Óscar González es un policía leonés que vivía en el mismo edificio que Matías Fernández Valbuena y cuenta, con gracia, la justicia de los destinos o los logros en la vida. «Yo estaba en la cama y venía mi madre; venga, levántate, Matías lleva más de una hora con la luz encendida, estudiando. Ahora Matías está en la Agencia Espacial Europea (ESA) y yo persiguiendo delincuentes».
Lo dice con gracia pero, sobre todo, con admiración hacia su vecino y amigo. Con la misma admiración que le llevó a enviar el enlace de diversos informativos que daban una de las más importantes noticias en la ‘carrera espacial’, el lanzamiento del cohete Ariane 6 desde la Guayana francesa. Y allí aparecía el leonés explicando la importancia del proyecto europeo —en el que participan 13 países— y la emoción del momento. Y es que Fernández Valbuena es el Jefe de Proyecto del Programa de Mejora de la Ariane 6. Que es mucho decir.
Tal vez no fuera el mejor momento, de cara a tener presencia en los informativos en España, pues el cohete espacial despegaba justo en el momento que comenzaba la semifinal del europeo de fútbol precisamente entre España y Francia. Pero ésa es otra historia.
"Quería ser piloto de avión, pero resultó que me había operado el tabique nasal y me dejaron un gran agujero que era incompatible con ser piloto... y fui al espacio, de otra manera"
Curiosamente el deporte ha traído al ingeniero leonés a su tierra. «Después del lanzamiento del Ariane 6, en la Guayana francesa, estaba trabajando en París, en la sede de nuestro proyecto. Pero París es una ciudad tomada por los Juegos Olímpicos, la seguridad, necesitas código QR para ir a tu casa o a tu trabajo... y me vine para casa, con mi madre, donde sigo teletrabajando».
Cuando concertamos dónde encontrarnos Matías Fernández Valbuena lo tiene muy claro, en mi pueblo, en Villaobispo, en la casa de mis padres. Y a la hora de elegir el rincón para la foto vuelve a mostrar predilección por mirar a sus raíces. «Vamos a la calle donde está la casa de mi familia, que es una casa de campo en el sentido de que siempre tuvieron ganado, y que además es de las pocas que conserva la estructura arquitectónica de Villaobispo como era en mi infancia, ahora está muy cambiado».
Y el teletrabajador de la ESA anda con su portátil buscando la esquina de la casa con mejor cobertura para poder mostrar algunos de los vídeos sobre su trabajo en la Agencia Espacial mientras recuerda sus años en León, el bachillerato en los Maristas, la Universidad.
- ¿Era su meta, su sueño, un lugar como la ESA?
- Curiosamente no o no exactamente. Me gustaba el espacio, eso sí, volar y quería ser piloto de aviones. A ellos encaminé mis pasos y me encontré con un curioso problema. Me había operado del tabique nasal y parece que me habían dejado un hueco excesivamente grande, incompatible con la posibilidad de ser piloto... entonces ya dirigí mis pasos hacia esta ocupación en la que sigo y que ha tenido una cierta visibilidad con este lanzamiento del cohete Ariane 6.
Él lo dice así —«como el que conduce el coche de línea», dice Óscar— pero los titulares de prensa de aquellos días nos acercan a otra realidad: «Las claves del vuelo inaugural del Ariane 6, el cohete que devuelve a Europa su autonomía en el espacio»; «Lanzamiento del cohete más potente de la historia de Europa»; «El nuevo cohete Ariane 6 ruge por fin: Es un momento histórico que restablece el acceso europeo al espacio»... son solamente algunos de ellos que marcan la linea de otros muchos.
"Un cohete espacial es como el autobús que lleva a sus pasajeros a un destino fijado, pero con la particularidad que este destino está fuera de la tierra, en el espacio"
Sonríe el leonés cuando le pedimos que nos explique su trabajo, su misión, la importancia del Ariane 6 e, incluso, qué es un cohete espacial. «La forma más sencilla sería decir que es como el autobús que lleva a sus pasajeros a un destino fijado, pero con la particularidad que este destino está fuera de la tierra, en el espacio; y los pasajeros son realmente vehículos espaciales, satélites, que se apea en una órbita determinada para que haga su trabajo».
- Entonces es como el inicio del trabajo y después estos satélites son los que toman datos, etc...
- Algo así, pero hay que tener en cuenta que todas las misiones espaciales comienzan con la colocación de un vehículo espacial en una órbita, que es lo que ha hecho el Ariane 6, en el que llevábamos trabajando diez años pues los tiempos aeroespaciales son muy largos.
Se esfuerza el ingeniero aeronáutico leonés en hacer comprensible la importancia del proyecto de la ESA. «Me gusta explicarlo y hacerlo atractivo para acercar a los jóvenes a la Ingeniería» y, a su vez, para hacer entender a la población que no son proyectos ajenos a sus vidas. «Cada día hay una demanda mayor de aquello que se investiga en estos proyectos. Ahora hablamos de internet, pero el siguiente paso es la imagen, tener cada vez más información sobre los desastres naturales, sobre medio ambiente… Estamos hablando de la luna, de poder poner una estación espacial alrededor de la luna. Las necesidades que se ven en el futuro pasan por la luna y Marte, va mucho más allá».
Y en ese mucho más allá aparecen referencias a proyectos, a planetas, el sistema Galileo vinculado al posicionamiento GPS, una misión a Venus, otra de ida y vuelta a Marte o a la luna, alunizando allí, pero «para 2.030 pues, insisto, los tiempos aeroespaciales son muy largos».
En ese interés por recordarnos que estos proyectos no están alejados de la vida diaria recuerda que en el proyecto del Ariane 6 participan 13 países de Europa, encabezados por Francia y con presencia de España. «El espacio se ha convertido en parte esencial de la vida cotidiana de los europeos, a través de los teléfonos, comunicaciones, televisión, internet, información de medio ambiente o catástrofes naturales. Todos estos servicios, la información que recibimos, empiezan con un lanzamiento de un satélite o de varios; y contar con esa puerta de independencia en otras tecnologías es fundamental para dar oportunidades a la industria y a nuestro desarrollo».
Se hace raro estar en Villaobispo hablando de un cohete espacial de 60 metros de altura, 900 toneladas de peso, de misiones aeroespaciales... pero lo hace muy fácil aquel chaval que se levantaba tan pronto a estudiar, que no se ha olvidado de su casa, de su pueblo, de su familia de ganaderos, que se quiere hacer la foto ante la fachada de su casa, con la camisa de la ESA y, reconoce, «me hace ilusión».