El comienzo de un nuevo año siempre es un buen momento para hacer balance, también de las cosas que nos llamaron la atención y que dejamos pendientes de volver sobre ellas en algún otro momento. Así me ha pasado a mí con el tema de hoy, y es que en los últimos días se han dado una serie de circunstancias que me han hecho retomar una cuestión concreta: qué pasa con los textos de aquellas autoras leonesas que hace tiempo que se nos fueron y que siguen sin estar en la lista de pendientes del público lector de hoy en día. Surge está inquietud a raíz de la conversación mantenida con un editor de la provincia bien preocupado por el tema, en la que compartió (no por primera vez) su sorpresa ante las escasas obras de mujeres liberadas para el dominio público desde la Biblioteca Nacional de España (BNE), creándome un atisbo de curiosidad que me aumentó cuando apenas unos días después tuve noticia de la lista de este año. Y si eso es así de forma genérica no puedo dejar de plantearme qué es lo que ocurre al centrarnos en las escritoras leonesas.
Comencemos por concretar a qué nos referimos cuando hablamos de «obras de dominio público». De todo el mundo es sabido que el registro de quien crea una obra genera una serie de beneficios para dicha persona y que dicha obra no puede ser utilizada sin mediar un permiso previo ya sea por parte del propio autor o de sus herederos, en caso de haber fallecido dicha persona. Pues bien, dicha obra pasa a «dominio público», es decir, a poder ser editada, reproducida o difundida públicamente, en el momento que se cumplen ochenta años del fallecimiento del autor de la misma. Quien se encarga de publicar dicha lista es la BNE, y lo hace en base a la información de las obras de autoría española que se encuentran en la misma y que constan en sus catálogos. De entre dicho listado de liberados/as, también cada año, se seleccionan algunos nombres de especial interés para su digitalización y la puesta a disposición de sus obras en la Biblioteca Digital Hispánica.
A partir de ahí, me pregunto: ¿cuáles son las circunstancias de esta liberalización en lo que a obras de mujeres y hombres se refiere? En la página de la BNE podemos encontrar dos listados de autores liberados. El primero recopila a los fallecidos entre 1900-1941. En el mismo, de un total de 4.815 entradas registradas (son algunas menos, puesto que algunos nombres se repiten), únicamente hay 98 mujeres (apenas un 2%). Aún sin datos de procedencia especificados, sí puedo adelantar que, en un primer acercamiento, ninguno de los nombres responde al histórico de leonesas que he podido ir completando para dar contenido a esta sección. Respecto al de liberados este año (los fallecidos en 1942, de una nómina de 177 nombres, solo 5 son femeninos, lo que apenas eleva el porcentaje a un 2’8 % respecto a la lista anterior. Entre esas 5 tampoco ninguna de ellas es leonesa. Además, contrastando ambas listas, podemos observar que en el primer caso, muchos de esos nombres femeninos están ligados bien al ámbito religioso (aparecen incluso santas o beatas) bien al ámbito nobiliario; incluso algunos apellidos no hacen colegir que un buen porcentaje de las incluidas resultan ser hermanas o esposas de algunos de los hombres que también aparecen en la lista, lo que nos hace suponer en qué circunstancias era más fácil para ellas llegar a la edición de sus obras, aunque no sé si también al reconocimiento personal y propio. Si no están en esas listas deducimos que sus obras no llegaron a la BNE, condición ligada a la existencia del depósito legal, que fue introducida en España por primera vez a principios del siglo XVII por Felipe III, por Real Decreto, concediendo con ello a la Real Biblioteca de El Escorial, el privilegio de recibir un ejemplar de cuantos libros se imprimiesen tanto en la Corona de Aragón como en el Reino de Castilla. Como heredera de tal privilegio, la BNE, asegurando su futuro para las obras allí depositadas, incluso en caso de que se destruyan o desaparezcan de otros ámbitos. Esta es una referencia real para seguir el rastro a las obras, aunque en el caso de las autoras (y aún más de las leonesas) ese rastro sigue siendo muy escaso para quienes fallecieron en décadas anteriores, circunstancia que redunda en su generalizado desconocimiento, porque, si no podemos acceder a sus obras ¿cómo vamos a saber lo que escribieron, disfrutarlo, criticarlo e incluso difundirlo? Esto nos lleva a la segunda consideración que puso en marcha este artículo de hoy: una llamada del artista Carlos Cuenllas en las redes para ampliar una lista previa lanzada sobre escritores/as leoneses/as (por nacimiento o adopción) para la que pedía colaboración popular «una primera lista, decía, hecha rápido (en la que) faltan muchos y hay muchos errores». En el momento en que me llegó había 279 nombres con solo 66 de mujeres. De los que pudiéramos considerar como históricos, apenas un par de ellos femeninos; autoras como Dolores de Gortázar, Consuelo Sáenz de la Calzada, Faustina Álvarez, Manuela Rejas y algunas más, faltan en esa lista, lo que es indicativo de lo poco presentes que han estado en nuestra historia. Sé que desde ese momento la lista ha aumentado, espero que la proporcionalidad también y, con ella, la curiosidad por descubrir a las mujeres leonesas que a lo largo del tiempo han ido tejiendo nuestras letras.
Mientras tanto recordar que la BNE nos advierte que su lista es abierta y colaborativa y que cualquier persona puede ayudar a su elaboración y enriquecimiento proponiendo correcciones de errores, datos o nombres que no consten en los catálogos de la BNE. Es una forma de contribuir para dar a conocer una parte importante de nuestra historia literaria.
Autoras leonesas y dominio público
Esta es una referencia real para seguir el rastro a las obras, aunque en el caso de las autoras (y aún más de las leonesas) ese rastro sigue siendo muy escaso para quienes fallecieron en décadas anteriores, circunstancia que redunda en su generalizado desconocimiento
17/01/2023
Actualizado a
17/01/2023
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