuestra identidad colectiva. Conociendo nuestras raíces, podemos entender mejor hacia dónde nos dirigimos», añade.
El proyecto no solo preserva la historia de Cuadros, sino que también crea un vínculo intergeneracional, conectando el pasado con el presente y asegurando que las tradiciones y relatos locales sigan vivos en la memoria colectiva de la comunidad. Así, no solo se protege el legado histórico, sino que se construye un futuro enraizado en el conocimiento y la comprensión de nuestros orígenes.