Se trata de un proyecto titulado ‘Cunas que salvan vidas’ liderado por Salesianos Zona Norte en colaboración con la ONG Medicina Abierta al Mundo y Ayuda Contenedores quienes, bajo la dirección del ingeniero navarro Pablo Sánchez, diseñaron estas cunas climáticas que hoy en día fabrica el alumnado de 12 centros salesianos de la mitad norte de España. Estas incubadoras están concebidas para bebés prematuros y tienen sistemas de control de temperatura, mediante un calefactor, y de humedad, mediante un humidificador. Asimismo, lo que destaca de estos artefactos son sus luces led para fototerapia, un tratamiento beneficioso para los bebés que sufren ictericia.
Esta incubadora, además, es desmontable porque está realizada por módulos, lo que resulta ventajoso a la hora de su transporte hasta lugares tan lejanos como Nepal o Ucrania. Es precisamente este país el que recibirá las diez cunas que han fabricado los alumnos de los grados impartidos en León bajo la coordinación de Arturo Sánchez Fraile, tutor de Mecatrónica Industrial en Salesianos. Cinco de ellas han sido financiadas por el programa ‘Dualiza’ de CaixaBank y las otras cinco por la empresa leonesa BA Glas. Pero esta no es el único negocio de la provincia que se ha movilizado ante este proyecto solidario. Cuenta el coordinador que también han contado con la participación de León3D, que les ha facilitado bovinas para las impresoras, Rotuleón, que ha cortado las láminas de manera altruista y Pedro de la Torre, que ha equipado al centro con tableros que necesitan para el mecanizado de las piezas.
Pese a toda la participación de empresas locales, de ayuda mediante subvenciones y del propio centro educativo, lo que realmente enorgullece al coordinador de esta propuesta es la implicación de los alumnos del Salesianos Don Bosco. «Para este tipo de proyectos no hay que convencer a los chicos, lo reciben muy bien y se ponen a trabajar con mucha ilusión», destaca Arturo Sánchez. Y es que, la fabricación de estas cunas climáticas supone unas cuantas horas invertidas en horario escolar, pero también mucho tiempo libre por las tardes utilizado de manera voluntaria para esta labor.
En la creación de las cunas climáticas participa el alumnado de diferentes grados y cursos que se implican en distintas partes del proceso: «Tenemos los medios y el personal, por lo que nos pusimos adelante», cuenta el profesor. Ellos fabrican los componentes, los ensamblan y los conectan, y los docentes lo han incluido dentro de la programación del curso. «Los de Mecanizado trabajan con las planchas y los de Mantenimiento hacen el ensamble», destaca, «incluso los más pequeños, los de primero de Grado Básico, han participado soldando los led». De esta manera, «los chicos han aprendido a trabajar otros materiales –como el polietileno del que están hechas las incubadoras–, porque nosotros nos dedicamos al metal», explica Sánchez, que también reconoce que esta experiencia es beneficiosa para el futuro profesional de los alumnos, ya que lo considera como «unas prácticas».
Implicación total
El proyecto ‘Cunas que salvan vidas’ llegó en septiembre a León, cuando comenzaron a fabricar el prototipo. «Este era nuestro objetivo para este curso», cuenta Arturo Sánchez, «y ya hemos fabricado diez cunas y tenemos el material preparado para otras diez», cuenta sorprendido a la vez que agradecido por todo el trabajo que han realizado los alumnos. Durante los primeros meses del curso se llevó a cabo el montaje, la electrónica y la impresión 3D, y las cunas comenzaron a mecanizarse en junio del pasado 2022.Estas incubadoras se testearán durante 48 horas antes de viajar en ambulancia a su lugar de destino, Ucrania en este caso. La emergencia del país les ha ‘obligado’ a hacer el envío urgente a los hospitales ucranianos. Pero ya trabajan en más encargos. «Nos han dicho que todas las que hagamos van a ser pocas, tenemos una solicitud de casi 500 entre todos los centros asociados», explica Arturo Sánchez. Un ejemplo es un hospital de República Democrática del Congo «que nos ha pedido 60 incubadoras para equipar todo el centro», cuenta. La red de los Salesianos es mundial y «el proyecto ha cogido mucho empaque», detalla el profesor.
En León tienen todo el material necesario para seguir ensamblando cunas, aunque ahora han bajado ligeramente el ritmo. «Terminamos el primer proyecto y tenemos trabajo pendiente, pero queremos que los chicos también descansen», comenta. Además, como en otros muchos sectores, el desabastecimiento de componentes electrónicos ralentiza también su producción.