Intente usted vivir sin cuenta bancaria. Imposible. Intente que le paguen el sueldo, pagar la mayoría de lo que se debe pagar, en especial aquello imprescindible, o que le fiscalice Hacienda. No hay opción, es obligado. Tener cuenta bancaria consiste en pagar otro impuesto, que se abona a la banca, un recaudador privado. Puede usted elegir banco, pero cada vez menos. Los bancos se han agrupado, ‘absorbido’ unos a otros, y escasean, de forma que no ha resultado difícil que, haciendo honor a esa ‘competencia’ tan ventajosa del capitalismo, se hayan puesto de acuerdo en ciertas cosillas. Despedir a mansalva, por ejemplo, echar a gente a la calle, aunque ellos, en ese lenguaje empresarial, le llamen optimizar recursos, ajustar costes u otra evasiva similar. El gobierno no puede intervenir, porque la reforma laboral de Rajoy lo impide. Una reforma aún en vigor que ata las manos al gobierno sanchista-social-comunista-bolivariano-chiripitifláutico que iba a derogarla. Apenas se oyen críticas desde el alternativo gobierno liberal-neofranquista-colombiano-carpetovetónico.
El consiguiente cierre de oficinas, en las zonas rurales y ciudades pequeñas donde menos ganan, ahonda la brecha con esa España vacía que tantas bocas llena y provoca desamparo entre los apartados de la tecnología, por medios, edad u otro motivo. Por otra parte, nos van a cobrar, además, por las ‘operaciones’ que hacen con nuestro dinero. Si queremos evitarlo (al menos por el momento), debemos aprender el funcionamiento de sus aplicaciones y webs y manejar nuestro dinero desde casa, viendo cifras en una pantalla, haciendo lo que antes hacían las personas a las que pagaban un sueldo pero sin cobrar como cobraban ellas. Trabajaremos para el banco, nos cobrarán por ello y no tenemos más remedio que aceptar.
Más. El señor Goirigolzarri, presidente de CaixaBank (así, con dos mayúsculas, que las normas ortográficas tampoco van con ellos) se ha subido el sueldo. Modestamente, dice, en comparación. Ganará más de un millón seiscientos mil euros al año, incentivos aparte. Es el triple que antes, pero es poquito, dice él, para lo que pagan en otros bancos a personas como él. Al señor G le nombró el gobierno de este país en 2012 para presidir un Banco que había rescatado el Estado con dinero de todos. Ese dinero no se devolvió, pero el señor G, ‘rescató’ el Banco despidiendo a 7000 empleados (a ellos no los rescató). Ahora ese Banco ha empezado a ganar dinero y se ha fusionado con otro grande, y tal vez por eso se ha subido el sueldo. Antes solo ganaba medio millón de euros. El Estado, accionista del Banco en un porcentaje insuficiente, ha votado inútilmente en contra de que se suba el sueldo. Tal vez porque el señor G y sus colegas van a echar a la calle a otro montón de trabajadores en este y otros bancos. Cobrará un millón seiscientos mil euros al año. Incentivos aparte.
Se acaban de cumplir diez años del 15M.
Aniversario
23/05/2021
Actualizado a
23/05/2021
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