Villar del Monte era un paraíso… que escondía un infierno. Cuando había que hablar de arquitectura tradicional todos los estudios, cuadernos, libros… comenzaban por Cabrera. Y en Cabrera, por Villar del Monte. Una de sus chimeneas es seguramente uno de los rincones más fotografiados de la provincia.
Y en aquel pequeño pueblo cabreirés, como tantos otros, comenzó a brotar una historia casi única, nacida en buena parte de la pasión por esta tierra de quien le da nombre a la plaza del pueblo: Concha Casado Lobato. Etnógrafa, enamorada de Cabrera, donde tenía sus raíces, desde que le dedicó su tesis al habla de esta comarca. De su mano llegó a Villar otra mujer, amiga, alumna en el más amplio sentido de la palabra, admiradora: Natividad Villoldo, directora del Museo del Encaje de Tordesillas que decide traer a Villar del Monte una subsede del que ya es un centro de referencia nacional. Y se dedica a su vez a restaurar casas y en una de ellas nace La casa del ayer, una especie de museo sobre cómo fue la vida en estas tierras escrita en las paredes de aquel edificio: «En esta casa está detenida la vida tal y como era hace un siglo; es una sencilla construcción con vivienda y cuadra en la planta baja, como casi todas entonces, cuando el calor de la cuadra era la más práctica y asequible de las calificaciones. Esta tal y como la encontré, salvo limpieza pues había árboles que salían por las ventanas, para que refleje cómo vivían aquellas gentes sencillas», explica su creadora, Nati Villoldo.
Y aquel pueblo sedujo a otros vecinos que se enamoraron de Villar del Monte. Como José Luis González, que cambió su trabajo de antropólogo en la Universidad de Valladolid por el de vocal de la Junta Vecinal después de conocer a Concha Casado en un congreso de Antropología; o su hermano Germán, luthier de reconocida fama; también un matrimonio inglés que trabaja desde Villar en una especie de editorial y discográfica especializada en música clásica… así nació también una Biblioteca con 6.000 volúmenes en un pueblo sin bar. Era 2.023, en una visita para el libro ‘Casas con historia’.
- ¿Cuántas casas restauradas?
- Cerca de veinte.
- ¿Un paraíso?
Una sonrisa por respuesta y una pista. La da el antropólogo y vocal de la Junta Vecinal, José Luis González, en una época que se acaba de estrenar As Bestas. «Bueno, ya se sabe que hay una leyenda que dice ‘pueblo pequeño, infierno grande’, no sé si es para tanto, pero es evidente que se necesita un proceso de aceptación».
Y después silencio.
Un silencio roto bruscamente en el amanecer del pasado día 23, con un incendio que destrozó la casa y muchos bienes de Tina Fernández, la presidenta de la Junta Vecinal, curiosamente cabreiresa de Villar, donde también vive su hermano. Desde el segundo cero se habla de intencionado, Tina repite que todo el mundo sabe de dónde viene el atentado… y ayer mismo se celebró una concentración en su apoyo convocada por el alcalde en solidaridad con ella, dando con ello por sentado que fue intencionado, ya que nadie se solidariza con quien sufre un accidente, en tal caso se le ayuda. A pesar de que no hay ninguna resolución oficial del incendio.
Blanco y en botella.
Pero es que el fuego «fue la explosión de una situación latente»; la enumeración de los acosos sufridos es tan escalofriante como el propio incendio.
- Ya hace cinco años que después de mucho trabajo había dejado un huerto precioso, que llamaba la atención a todo el mundo… pero una mañana estaban todas las flores muertas, había sido envenenado. No lo quería creer pero me comentó otro vecino que le había ocurrido algo similar en su huerto y allí estaban las huellas, ni se ocuparon de borrarlas; explica Nati Villoldo, antes de enumerar insultos por la calle, amenazas, coches atravesados delante de las cocheras para que no pudieran ir a trabajar, azúcar en el gasoil del depósito del tractor del hermano de la presidenta… «Y todo se agravó a raíz de la sentencia», musita Villoldo.
La sentencia, ya está contado, es que la anterior Junta Vecinal después de perder las elecciones en 2.019 convocó un Concejo y tomó decisiones sobre lo que parece que late en el fondo de todo el asunto (los pastos y la caza) cuando ya era presidenta Tina Fernández, y ‘la sentencia’ condena al anterior presidente, Luis Marina García, a un año de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos.
Iván M. Lobo, presidente del Instituto de Estudios Cabreireses e ingeniero, acudió en su faceta profesional con técnicos del Geoparque que pretenden crear en Cabrera y al regresar a sus coches se encontraron que les habían reventado las ruedas. Martínez Lobo, también cabreirés del cercano pueblo de La Cuesta, es muy duro en sus apreciaciones. «En tiempos de nuestros abuelos, cuando éramos una comarca muy pobre, estaban las puertas abiertas y siempre había un café para las visitas y solidaridad con los vecinos. Llegaron los intereses, el dinero de los pastos y la caza, y apareció la codicia y el caciquismo. Lo que está ocurriendo en Villar, sobre todo con el incendio de la casa de Tina, ya supera todos los límites, pero cabe hacerse una pregunta: ¿Dónde están las investigaciones? ¿Qué hace la Junta de Castilla y León que tiene muy fácil regular estas cosas pero mira para otro lado? ¿Qué se ha hecho con mi denuncia de los desperfectos en nuestros coches a la que ni me han contestado?».
En ese apartado, Nati Villoldo, también muestra su impotencia: «Quise denunciar y me desanimaron los propios guardias porque no había pruebas; a ver si ahora cambia».
E Iván M. Lobo incide en otro apartado realmente increíble, si no fuera que nadie lo pone en duda. «Quien mueve los hilos, desde su ciudad, tiene aquí a un enfermo diagnosticado, que presume de no tener por ello responsabilidad, que ejecuta sus tropelías. Ya está bien, no podemos permanecer callados y yo, al menos, no lo voy a hacer ante este matonismo, se lo debemos a Tina, que simplemente quiso poner orden, y está mostrando una entereza moral admirable”. De la misma opinión es Villoldo: «Al personaje que dice Iván le alimentan el ego diciendo que es el salvador del pueblo frente ‘a los forasteros`’ y cosas así y él se envalentona».
- ¿Qué busca Natividad Villoldo en Villar del Monte?
-Nada. Trabajar en el mundo de la Cultura, ser fiel a la memoria y el legado de Concha Casado, que nos pidió apostar por Cabrera y por su futuro, por sus tradiciones. Como haría ella, no me voy a rendir ni amedrentar.
Lamenta Villoldo no poder estar en la concentración del domingo en solidaridad con la presidenta. «Tengo que dar una leccion magistral en Tordesillas, concertada hace varios meses, pero estoy con ella y acudirá mi hija»
- ¿Le parece que vive en el pueblo de As bestas?
- En algunas cosas me parecía que había escenas de Los santos inocentes, después del incendio creo que es cierto que se acerca más a As bestas.
- ¿Qué busca Iván M. Lobo en Villar del Monte?
- La dignidad y el futuro de mi tierra, yo soy cabreirés, cabezón por ello. Busco el futuro de mi tierra en iniciativas como el geoparque, el starlife, las rutas, el patrimonio, la cultura cabreiresa, la lengua… y superar el caciquismo y todo lo que acarrea.